Rulo y la contrabanda: éxito en un recinto extraño

Ed is dead, Marlon y Rulo aceleran la desescalada en el BMW Drive In Fest

Concierto de Rulo y la contrabanda, en el Autocine de Madrid DE SAN BERMARDO

Arcadio A. Falcón

Mientras los coches ocupaban sus cubículos imaginarios sobre la grava del Autocine mi mente viajó a alguna serie de dibujos animados. Sé que estuve una vez en este mismo sitio y tengo buen recuerdo pero la memoria me falla.

La verdad es que la logística no parecía nada fácil y hay que alabar el trabajo de organización porque todo funcionó como la seda. Ed is Dead fue el encargado de amenizar la entrada al recinto con una buena sesión electrónica.

Tras los anuncios de seguridad e higiene y con los cláxones de los coches haciendo el papel de los aplausos salieron a escena Marlon , una banda de jóvenes que visten como el yerno ideal pero llevan la música del diablo en las venas.

Abrieron fuego con «Cosas que no se pagan con dinero» , una canción dinámica que presenta todos los recursos del rock clásico.

Siguieron con una buena balada, «Mi maldición» , donde dominaron las dos guitarras.

«Me supo a poco» y «Morfina» reforzaron ese lado sensible de la banda aunque en esta última la voz del cantante Adrián Roma dejó bastante que desear, desafinando a en los coros.

«Tequila y Candela» fue una de las mejores canciones de la noche, una bonita rumba muy orgánica con un cajón flamenco sustituyendo a la batería para darle aún más color Español al tema.

Se despidieron antes de dejar paso a Rulo con «Volveré» y «Mi Macarena» , dos de sus canciones más populares.

Saltó entonces a escena Rulo con su estética de forajido y voz alicaída. Empezó con «Todavía» , canción de su último disco que ha reeditado recientemente con Álvaro Urquijo y los Secretos. «Verano del 95», también del último trabajo «Basado en hechos reales», terminó de activar a un público al que no pareció importarle la extraña situación de ver un concierto en una explanada.

La música de Rulo bebe sin duda de las influencias rockeras americanas. Con un órgano muy efectivo, las canciones se mueven en ese groove a medio tiempo que caracteriza a la rama más depurada del rock sureño.

«Me gusta» , uno de sus mayores éxitos, hizo las delicias del respetable que, aunque aplaudió mucho a los teloneros, venía sin duda a ver al músico cántabro.

Después ocupó el piano para donde, con autoridad y bastante gusto, dirigió a la banda por dos canciones redondas y simples, que no sencillas.

Aunque no hace un trabajo esencial en el directo se nota que Rulo toca bien la guitarra. Parece uno con la Fender y los acordes que sí hace rellenan los pocos espacios que deja una banda sobresaliente. Un excelso batería, el color del órgano y las potentes guitarras funcionan muy bien sobre el poderoso bajo de Laura Gómez que estuvo muy seria en todo momento.

El compositor dejó también un bonito homenaje a Pau Donés, interpretando «Completo Incompleto» una balada elegante y emotiva.

Rulo y su contrabanda se despidieron con «32 escaleras», un efectivo single lanzado hace ya cuatro años.

Continúa la desescalada y el pueblo español sigue desperezándose. Que no pare el ritmo.

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