San Germán, el icono de la parroquia
San Germán, el icono de la parroquia - ERNESTO AGUADO

Iglesias de MadridSan Germán: una parroquia arteria del Evangelio «Que hable el amor»

El lema de la iglesia representa la caridad y el cristianismo hacia los demás desde hace 50 años

MADRID Actualizado: Guardar
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En la Iglesia, «Dios pasea con nosotros». Palabras de San Germán de Constantinopla. Algo tiene la parroquia de San Germán de Constantinopla, siglo VIII, cuando en mis devaneos parroquiales de los últimos tiempos, muchos me decían «San Germán, que es una sorpresa». Que si los jóvenes de San Germán, más de 150, se van a la Jornada Mundial de la Juventud de Polonia; que si los retiros de Emaús de fin de semana, que tienen revolucionada a media sociedad madrileña; que si el grupo de teatro que el domingo pasado representó «El perro del Hortelano», de Lope de Vega, dirigida por Lucía Gilsanz, de la compañía «El saco de San Germán», con éxito de crítica y público, por cierto; que si una «Cáritas Multiplica» que está viva; que si los campamentos de niños; que si los curas jóvenes…

Mientras converso por primera vez con el párroco de San Germán, Enrique González Torres –un sacerdote a quien, después de cinco minutos de charla, parece que le conoces de toda la vida– descubro una parroquia arteria para el Evangelio. Su función: dejar que circule libre la gracia de Dios. Con más o menos historia; con más o menos obras de arte y milagros entre los muros de su estructura, una parroquia es una fuente en medio de la plaza pública.

Y es cierto. La parroquia de San Germán de Constantinopla, que hace esquina entre las calles del General Yagüe y Orense, pasa inadvertida al viandante, y no pasa nada. Su santo, el icono de San Germán, es, para los chavales, San Germán de «Ikea». Es más, por no ser, no fue construida como templo, sino como sala de cine. De ahí la inclinación en la planta del tempo hacia el altar, en plano inferior, permitiendo que el Cristo de madera del presbiterio se eleve sobre el horizonte de la vida. De ahí, la abundancia de puertas de entrada y de salida, una Iglesia en salida.

Fue don Eugenio Montero Morales un sacerdote de cuerpo entero, de los de la generación recia del Madrid del ignoto monseñor Casimiro Morcillo. El arzobispo llamó un día a don Eugenio y le dijo que el Concilio Vaticano II había pedido nuevas parroquias para estar cerca de la gente. El buen prelado decidió dividir el territorio de Santa María Micaela y Nuestra Señora de las Victorias. Ahí tenía, pues, don Eugenio el nombramiento, un sobre con 8.000 pesetas y la encomienda de buscar cuanto antes un lugar para decir la misa. Entran en juego el que fuera obispo auxiliar, don Ángel Morta, y el presidente de la constructora del Hogar del Empleado, el señor Romo, que era colaborador del padre Morales, fundador de la familia de Santa María, promotor de un edificio que iba a albergar un cine.

Por cierto, la prensa de aquella época, publica por esos días el siguiente reportaje: «Madrid termina 1965 con 323 nuevas parroquias». Subtítulo: «216 fueron creadas desde marzo a diciembre». Homenaje a don Casimiro Morcillo.

Ahora, San Germán es diseño de un cristianismo de ayer, de hoy, de siempre, muy fino en sus trazos y muy cercano, quizá porque Marta Esteban Zabalgo se encarga de la comunicación en la parroquia. ¡Toma ya!, gabinete de prensa incluido. Al párroco le auxilia el joven sacerdote Jesús Trullenque, y también están los sacerdotes Isidro Arnaiz, que fuera vicario judicial de la Archidiócesis, e Isidro Martín, procedente del bendito Toledo.

Obra social

La caridad de la parroquia es también arteria de creatividad. La acogida, abrazo de justicia, atendió a 555 personas, 72 familias. Cuantía económica del pasado año: 24.666 euros. Sumamos para multiplicar el Centro Educacional de Menores y el Centro Joven Tetuán, barrio de Castillejos, una casa de estudio y vida plena para los chavales marginados del barrio y un centro también de vida juvenil. Allí reciben la atenciones de la amistad, que es la primera.

La joya de la corona: el Economato Solidario «Cáritas Multiplica», porque las matemáticas de Cáritas siempre son de sumas y multiplicaciones. Abrió sus puertas en mayo del 2014 como proyecto de la Vicaría en un local cedido por el BBVA, patrocinador desde su programa de ayuda social. Se dispensan alimentos básicos a un precio no de mercado, sino de caridad infinita. En 2015 fueron atendidas 374 familias, un total de 1.332 personas. Allí colaboran 117 voluntarios, 63 en la gestión directa del economato y 54 en la valoración de la acogida. Con el instituto de la zona se sacan adelante el proyecto «Campeones» y el proyecto «Crear(r)te», que son dos formas de ser Iglesia compañía de vida.

Del coro de San Germán se pueden escribir muchas páginas. Sobre su primer director, Fernando Meseguer, allá por el año 68; el grupo de jóvenes que interpretaban polifonía religiosa algo más o algo menos yeyé, y la aportación de José Luis Cortés, famoso dibujante, que asumió la dirección entre el 72 y el 75 y que se trajo de Roma la obra del organista y compositor romano Marcello Giombini (1928-2003), sus «Salmos para nuestro tiempo». Quizá la guinda del pastel son los retiros de Emaús, una iniciativa de anuncio, de primer, segundo y tercer anuncio, que comenzó en Miami, y que Enrique González conoció por unas señoras de la parroquia que le hablaron un día de lo que a ellas les había cambiado el chip espiritual. Difícilmente clasificable, Emaús está haciendo furor por estos predios madrileños.

Experiencia a la que se han sumando ya las parroquias de Santa María de Caná, La Moraleja, San Juan Crisóstomo y la Visitación, de Las Rozas. Vasos comunicantes. Caminantes y servidores, discípulos de Emaús. Dicen que los testimonios son tan impactantes que la vida da un vuelco, y el corazón se hace nuevo al «partir el pan». No los organiza ninguna realidad eclesial o movimiento; son laicales y parroquiales, netamente parroquiales y netamente laicales, sin clericalismo al uso, vamos. Y más que hablar de estos retiros, me dicen, es mejor el evangélico «Ven y verás».

La parroquia, como todas, es también un mosaico. Tiene el único COF de la zona, perdón, Centro de Orientación Familiar, y además mantiene excelentes relaciones con la Casa Turca, posibilidad de diálogo interreligioso permanente, basado en buenas relaciones personales. Y los campamentos de Ribota con los niños de la catequesis, y la misión permanente en Pedernales, República Dominicana, y la Adoración Perpetua, que siempre tiene a alguien arrodillado en adoración, gesto noble donde los haya. «Que hable el amor», dice el párroco, y dice también la parroquia de San Germán, una sorpresa.

El interior de la parroquia de San Germán
El interior de la parroquia de San Germán - ERNESTO AGUDO
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