CURIOSIDADES DE MADRID

La importancia de Madrid en la historia de la cerveza

La capital, desde el ascenso a la corona de Carlos I, ha jugado un papel fundamental en el arraigo de esta bebida en España

Madrid Actualizado: Guardar
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La cerveza, salvo contadas excepciones, es considerada como el lubricante perfecto para cualquier tipo de reunión; su origen, sin embargo, no suscita la misma coincidencia. Existen teorías que sitúan su nacimiento en el antiguo Egipto, hace unos 5.000 años, si bien aquella bebida no se asemeja demasiado a lo que hoy conocemos. En cualquier caso, sí puede considerarse como un precedente fiable, como los primeros apuntes de una evolución que ha llegado hasta la actualidad. En ese proceso, alcanzado el siglo XVII, Madrid tuvo un papel fundamental en su introducción en España.

Numerosos historiadores ubican la llegada de la cerveza a España con el desembarco de la corte flamenca de Felipe I y, después, de su hijo Carlos I.

Varios escritos dan fe de que el segundo monarca, en sus retiros en el Monasterio de Yuste (Cáceres), bebía una cerveza importada desde Flandes. Entonces, la popularidad de esta bebida era más bien pobre, reservada para la Corte y superada por el vino, que en cualquier caso tampoco tenía nada que ver con lo que hoy conocemos. Poco apreciada en los estamentos sociales más bajos (la inmensa mayoría de la población), quedó relegada a un consumo casi exclusivo. Puede decirse que las primeras cañas de cerveza que se bebieron en Madrid fueron para la casa de los Austrias en el Real Alcázar, asentado en el terreno donde actualmente se sitúa el Palacio Real, edificado sobre las cenizas de su predecesor.

La experiencia de cuatro siglos confirma que a los madrileños les ocurrió como a cualquiera que prueba la cerveza por primera vez: al principio no te gusta, pero luego le coges el punto. Y tanto. Si en los primeros años del XVII solo era fabricada por artesanos cerveceros extranjeros, poco a poco fue calando hasta acoplarse definitivamente en el ritmo comercial de la ciudad. Primero en Madrid; después en el resto de la geografía nacional. Hasta 1791, según indica Francisco Feo Parrondo en su escrito «La Industria Cervecera en España» (Universidad Autónoma de Madrid), los sucesivos reyes concedieron rentas escalonadas para la producción, comercialización y abastecimiento de cerveza. En 1643, en la capital, se concedió el privilegio de producir y comercializar cerveza en la capital a Tomás de Ugarte y Daniel Morán por mil ducados anuales.

Después, un puñado de cifras marcan el desarrollo de la industria cervecera en Madrid, con una importancia capital. El 18 de marzo de 1791, el rey Carlos III liberaliza el sector y permite la entrada y venta en la ciudad de la cerveza procedente de cualquier fábrica nacional. No solo eso, también se comienza a exportar embotellada a América. Así, el consumo se disparó hasta regar los gaznates de todo hombre, con independencia de su condición. Según Feo Parrondo, en 1848 había seis grandes fábricas de cerveza en Madrid: Santa Bárbara, Lavapiés, Leganitos, Libertad, Universidad y Bastero, con una producción de unas 40.000 arrobas (una unidad de peso en desuso que equivale a unas 25 libras).

El final del siglo XVIII y el comienzo del XIX fueron el despegue definitivo de la cerveza en Madrid. En 1890, Casimiro Mahou Bierhans da forma a la que hoy es considerada como la caña o botellín más alabada de la capital; y en 1900 se fundó El Águila, una cervecera cuyo inmueble es en la actualidad un tesoro patrimonial de la región.

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