La debacle del 20-D reabre la lucha en el PSOE-M y sepulta a Sara Hernández

Voces como Carmona sentencian a la nueva líder y habrá batalla en el Congreso de marzo

Madrid Actualizado: Guardar
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El PSOE de Madrid es un partido instalado en el diván, obligado desde hace años al psicoanálisis cada vez que se mira en el espejo de las urnas. El 20-D, los votantes madrileños volvieron a darle la espalda, relegándolo a la cuarta posición en la región, superado por los «nuevos», Podemos y Ciudadanos. Se confirmaron los peores miedos de sus dirigentes, que barruntó el barómetro del CIS: el socialismo ya no es visto por los madrileños como la alternativa política al PP. La hemorrogia de votos no cesa y el PSOE prosiguió su camino a los infiernos del desapego ciudadano: el 20-D tuvo 643.244 votos (17,87%), 230.000 apoyos menos que hace cuatro años, cuando Rubalcaba firmó la peor marca histórica del PSOE en Madrid.

Desde 2008, cuando sumaron 1,4 millones de votos en la victoria de Zapatero, los socialistas se han dejado 750.000 papeletas por el camino. La cosecha acumulada por Ángel Gabilondo en las autonómicas de mayo (807.385 votos) fue un «espejismo» en el desierto electoral socialista, como se demostró el domingo.

Sin liderazgo claro

En caída libre electoral, el PSM (rebautizado en verano como el PSOE-M) ahonda hoy en su crisis de identidad, agravada por las luchas intestinas y la ausencia de un liderazgo claro. Para muchos, los resultados del 20-D sentencian el breve mandato de su secretaria general, Sara Hernández, la candidata de Pedro Sánchez tras la operación de desmontaje de Tomás Gómez. La alcaldesa de Getafe se ha demostrado incapaz de cohesionar un partido roto por las sucesivas crisis fraticidas y, si bien algunos de los «oficialistas» de Ferraz recuerdan que sólo ha pasado cinco meses desde su nombramiento, los críticos son mayoría.  

El secretario de Organización del PSOE, César Luena, admitió los malos resultados en Madrid, aunque salvó de la quema a la nueva dirección. «Lo está haciendo muy bien (...) No hemos llegado a tiempo en estas elecciones y los cambios de estos meses, quizá, no nos ha dado tiempo a desarrollarlos lo suficiente», dijo. Pero el tono complaciente no acalló los tambores de revuelta interna, que, en plena resaca electoral, volvieron a tronar. Pocos creen que Hernández pueda llegar en condiciones de optar a la reelección en el Congreso regional de primavera.

El primero en salir ayer fue Antonio Miguel Carmona, defenestrado en agosto del Ayuntamiento. «O la dirección asume responsabilidades o nos quedamos sin militancia», aseguró, acusando a la cúpula socialista de «haber convertido al socialismo madrileño a la irrelevancia». Y extendió su dardo en Telemadrid:«Nadie que no reconozca un suspenso puede presentarse a la reválida». Sus detractores, en cambio, le neutralizaron destacando que, sin él, el PSM mejoró en 50.000 votos su nefasto resultado de mayo.

Pero tras Carmona salieron otras voces, incluida la del exsecretario general Tomás Gómez, que tachó de «fracaso absoluto» el dato del PSM. El alcalde de Fuenlabrada y presidente del PSOE-M, Manuel Robles, advirtió que el 20-D obliga a «abrir un periodo de reflexión en Madrid». Robles, el único de los alcaldes que ha mantenido el tipo, con victoria, ha sido otro de los damnificados por Hernández, que lo desplazó de la presidencia de la Federación Madrileña de Municipios. Su malestar es palpable.

«Sara está muerta. No tiene ningún futuro en ningún escenario. Ni aunque Pedro hubiera ganado las elecciones. No se ha consolidado en absoluto, los apoyos que tenía, los ha perdido», denunciaron próximos al sector del rival de Hernández en las primarias de julio, Juan Segovia. Su candidatura se rearmará, con seguridad, para dar la batalla en el congreso regional previsto para marzo o abril.

Un veterano dirigente del PSM apuntó que el foco de todos los males se debe a la falta de «líderes naturales» y la incapacidad de buscar candidaturas integradoras, que provoquen «un efecto contagio» en las bases. «Yo apoyé a Sara, pero es cierto que le falta empuje, no transmite emociones... Y partimos con el hándicap de que en el PSM la parte que no gana el Congreso se queda fuera. No hay nadie hasta ahora que haya sabido integrar, las integraciones hasta ahora han sido artificiales, para cubrir el expediente. Las nuevas ejecutivas arramblan con lo que había antes y así no se puede», se queja.

Así fue también con Sara Hernández, que se impuso en julio por la mínima en un Congreso que acabó en bronca. Hernández, con el 55% de los votos delegados no contó con ningún miembro del equipo que presentó Segovia, que obtuvo el 43% de los apoyos. Muchos apuntan a que la facción de los «perdedores», liderada en la sombra por Tomás Gómez, no se ha movilizado todo lo necesario esta campaña. En la sede de Callao se pone en duda hasta la estrategia de campaña, en la que, advierten, se ha olvidado a la capital. Aunque Sánchez abrió y cerró la contienda en Madrid, con sendos mítines en Getafe y Fuenlabrada, «faltó el combate cuerpo a cuerpo en la capital».

Pero mientras se configuran los candidatos a las primarias madrileñas, lo que está claro es que el futuro de la federación, la madrileña pero también el resto, estará condicionada a la estrategia de pactos que siga Ferraz tras el 20-D. «Primero, habrá que ver si Pedro Sánchez sigue al frente de la Federal. Luego volverá la batalla por Madrid». La herida en el socialismo madrileño sigue abierta. Y supurando.

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