Tráfico ilegal de licencias

El drama de los «riders» del mercado negro: «Hay mafias que nos explotan por pedalear todo el día»

Los repartidores que adquieren licencias en el mercado ilegal denuncian las malas condiciones de trabajo

Un «rider» circula con su bicicleta por una calle de Madrid JOSÉ RAMÓN LADRA

Gabriela Ponte

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«Lo más fácil y rápido que se consigue para trabajar de forma ilegal es entrar en cualquier empresa de reparto de comida, pero con el riesgo de que si te pasa algo no puedes ir a ningún hospital a que te atiendan», cuenta Juan Pablo, un venezolano recién llegado a Madrid. Un negocio bajo cuerda que no empezó con buen pie: aunque sigue trabajando como repartidor, guarda cierto temor a que lo vuelvan a estafar. Desmotivado, recuerda que, tras 30 largos días trabajando con un bolso colgado a la espalda, al final de mes, «Rafa», el dueño de la cuenta con el que había negociado, se quedó con sus más de mil euros facturados.

Estos repartidores se concentran a las puertas de los McDonald’s del centro porque «son los lugares donde caen más pedidos». Muchos coinciden en que hay mafias que engañan y estafan a los «sin papeles» , quienes después no pueden reclamar por su misma condición.

Detrás de esas 12 horas diarias de trabajo , la precariedad del pago es un calificativo constante que denuncian los «gloveros», como se llaman entre ellos. «El pago es absurdo, es mínimo para la cantidad de kilómetros que hacemos. Pedaleas 5 kilómetros por 4 euros, te llegan pedidos de hasta 7,4 kilómetros e ingresas solo 5 euros. En cambio Deliveroo por un trayecto de 2 kilómetros te paga hasta 5», asegura Luis Gómez (32), otro latino que trabaja con una licencia alquilada.

«Si tenemos algún choque, sabemos que no podemos ir al hospital a que nos atiendan»

Explica que los lunes, Glovo obliga a los «riders» oficiales a escoger las horas de trabajo de la semana. El que tiene mejor reputación elige antes, pero como su arrendador solo posee un nivel del 75 por ciento de reputación, Gómez debe estar en la calle con la aplicación abierta a ver si alguien desocupa alguna hora. « Un día malo puedo hacer entre 10 a 12 pedidos y los fines de semana entre 25 y 30», asegura. Antes, cuando andaba en bicicleta propia, Gómez tardaba hasta una hora en ir y venir. Ahora, con Bicimad , apenas le lleva 30 minutos llevar el pedido.

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