Los dogos de Burdeos que mataron a sus dueñas no tenían licencia ni chip de identificación

Los dos perros que residían en Colmenar de Oreja estaban cruzados con la raza american staffordshire terrier

Varios perros pertenecientes a la familia de las víctimas
Aitor Santos Moya

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Los perros que mataron a Luisa Pozas (57 años) y a su hija, Eva González (40), dos dogos de Burdeos cruzados con la raza american staffordshire terrier, carecían de la licencia obligatoria –dada su condición de potencialmente peligrosos– y el chip de identificación. Así lo ha podido averiguar este periódico tras la tragedia ocurrida el miércoles en un chalé de la urbanización Balcón del Tajo (Colmenar de Oreja).

Los investigadores tratan de averiguar ahora si los canes, de casi cuatro años, estaban vacunados pese a no tener las cartillas de vacunación correspondientes y si padecían algún tipo de enfermedad. Tras el análisis de las muestras biológicas, la Guardia Civil está a la espera del informe de los veterinarios del Centro Integral de Acogida de Animales de la Comunidad de Madrid , en Colmenar Viejo, adonde fueron trasladados a última hora del miércoles los dos dogos y otros cuatro perros hallados en el jardín de la vivienda. Todos están en cuarentena.

Aunque los agentes creen que solo los dogos atacaron a sus dueñas, serán los resultados de las autopsias los que determinen qué perro o perros intervinieron en las dos muertes . El análisis de ADN canino disipará cualquier tipo de duda. Los cuerpos, que fueron conducidos hasta el Instituto Anatómico Forense de Aranjuez , presentaban un gran número de lesiones; mayor en el de la madre, aunque la hija recibió un mordisco en la yugular, lo que acabó con su vida.

En la entrada del chalé donde ocurrió la tragedia, situado en el número 578 de la calle de Ibor , un azulejo reza lo siguiente: «Cuidado con el perro». Pese a ello, ninguno hasta ahora había presentado comportamientos agresivos, según revela Ep.

Más de mil canes fichados

La Comunidad de Madrid, que contempla en su decreto regional la misma lista de razas potencialmente peligrosas establecida en la normativa estatal (Real Decreto 287/2002) –aunque ampliable a todos los perros que presenten una serie de características en su morfología y carácter–, tiene fichados 10.725 perros bajo esta condición. Su posesión implica la obligación de inscribirlos en un registro municipal específico, así como cumplir una serie de precauciones.

En la vía pública, cada dueño solo puede pasear un animal, atado con una correa que no supere los dos metros y siempre con el bozal puesto. Y dentro de una propiedad privada, sea esta una finca, chalé, terraza, patio o parcela, deben estar separados por un cerramiento perimetral completo, de altura y materiales adecuados, que impida al can saltar o asomar la cabeza. El objetivo es evitar tanto su libre circulación, como la salida a espacios públicos o privados de uso común sin el debido control y sujeción.

Además, los propietarios tienen que sacar un certificado de capacidad física y aptitud psicológica , emitido solo en los centros homologados.

El cruce de un dogo de Burdeos con un american staffordshire terrier, raza que si está en el listado oficial del Real Decreto 287/2002, supone un riesgo potencial todavía mayor. Ambos cánidos poseen rasgos en común: fuerte musculatura, cabeza ancha, pectoral voluminoso y gran mandíbula. A pesar de que se adaptan fácilmente a todo tipo de ambientes, tanto urbanos como rurales, son habitualmente utilizados como animales de guardia. « Ningún perro es agresivo por sí solo , salvo que sea entrenado para ello», coinciden la mayoría de expertos en la materia.

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