Los okupas de La Ingobernable querían reventar la Cumbre Mundial del Clima

Iban a utilizar como centro logístico el edificio ayer desalojado y acoger a ecologistas radicales de fuera

El inmueble estaba en un estado de limpieza, higiene y conservación lamentable, según el Ayuntamiento ABC / Vídeo: Esta es la historia de La Ingobernable

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Cuando faltan apenas tres semanas para que arranque la Cumbre del Clima de Madrid, que se celebrará en Ifema entre el 2 y el 13 de diciembre, el Ayuntamiento ha desalojado por fin La Ingobernable : se trata del gran edificio municipal que fue usurpado el 6 de mayo de 2017 a manos de los que entonces conformaban el principal movimiento okupa de la ciudad, el Patio Maravillas, y del que salieron varios concejales de la anterior corporación de Manuela Carmena, incluido el edil de Seguridad, Javier Barbero.

Aquella noche, mandos de la Policía Municipal consultados por ABC ofrecieron al concejal responsable acudir a Plaza de Castilla e interponer una denuncia por la acción de los radicales, de modo que el juez de guardia pudiera ordenar la evacuación del inmueble del paseo del Prado por el trámite de urgencia, en las primeras 24 horas. Pero Barbero se negó. También la Delegación del Gobierno brindó la ayuda de sus «antidisturbios» para el desalojo. Nueva negativa. Y, así, hasta que en esos dos años y medio los antisistema se fueron haciendo fuertes y autoproclamándose los símbolos de la cultura «real», el feminismo radical y los defensores del medio ambiente.

Fuentes policiales indicaron a este periódico que La Ingobernable se preparaba para ser «el gran centro logístico, donde, a través de redes sociales, estaban contactando para meter a ecologistas radicales allí, de fuera de Madrid, y reventar la Cumbre del Clima . También había anarquistas, la sección más violenta antisistema. Se habían radicalizado.

Existen informes policiales que hablan de que, durante al menos dos semanas anteriores a la acampada contra el cambio climático en Nuevos Ministerios, donde se encuentra el Ministerio de Transición Ecológica, La Ingobernable fue el cuartel general donde se preparó todo.

«El riesgo para la salubridad, la ausencia de control de aforo y de garantías eran un serio peligro para las personas», remachan desde el Consistorio

El desalojo de ayer se produjo menos de un mes después del de La Dragona, el pabellón del cementerio de la Almudena que llevaba en manos de los anarquistas desde 2008. Fue una promesa del alcalde, J osé Luis Martínez-Almeida , y de su delegada de Seguridad, I nmaculada Sanz , el denunciar formalmente ambos casos, a diferencia de lo que hizo la exjuez Manuela Carmena. En 2015, siendo regidora Ana Botella , cedió el inmueble a la Fundación Ambasz para demolerlo y edificar en su lugar un museo. En 2018, Ahora Madrid rompió el acuerdo y tuvo que abonar 1,4 millones a la entidad en concepto de indemnización. También lo blindó para que no se pudiera derribar, dado que cuenta co n un nivel 3 de protección patrimonial (ambiental y parcial). Ahora, el Área de Obras se ha hecho cargo de él, para comprobar su estado interior y estructura. Lo primero que ha hecho ha sido asegurar la carpintería exterior para garantizar su integridad.

Los «inquilinos» se fueron del edificio, situado junto a CaixaForum, por lo que no hubo incidentes

Tras agotar el 28 de agosto la vía administrativa para que abandonaran el edificio de forma voluntaria, recurrió a la judicial. A las 3.20 horas la Policía Municipal ejecutó la orden del juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 16, del 7 de octubre. Más de 130 agentes de distintas unidades, entre ellas las UAS y 32 vehículos , formaron el dispositivo. Los «inquilinos» se habían ido a medianoche, por lo que no hubo incidentes.

«La Ingobernable no es un movimiento social, es un movimiento 'facial' que ha costado a los madrileños 1,4 millones de euros», subrayó Almeida. Sanz puso el acento en el lamentable estado del edificio. Toda la manzana hasta CaixaForum se rodeó de vallas y de furgones.

«Se están poniendo cierres para que no sea okupado de nuevo. El dispositivo policial permanecerá todo el tiempo que haga falta», remachó. Se prepara un inventario de todo lo que hay dentro para poder evaluar en qué condiciones están los muros y las instalaciones. Una de sus grandes preocupaciones eran las «actividades ilegales de toda índole que se realizaban, con serios riesgos en materia de salubridad y de seguridad». «La Ingobernable es Indesalojable», proclamaron portavoces del colectivo en redes sociales.

La Ingorbenable tenía un bar ilegal, La Cafeta, que servía bocadillos y hamburguesas veganas
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