El dueño de los perros que atacaron al niño de tres años de El Molar carecía de permiso para tenerlos

La Guardia Civil retiró de la finca diez canes de razas potencialmente peligrosas. El pequeño, al que arrancaron las orejas y desgarraron un muslo, sigue ingresado en La Paz

Alrededores de la finca de El Molar en la que se produjeron los hechos, ayer al mediodía MAYA BALANYÀ
Adrián Delgado

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El terrible ataque de varios perros a un niño de tres años ha amargado las fechas navideñas a los vecinos de El Molar . El pequeño recibió las dentelladas y mordeduras de varios de los ocho Bull Terrier y dos American Staffordshire Terrier que la Guardia Civil se llevó la madrugada del viernes de la casa de unos amigos de sus padres. Unos animales considerados de raza potencialmente peligrosa para los que, según informaron fuentes de la Comunidad de Madrid, su dueño no tenía el pertinente permiso municipal y que arrancaron las orejas y desgarraron el muslo izquierdo al pequeño . Este permanecía ayer ingresado en el Hospital de La Paz y, por deseo expreso de sus padres, el centro no ofreció ningún tipo de información sobre su estado tras ser intervenido de urgencia el jueves por la noche.

Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) fueron los encargados de entrar en la vivienda: una casa en una zona rústica a las afueras del municipio. La parcela en la que se encuentra estaba ayer al mediodía cerrada a cal y canto. En el jardín de la entrada se podían ver transportines, al menos dos casetas, varias vallas para hacer recintos para los canes y sacos de pienso para perros. Ni rastro de sus moradores.

Allí sucedió todo la tarde del jueves, durante una visita de los padres del niño, de 35 y 33 años, a la vivienda. Según relataron los propios progenitores a los agentes que se personaron en el Hospital de la Paz tras tener conocimiento de los hechos, el niño se quedó «jugando» con los animales. Instantes después, lo hallaron inconsciente y con mordeduras y lo trasladaron por sus propios medios hasta el Centro de Urgencias Extrahospitalarias del municipio –a unos 8,5 kilómetros de distancia por caminos sin asfaltar–. Tras estabilizarlo, una UVI del Summa lo llevó al citado hospital de la capital.

Varios perros sueltos en una de las fincas cercanas al lugar de los hechos MAYA BALANYÀ

En esa zona rústica, en la que los chalets se encuentran diseminados a centenares de metros unos de otros, ningún vecino sabía nada al respecto. «Lo hemos visto en la televisión, pero no teníamos ni idea de que nadie en la zona tuviera tantos perros de raza peligrosa», aseguró a ABC Javier, propietario de una de las fincas cercanas a la Ermita de la Virgen del Remolino situada en la vega del río Jarama. Alrededor de ella se encuentran numerosas instalaciones para perros –criaderos, centros veterinarios, residencias caninas, etc.–, incluida una protectora. Su responsable, Yolanda Hernández, especulaba ayer sobre la posibilidad de que los canes confundieran al pequeño con un «muñeco».

Una mordida muy potente

«Los Bull Terrier tienen una dentellada tremendamente fuerte. Por el tipo de heridas, puede que lo tiraran al suelo jugando y que los perros tiraran de sus orejas y piernas como si de un muñeco se tratara. Seguro que fue en un momento de despiste», dijo, apuntando a su experiencia con este tipo de razas. «Si hubieran querido matarle, lo habrían hecho. El Bull Terrier tiene una de las mordidas más potentes que existen», concluyó sorprendida y consternada por que un accidente así haya podido pasar en su pueblo.

Sin embargo, no es el primer suceso reciente en el que se ven involucrados perros de raza potencialmente peligrosa. El pasado mes de abril, los agentes de la Guardia Civil hallaron el cadáver de una mujer en un chalé cercano , en el camino viejo de Madrid a Burgos, tras ser atacada por su propio perro, un can de Presa Canario –utilizado para guardia y defensa–, según reveló la autopsia.

En los bares, en la Plaza Mayor e, incluso, en el centro sanitario del Summa en el que fue atendido inicialmente el pequeño, no se hablaba de otra cosa. «En esa zona están proliferando criaderos ilegales de perros, sobre todo en la zona más cercana al río Jarama. Allí da miedo acercarse porque tienen a los animales sueltos», aseguró a ABC, Antonio, un hostelero del pueblo que, además, tiene una finca en la zona en la que se ha producido el suceso. «Existen parcelas en las que se han levantado construcciones ilegales. El Consistorio lo sabe y no hace nada. Muchos propietarios de la zona hemos denunciado, pero no sirve de nada. A veces te cruzas con los perros en mitad del camino», lamenta.

El Ayuntamiento, que se negó a atender y a hacer declaraciones sobre lo sucedido a este diario, confirmó en manifestaciones recogidas por EP que el propietario de los perros no disponía del pertinente permiso municipal. La normativa explicita que, en el caso de la tenencia de más de cinco animales, se tiene que disponer de dicha autorización local. El Consistorio, regido por Ciudadanos, dijo no tener capacidad «para conocer los animales que hay en cada uno de los hogares». Su alcaldesa, Yolanda Sanz , se mostró «preocupada» por el estado de salud del niño y aseguró, a las mismas fuentes, que irá siguiendo su evolución.

Los perros fueron inicialmente trasladados a unas instalaciones especiales de la residencia canina Maikan , ubicada en Talamanca del Jarama. Tras pasar la noche allí, el Seprona condujo a los diez animales hasta el Centro Integral de Acogida de Animales (CIAAM) de la Comunidad de Madrid.

Expediente sancionador

Los perros, que según fuentes del caso estaban aparentemente en buenas condiciones, permanecerán allí hasta que se resuelva la investigación que ha iniciado el Seprona. El futuro de los perros que atacaron al niño de tres años está en manos del juez. Se desconoce si serán o no sacrificados .

Por su parte, el director general de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid, José Luis Sanz , explicó que, en caso de que se demuestre la negligencia del dueño de los perros, el Gobierno regional puede abrir un expediente sancionador. Además, reiteró la necesidad de disponer de un permiso del Ayuntamiento si se tiene a más de cinco animales. «Claramente un animal de este tipo no tiene que agredir a una persona si se cumple la legislación», apuntó para añadir que en el caso de El Molar se deberá aclarar si se ha producido una negligencia por parte de los padres del menor, además del propietario de los canes.

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