La retirada del cadáver, el 21 de junio de 2014
La retirada del cadáver, el 21 de junio de 2014 - ÓSCAR DEL POZO

Sucesos710.000 euros para la familia del militar aplastado por un árbol del Retiro

La aseguradora del Ayuntamiento quería pagar según el baremo de accidentes de tráfico

MADRID Actualizado: Guardar
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La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha confirmado la sentencia por la que se condenaba a la aseguradora del Ayuntamiento de la capital, Zurich, a abonar 710.000 euros a la familia de Carlos Álvarez García-Arcicollar. Este militar de 38 años falleció el 21 de junio de 2014 tras caerle una rama de 400 kilos en el Parque del Retiro, ante sus dos hijos, de apenas 1 y 4 años.

La singularidad del fallo es que desestima el recurso de la compañía que pretendía que la indemnización se calculase según el baremo de accidentes de tráfico. La sentencia inicial, de 22 de diciembre de 2015, establecía el pago, «por daños y perjuicios», de 400.000 euros a la esposa; 150.000 a uno de los dos hijos; 120.000 al otro, y 20.000 a cada padre de la víctima mortal.

El Consistorio, en un principio, se adhirió a la petición de que se valorara el monto según el baremo de accidentes de tráfico; sin embargo, tras un informe en sentido contrario del Consejo Consultivo de la Comunidad, se retiró de esa propuesta, y avaló el pago de los 710.000 euros. Pero Zurich siguió adelante, por su cuenta, con la postura inicial y recurrió en apelación.

La aseguradora se basaba en dos aspectos: que el Ayuntamiento concedió esos 710.000 euros, siendo superiores a los 620.000 reclamados; y que existía, según su criterio, una «falta de justificación de las indemnizaciones fijadas en la sentencia y había una desorbitada cuantificación de éstas».

El abogado de la familia, José Antonio Guzmán de Lázaro Mateos, experto en litigación civil-mercantil y en arbitraje, considera que, «fuera del ámbito circulatorio, los perjudicados deben ser íntegramente reparados con el principio de libre valoración judicial».

Aquella tarde de junio, Carlos Mariano Álvarez García-Arcicollar estaba sentado a la sombra, debajo de una falsa acacia centenaria —de entre 20 y 25 metros de alto y un metro de diámetro de tronco—, jugando con sus hijos. Hacía tiempo mientras su mujer visitaba a un familiar en un hospital de la capital. Era vecino de Fuensalida (Toledo). Sargento primero del Ejército de Tierra, había estado en misiones internacionales en Líbano y en Bosnia.

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