Hablan los afectados por Madrid Central

Los más críticos, las personas que carecen de alternativas de transporte público

Pablo Gutiérrez, presidente de OCEM Guillermo Navarro

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Muchos de los afectados por la medida «estrella» de Manuela Carmena de vetar a los coches contaminantes en el centro son trabajadores. Los que tienen que utilizarlo por obligación o, en caso contrario, emplear hasta el triple de tiempo en el trayecto. Algunos echaban humo. «Vivo en el Casar de Talamanca (Guadalajara) a 50 kilómetros de Madrid. Sin vehículo es imposible venir hasta aquí. Para entrar a las 5.15 horas salgo de casa a las 4.15. El primer autobús de línea que finaliza en Plaza de Castilla comienza su ruta a las 5.50 horas, luego, enlazaría con el metro. No tengo alternativa, tendría que dejar el trabajo». Eso decía Francisco Montero , camarero de un bar situado en la Glorieta de Atocha, justo en la frontera de la zona restringida. «Que conste que no me parece mal la iniciativa siempre y cuando se den soluciones y se amplíen los horarios de los transportes públicos», recalcaba.

Francisco Montero M. J. Á.

Su caso, seguramente es una excepción, pero la queja generalizada de muchos empleados era la falta de planificación municipal para los empleados de la zona afectada por las restricciones. Era el caso de Fermín Rivas , recepcionista de hotel. «Ahora lo dejo en un aparcamiento particular por 30 euros al mes. Pero cuando empiecen a multar de verdad no podré hacerlo: a cada matrícula le corresponderá una plaza. Y si vives en el quinto pino, como yo, toca fastidiarse», recalcó. «No puedo dejarlo en un parking público porque me saldría por un ojo de la cara. Y, para colmo, a mi coche no le corresponde ninguna pegatina medioambiental, así que me tendré que buscar la vida porque no puedo comprarme un coche», agregó.

Ramón Martínez , del sector servicios, abundaba en la misma idea. «Vivo en Valdemoro. Ahora me apaño y aparco aquí al lado, a cien metros. Cuando empiecen a multar no sé que haré. No podré. Estacionar en Puente de Vallecas o en Méndez Álvaro y venir hasta aquí en Metro y por la noche coger el "búho" para tardar el doble o triple. Esta medida es una destrozavidas si no se dan facilidades a los trabajadores».

María Pérez , dependienta, decía que ella aprovechaba los fines de semana cuando no funciona el SER para ir a trabajar en coche. «Ahora será imposible por el efecto frontera. Va a ser un caos».

«Van a poner en riesgo el abastecimiento»

Luis Jaramillo, repartidor de paquetería, ayer en la Glorieta de Bilbao Guillermo Navarro

La preocupación sobre la entrada en vigor de Madrid Central no es, al menos para los repartidores, inminente. El sector vive con miedo, eso sí, la cuenta atrás hacia el peor de los escenarios que plantea el nuevo Área de Bajas Emisiones : la imposibilidad de acceder con vehículos de transporte ligero sin etiqueta de la DGT a partir del 1 de enero de 2020; y la de los pesados el primer día del año 2023. De aquí, hasta entonces, los transportistas tendrán que sustituir buena parte de su flota para adquirir vehículos que no usen como combustible el diesel para, aunque sea con determinadas restricciones horarias, poder llevar a cabo su trabajo.

Así lo explicó ayer a ABC, Pablo Gutiérrez, presidente de Organización Castellana de Mudanzas (OCEM), vicepresidente de la Federación de Empresas de Mudanza y Guardamuebles y representante del Comité Madrileño de Transportes. La implantación efectiva de Madrid Central, superada su fase informativa que arrancó ayer hasta febrero, supondrá para el sector de los transportistas importantes costes adicionales. «La logística habrá que variarla e incrementarla para tener más vehículos y conductores haciendo el mismo número de portes que se hacía antes», asegura. «En cinco años habrá que sustituir el 90% de la flota, con un coste de 1.300 millones de euros», asegura. «En estos momentos no hay subvenciones previstas para reponer los vehículos industriales», destaca.

Sobre la limitación horaria que se les impone, explica: «Si antes había que hacer cien entregas y lo hacían diez vehículos, ahora tenemos que tener en cuenta que el tiempo se disminuye y que la mercancía habrá que repartirla usando más vehículos. Si lo que se pretende es bajar la contaminación y tenemos que meter más vehículos al centro para conseguir los niveles de distribución actuales, la medida no tiene mucho sentido. Las restricciones van a poner en riesgo el abastecimiento», explica a ABC.

En este primer escenario, sin controles en los accesos ni sanciones, los transportistas vivieron ayer una jornada «como otra cualquiera». «Está siendo igual de estresante, pero se nota algo menos tráfico. Creo que hay gente que no ha entrado creyendo que les iban a multar», aseguró Luis Jaramillo, repartidor de paquetería , apuntando al factor disuasorio de la medida.

