En J.Araque se encuentran todo tipo de molduras
En J.Araque se encuentran todo tipo de molduras - BELÉN RODRIGO
Negocios centenarios

El taller de marcos que embelleció los lienzos de los museos de Madrid

Pintores bohemios y literatos compartieron tertulias con Juan José Araque, fundador del negocio de molduras

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Con apenas 16 años, y recién casado, Juan José Araque abrió su tienda de marcos y cromos J. Araque, en la entonces llamada calle ancha de San Bernardo. Había conocido a su mujer, Juana Blanco, en una tienda de marcos en la calle Atocha, donde trabajaban, y como no era ni tan siquiera mayor de edad su nuevo establecimiento tuvo que quedar provisionalmente al nombre del tío de su esposa, llamado Joaquín. Una curiosidad de la cual la familia se ha enterado recientemente, «nos informaron en el Ayuntamiento, porque es como consta en el registro», cuenta a ABC Joaquín Araque, nieto de Juan José, quien está ahora al frente del local. «Mi abuelo era un buen vendedor con un gran don de gentes.

Gran aficionado a los toros, tuvo buenos amigos en el mundo taurino y de las letras», añade Joaquín. Por aquel entonces muchos de sus clientes eran pintores bohemios y también del mundo literario. Y algunas de los cuadros que por allí han pasado se encuentran en conocidos museos enmarcados con molduras de J. Araque. Tal y como se puede ver en las fotos antiguas que se conservan, en la tienda se realizaban molduras y los llamados cromos, como una especie de póster.

Molduras holandesas
Molduras holandesas - B.RODRIGO

Juan José trabajó con su mujer e instalaron su vivienda en la trastienda que ahora es el taller. Tuvieron cinco hijos. «Por aquellos tiempos era todo manual, se montaba el marco pieza a pieza utilizando herramientas diferentes a las de ahora», reconoce Joaquín Araque. Muy conocidas eran por entonces las molduras holandesas, con madera muy trabajada. Su padre Joaquín, el cuarto descendiente, empezó igualmente joven en el negocio, «repartiendo cuadros en una mochila». Contaban con la ayuda de un empleado, Salvador, que acabó por ser uno más de la familia. En esta segunda etapa hubo mucho trabajo gracias a los pedidos de Galerías Preciados ya que eran sus proveedores. Otro pico de trabajo fue con los pedidos de Coca-Cola, «les realizamos muchas molduras para su publicidad». Padre e hijo, maestros artesanos del gremio, fueron consolidando el negocio.

Por su parte Joaquín, la tercera generación de Araque, también empezó joven en este oficio. Empezó a estudiar Medicina pero echó una mano a su padre, que tuvo un infarto, y acabó por no irse nunca. Su hermana Ana María, que estudió Arte y Decoración, también trabajó en el negocio y ahora su hijo Héctor se ocupa de la otra tienda, en la Ciudad de los Periodistas.

Molduras de madera

En J. Araque se encuentran más de 900 referencias de molduras. «Antes vendíamos más volumen y ahora más variedad», recuerda Araque. En el taller utilizan siempre madera para las molduras «que durante los primeros 40-50 años van a estar perfectas». Hay muchos tipos de maderas y por tanto los precios varían conforme su calidad y diseño. Una moldura sencilla y pequeña cuesta alrededor de 15 euros mientras que aquellas que utilizan maderas talladas y muy trabajadas pueden subir a los 300 euros o incluso mucho más si las dimensiones son muy superiores.

En la trastienda se conservan trabajados marcos en las puertas
En la trastienda se conservan trabajados marcos en las puertas - B.RODRIGO

Por este taller pasan muy diferentes encargos, «algunos muy clásicos y otros minimalistas». Todos los clientes, si así lo desean, son asesorados para elegir el mejor marco. «En algunos casos es difícil hacer cambiar de opinión a los que llegan con una idea fija pero otras escuchan nuestras sugerencias y después eligen». En cualquiera de los casos en este taller llevan a cabo todos los pasos: medir, cortar, ensamblar, colocar los cristales, la parte de atrás, el paspartú, el papel engomado, etc… «Las máquinas han evolucionado mucho, facilitando el proceso del montaje», reconoce Araque. A pesar de todo no se puede evitar el desperdicio de la madera, «al menos ocho veces e ancho de la madera».

En esta casa trabajan con muchos decoradores y pintores preparando salas de exposiciones y galerías. «Un marco es decisivo a la hora de exponer un cuadro, tanto lo mejora como lo estropea», recuerda Joaquín Araque. Sus hijas, por el momento, han seguido sus respectivas carreras profesionales, «no sé si en un futuro cambiarán de idea». Pero la sucesión del negocio está asegurada con Héctor López Araque, bisnieto del fundador. Este gremio se ha reducido mucho en los últimos años, «han desaparecido negocios de este tipo» pero Araque sigue fiel a su filosofía manteniendo este arte artesanal y minucioso.

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