Sin verbena de La Paloma, pero con mantón de Manila

El Covid-19 dejó al centro sin fiestas ni procesión en una jornada marcada por el recuerdo a las víctimas

Los bomberos, con las mascarillas, en el descenso del cuadro de la Virgen de La Paloma GUILLERMO NAVARRO

Marta R. Domingo

Hace un año que Isabel Díaz Ayuso entraba en la ermita de la Virgen de la Paloma tras haber recibido los abrazos, besos y enhorabuenas de los madrileños un día después de ser investida presidenta de la Comunidad. Aquel 15 de agosto de 2019, hablaba de sus planes de gobierno, de rematar la aprobación de Madrid Nuevo Norte, atajar la contaminación en la Comunidad y desplegar el Metro de Madrid. Ayer, después de doce meses sin precedentes, las mascarillas tapaban las sonrisas y el contacto era mínimo, apenas con el codo . El clima predominante en la capital fue de recogimiento y casi de luto, con la memoria puesta en las víctimas del Covid-19 y todos los esfuerzos enfocados en superar la pandemia dejando el menor daño posible.

Frente al barullo y la muchedumbre habitual que se congregaba en la calle de la Paloma antes de la misa solemne, ayer apenas se concentraron a las puertas del templo unas decenas de feligreses. En esta ocasión el cardenal Carlos Osoro , arzobispo de Madrid, tuvo que celebrar la Eucaristía con aforo limitado y a puerta cerrada. La pandemia del Covid-19 obligó a cancelar las fiestas de San Lorenzo, San Cayetano y, ayer, la de la patrona popular de los madrileños. Esta semana, el barrio de La Latina estaba irreconocible, más silencioso y vacío de lo habitual.

Chotis con mascarilla

A pesar de no haber verbenas, puestos de limonada y entresijos ni procesión de la Virgen, los madrileños no renunciaron a bailar chotis –siempre con mascarilla– y a engalanarse para la ocasión con su bata, el mantón de Manila y los claveles rojos en los chalecos de los hombres. «Hemos sentido cosas muy especiales este año, Madrid ha sufrido mucho y no queríamos dejar de venir, para dar un toque de alegría a los vecinos», expresaron a ABC Carmen y David, una pareja de Chamberí ataviada con el traje de chulapo que arrancó los aplausos del resto de visitantes tras deleitarlos con sus elegantes pasos de chotis.

Una pareja, bailando el chotis en las fiestas de La Paloma GUILLERMO NAVARRO

«El día la Virgen de la Paloma es el día del pueblo y son las fiestas más castizas, las mejores. A la virgen le vamos a pedir que ojalá se normalice la situación, los madrileños hemos salido de muchas cosas y de esta también saldremos», desearon, a su vez, otra pareja de madrileños, que esperaba a las puertas del templo a que se expusiera el cuadro de la Virgen para poder venerarlo.

Al contrario que el resto de años, la entrega de los premios Palomas de Bronce, que otorgan los bomberos del Ayuntamiento, se celebró horas antes en el Patio de Cristales de la Casa de la Villa , en la antigua sede del Ayuntamiento. En esta ocasión, quisieron hacer un reconocimiento a las personas, organismos e instituciones que han encarado la gestión de la pandemia.

En nombre de los bomberos, el presidente de la hermandad Virgen de la Paloma-Bomberos de Madrid , Felipe García, agradeció a los responsables de Policía, Salud y Emergencias su trabajo durante el estado de alarma, y también tuvo palabras de reconocimiento a quienes han pasado la enfermedad y a los fallecidos «que se han ido pero que nunca dejarán de estar presentes». Los bomberos también premiaron la cohesión política municipal para paliar la crisis y ver que «el futuro es la prioridad».

Por su parte, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, que presidió la ceremonia, afirmó que el único mérito de los responsables políticos es haberles seguido y estar a la altura de la sociedad civil. «Pocas veces ha estado más justificado que los niños quieran ser bomberos», afirmó el primer edil, con orgullo hacia el Cuerpo.

«Los Bomberos ha sido uno de los cuerpos que más se ha entregado, como siempre hace. Ellos corren hacia donde los demás huyen, y han estado a las duras y a las maduras», les halagó también la vicealcaldesa, Begoña Villacís , que expresó que ayer era «obligado parar un poco y reflexionar por lo que ha pasado esta ciudad y todas las personas que no están viviendo este día».

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