Los restos arqueológicos de Bailén: caballerizas, argamasa... y hasta las vías del tranvía

El subsuelo que rodea la plaza de España y el Palacio Real guarda tesoros

Últimos restos encontrados en Plaza de España, esta vez en la calle Ferraz

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El pasado día 10 de agosto, sábado, Bailén se corta al tráfico para realizar las obras de remodelación de la plaza de España. El día 19, lunes, se levanta el asfalto de la zona anexa al edificio del Senado con una máquina fresadora. El equipo de arqueólogos observa que allí no hay tablero, y «parece que la calle apoya directamente sobre el terreno que creíamos más originario», explican los expertos. Eso les pone en alerta.

Allí descubren restos de adoquinado y, encastradas en ello, las vías del tranvía. «Esta línea se construye durante los años 30 del siglo XX», por lo que nada había alterado el suelo por debajo de ello. «Las posibilidades de que se conservasen restos en este tramo se multiplicaban», prosigue el informe.

«Dos varas castellanas»

El día 20 empiezan a vislumbrar, a última hora de la tarde, restos de muros. Con maquinaria más ligera, comienzan el desescombrado con cuidado y empiezan a documentarse restos de estructuras que parecen corresponderse con muros maestros –de la anchura «de dos varas castellanas»–.

Hay también una zona cuadrada, que los arqueólogos interpretan que «podría corresponder a una caja de escalera» y cuenta con una losa de piedra que podría formar parte de la losa base de la que partiría una escalera de peldaños de piedra.

Hay restos de muros, el marco de una puerta y una caja de escalera

Hay dos piedras de granito de grandes dimensiones que aparecen rotas y separadas unos 2 metros entre ellas y que «supone posiblemente la presencia de un vano». Y, en las proximidades, también se ha descubierto otra pieza que podría identificarse con el marco de una puerta o una ventana.

Está por determinar aún a qué corresponden todos estos elementos, aunque la arqueóloga Esther Andreu entiende que, por el tipo de materiales utilizados y la argamasa o el tamaño de los ladrillos, podría tratarse de una de las dos ampliaciones de las caballerizas reales de Felipe II, del siglo XVI. Aunque las estancias originales estuvieron en la zona sur del Palacio, la experta afirma que está documentada una ampliación –la segunda que se hizo– en esta zona norte.

De rey a rey

Allí también están –y es posible que salgan a la luz durante las próximas excavaciones– lo que queda de las Caballerizas Reales que Carlos III le encargó construir al arquitecto Sabatini en el siglo XVIII, y que fueron derribadas en tiempos de la II República. Eran de enorme tamaño y albergaban en su interior hasta 400 caballos. En su inmenso guadarnés, de más de 48 metros de largo, se colocaban piezas de gran valor como monturas, trajes de gala y de época, reposteros y caparazones bordados en plata y oro.

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