Parroquia de San Juan de la Cruz: arquitectura majestuosa y espacio abierto

El templo está lleno de motivos de la vida del religioso, cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con Santa Teresa de Jesús

ERNESTO AGUDO

Don Sebastián se levanta de la mesa y camina hacia un pequeño cuarto anejo a la sacristía, espacio multifunciones que se diría ahora. Regresa con un libro de cuentas, algo más que de cuentas, que lleva en la etiqueta una portada con el título de Inventario. El haber y el debe de la historia. Don Sebastián sale de su introversión aparente, a medio camino entre la prudencia y el recato, o el recaudo de una vida que se reserva. «Mira lo que dice este libro, que escribió el que fuera párroco don Francisco Gil Peláez, a modo de historia de la parroquia. El 21 de junio de 1942 se erigió mediante decreto publicado en el Boletín Oficial de la diócesis de Madrid. Los comienzos fueron en la calle Ponzano número 79, en las Madres Carmelitas Descalzas . Luego se cedió el solar para la edificación del templo».

La historia de la parroquia dedicada a San Juan de la Cruz (situada en el número 2 de la plaza del mismo nombre), como si le pesara mucho la historia y ser solo historia significa ser algo más que historia, se va desgranando por el hablar calmado de don Sebastián Martínez Pérez, el párroco que lleva aquí diecisiete años y que puede ratificar con su entera vida sacerdotal cada una de las páginas de este libro abierto, que es más que inventario, la vida de una parroquia, comunidad de fe también en el tiempo .

Como si la magnificencia del templo , –espacio rectangular cubierto de madera iluminado por círculos luminosos de alabastro–, obra de los arquitectos Miguel Ángel García Lomas, Guillermo Diz y Mesa, José Gómez Mora y José María Rodríguez Cano, se impusiera ante todo lo demás. Como si el continente pudiera sobre el contenido, como si los Nuevos Ministerios , que ya son viejos, fueran amenaza de sombra, antes alianza. Pero volvamos a la historia.

Don José María Serrano García fue el primer párroco de San Juan de la Cruz, artífice de la construcción, de las relaciones, de las posibilidades, del futuro desde 1952 a 1966. El 23 de mayo de 1954 puso la primera piedra, cómo no, el patriarca Eijo y Garay que inauguró y bendijo la construcción el 11 de octubre de 1962 en una solemne ceremonia que tuvo como padrinos al Excelentísimo ministro de Obras Públicas don Fernando Suárez de Tangil y Angulo, conde de Vallellano, y al Excelentísimo señor conde de Mayalde, alcalde de Madrid, don José Finat y Escrivá de Romaní. Otros tiempos, Iglesia, arquitectura de masas .

El mural imponente, como el espacio del presbiterio, como el altar mayor, diez metros por once con ochenta, es obra del pintor boliviano Arturo Reque Meruvia, esencia y presencia de Cochabamba, motivos de la vida de San Juan de la Cruz , que era él, el santo, todo pequeño, el pequeñín de Santa Teresa de Jesús y aquí es grande, muy grande y está muy alto para dar a la caza alcance, quizá.

No he dicho aún que a don Sebastián le acompañan como sacerdotes don Eduardo José Anaya de la Rosa y don Francisco José Bueno Pimienta, según la Guía de la Archidiócesis, y pronto se incorporará don Modesto, que trabaja en la Conferencia Episcopal.

Comunidades de futuro

Y tampoco he dicho que en esta parroquia está al sede de la Deleju, la Delegación de Juventud de la diócesis, y que fue punto de encuentro y centro de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). JMJ de Madrid solo hay una. Ahora sigue ahí ensayando la orquesta y el coro. Aquella JMJ, que aún recuerda Benedicto XVI, que hizo que, por última vez, se llenaran los bancos de la Iglesia con las misas y las catequesis de los obispos italianos. La Deleju está en un edificio anexo a otros espacios y locales varios pendientes de destino. Para los treinta niños de catequesis de Infancia, la veintena de adolescentes y la decena de catequesis de Confirmación, el grupo de catequesis de mayores y las reuniones del grupo de liturgia. Eso, sin olvidar a los voluntarios de Cáritas, que atienden el ropero, distribuyen alimentos, y hacen la acogida, los espacios de la parroquia son suficientes. Pequeñas comunidades en el futuro, que decía Benedicto .

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