Aparcamientos: «La información es confusa»

José Luis Herrador, gerente del parking de Tudescos Guillermo Navarro

La activación de Madrid Central llega sin que el Ayuntamiento de Madrid aún tenga una lista completa de todos los aparcamientos autorizados donde poder estacionar en Centro sin ser multado. Hasta el 10 de enero no se hará pública. Tampoco tiene los paneles donde se informa a los conductores de las plazas libres que quedan en los parkings; estos no estarán disponibles hasta mayo, mes de las elecciones. Mientras que para la delegada de Medio Ambiente, Inés Sabanés, estos dispositivos no son fundamentales porque en las antiguas Áreas de Prioridad Residencial (APR) no existían, para los responsables de los aparcamientos públicos, posiblemente los más perjudicados por Madrid Central, son vitales.

El ánimo ayer estaba por los suelos en los subterráneos afectados por la nueva medida. La mayoría de ellos tenían un número holgado de plazas libres, salvo el de Neptuno, que tenía fila de espera. «Está siendo catastrófico». advertía Javier Quevedo , gerente de los aparcamientos de El Carmen y Santa Ana. Decía que el primero era el más perjudicado, ya que el de Santa Ana era APRdesde hacía seis años. La conclusión de este trabajador es que existe demasiado «ruido informativo». «Hay información confusa y la gente ha cogido miedo a la multa por si se encuentran el parking lleno y no viene», manifestaba.

Bajo la plaza de La Luna, a espaldas de La Gran Vía, José Luis Herrador lleva las riendas del parking de Tudescos. Desmoralizado expresaba que Madrid Central les va a «rematar». «Con la inauguración de Gran Vía, dice, la afluencia de vehículos ha descendido un 40%», una cifra similar a la que maneja Quevedo desde que comenzaron las obras.

«El Ayuntamiento ha improvisado. Nos han quitado la señalética y los usuarios no saben dónde pueden acceder. Los paneles ya tenían que estar para que el conductor sepa qué capacidad tenemos», añadía Herrador, quien informaba de que se han gastado 90.000 euros para nutrir de información a los monitores.

En el aparcamiento de Fuencarral, en Chamberí , no notaron un incremento de vehículos a causa de la llegada de Madrid Central. Todos harán balance la próxima semana, cuando arranque la campaña de Navidad.

«Como sardinas en lata»

María Fernández, usuaria de Cercanías y de EMT Guillermo Navarro

«Uf. Yo me he podido sentar porque justo cojo el tren en la primera estación de la l ínea de Fuenlabrada . Hemos venido como sardinas en lata desde el inicio del viaje», decía María Fernández , autónoma. Eran las 10.20 horas y acababa de salir del intercambiador de Atocha. Esperaba la larga cola del autobús para ir a trabajar y aplaudía la iniciativa para frenar la contaminación. Lo mismo que Virginia (no quiso facilitar su apellido). Esta burgalesa, que viajaba en la Línea 1 de la estación de metro de Portazgo a las 8 horas, aseguraba que «tenemos que cambiar el chip; al principio cuesta pero luego lo agradeces». La joven explicaba que el centro de su ciudad es peatonal desde hace 15 años y está encantada.

El informático Ángel Tóvar, otro viajero más madrugador, que tomaba el metro en Atocha procedente de la red de Cercanías (Aluche), estaba en contra la medida de la alcaldesa de Madrid. «Es muy drástica, habría que haberla implantando de forma paulatina porque así, corre el riesgo de que salga mal», precisó.

Anastasio García, asiduo del transporte público, hacía hincapié en que había que compatibilizar el nuevo sistema para no vulnerar los derechos de los ciudadanos. Gregory Lemarie criticaba la doble vara de medir del Ayuntamiento. «Ellos utilizan vehículos contaminantes e impiden su uso a los demás. Que prediquen con el ejemplo porque su flota de coches eléctricos es del 10%». Además, incidía en que los días de alta contaminación «debería renunciar a sus beneficios y facilitar el transporte público gratuito, además de impulsar carriles bici».

Al igual que ayer se estrenó el ensayo de Madrid Central otros ciudadanos hacían lo propio con los patinetes eléctricos, aprovechando la fluidez del tráfico. «Estoy disfrutando del paseo, tenía miedo pero me he atrevido», decía Esteban Casasnovas .

«Va a ser horroroso . Temo estas navidades. Esto tendría que haber arrancado en otra época. La gente seguirá cogiendo el coche y el atasco cambiará de lugar. A nosotros no nos viene bien», agregaba Raquel Asensio , taxista, en Neptuno.

La EMT en la hora punta sufrió reducciones en el tiempo de los trayectos del 50% en las líneas del tramo interior de Madrid Central, del 35% en las del perímetro y del 20% en las de influencia. En cuanto a los viajeros de metro, entre las 6 y las 9 horas hubo un 0,72% más que usuarios el viernes anterior. Cercanías no facilitó datos y habló de que no hubo incidencias

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación