Orcasitas recuperará su «iglesia rota» como centro medioambiental en 2020
Las obras, para las que se destinarán 3,95 millones de euros, arrancarán este enero y se prolongarán 18 meses
Un aluvión de extremeños, castellano-manchegos y andaluces llegaron a Madrid empujados por la falta de trabajo en la España rural durante la posguerra. A medio camino entre la esperanza y el temor de la incertidumbre, muchas familias se arremolinaron en los alrededores de la Maris Stella, la capilla privada que la familia Orcasitas había encargado construir a principios del siglo XX. La «iglesia rota», como se la conoce en el barrio por las huellas que los obuses de la Guerra Civil dejaron en sus fachadas y en su cúpula , fue desacralizada en 1985, tras la construcción de una nueva parroquia en la meseta de Orcasitas. Desde entonces, cayó en el olvido y la degradación, pese a que varias iniciativas vecinales apostaron por recuperarla. Por fin, tres décadas después, el templo, considerado como uno de los mayores iconos patrimoniales de Usera, resucitará en 2020, esta vez, como «Centro de Interpretación Ambiental del Parque de Pradolongo».
El Ayuntamiento de Madrid ha licitado un contrato por valor de 3.951.068 euros para restaurar y recuperar la Maris Stella. Según explicaron a ABC desde la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), las obras comenzarán el próximo enero y se prolongarán, si no hay ningún inconveniente técnico, dieciocho meses.
La «estrella de mar», el significado del nombre original de la iglesia, ha tenido muchas vidas. «Durante los años 40 y 50 funcionó como comedor, dispensario de salud y colegio de referencia para los hijos de los trabajadores que habían emigrado a la capital», cuenta a este diario el portavoz de la Asociación de Vecinos de Orcasitas, Paco Palomera , una de las entidades impulsoras de la rehabilitación de este espacio.
«Cuando se quedó sin uso se propuso derribar el edificio. Nos opusimos y protestamos porque es nuestra referencia para los que nacimos y viviemos en el distrito: muchos se han casado y han bautizado a sus hijos aquí. Su cúpula rota ha sido el icono del barrio durante muchos años», expresa Palomera, uno de los 350 vecinos que participó entre octubre y diciembre de 2016 en los talleres de deliberación para plantear las líneas generales del proyecto.
Es el emblema de Orcasitas porque la Maris Stella evolucionó a la par que el barrio: para dar cabida a una población cada vez mayor, se amplió el templo con cuatro naves situadas en los cuatro ángulos de la planta con forma de cruz griega. Y fueron los propios feligreses quienes reconstruyeron la cúpula dañada en la contienda.
«También se deterioró mucho durante los años de la droga y ha sufrido okupaciones», recuerda Palomera, que aspira a que tras las obras se convierta en «un centro de referencia para Madrid , un recurso de ciudad» que «sirva para terminar de regenerar Orcasitas».
Interior en ruinas
Según está previsto en el pliego técnico del contrato, en la Maris Stella se llevarán a cabo « actividades medioambientales » como la «formación orientada al empleo de jóvenes en esta rama, la promoción de itinerarios del parque, historia y naturaleza del entorno, salas de exposiciones y proyecciones, talleres, laboratorios, una biblioteca especializada en medio ambiente y otros eventos culturales y sociales».
Bien protegido
En concreto, en cuanto a la restauración de la iglesia, que abarca 611 metros cuadrados , se recuperará el edificio histórico para convertirlo, aprovechando su buena acústica, en un salón de actos, para recitales y como espacio multiusos. «Donde estaba el altar, se ubicará el escenario principal y donde la sacristía se situará un espacio de apoyo con vestuarios», explica a ABC el arquitecto de la EMVS y coautor del proyecto, Horacio Fernández del Castillo .
El edificio, que desde los años 80 forma parte del Catálogo de Edificios Protegidos de la Ciudad por sus «características constructivas» y su «gran interés», ha tenido que ser sometido a unas obras de acondicionamiento previas por 177.903 euros . Mientras se adjudica el proyecto y se llevan a cabo los trabajos, la Junta de Usera ha desbrozado la zona y vallado el perímetro, además de instalar fontanería y electricidad en la finca, que se extiende por una superficie total de 3.566 metros cuadrados. «Se consolidó la cubierta hace unos años para que no entrase agua, pero por dentro está en ruinas. La volumetría está bien, pero hay que consolidar su estructura, que se hizo con materiales pobres», cuenta Fernández del Castillo, que elaboró el proyecto junto a Mavi Sánchez.
En cuando al edificio anexo, de 690 metros cuadrados, también en ruinas, se demolerá por completo y se construirá en su lugar un nuevo pabellón polivalente y flexible, donde se realizarán los talleres, cursos y todo tipo de reuniones. «Será un edificio de consumo nulo, cuya energía se basará en placas solares y aerotermia», especifica el arquitecto.
Donde ahora se sitúa el almacén de piraguas, que ocupa 320 metros cuadrados, se levantará un inmueble de dos plantas para uso deportivo y recreativo. En el sótano se instalarán los vestuarios y un espacio cubierto con acceso desde la zona del lago del parque de Pradolongo. Y la planta baja se acondicionará para albergar una cafetería, con vistas panorámicas a la gran plaza principal y al estanque.
Por último, se transformará el descampado que rodea a la iglesia en un espacio ajardinado. «Se mejorará el pavimento, se plantarán árboles y se cubrirá alguna parte para crear una plaza para diferentes usos: cine de verano, representaciones...», indica el arquitecto del proyecto.
La restauración y pervivencia de la Maris Stella supone recuperar la memoria de Orcasitas, ya que el templo se erige en el corazón de Pradolongo como testigo de aquellos primeros poblados de casas bajas humildes, que no contaban con ningún tipo de suministro y que constituyeron el primer núcleo urbano del barrio.
