Seguridad en el Centro de Hortaleza: sin cacheos regulares, pero con refuerzos en el turno de noche

El ataque de la granada no ha motivado un incremento de la medidas de vigilancia

El hallazgo de una granada en el patio del centro provocó un despliegue policial sin precedentes DE SAN BERNANDO
Aitor Santos Moya

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El hallazgo de una granada en el patio del Centro de Primera Acogida de Hortaleza (Valdetorres del Jarama, 1) no solo elevó el grado de tensión que se vive desde hace tiempo en el enclave, sino que, además, puso en entredicho la seguridad de la residencia, ocupada en su mayoría por menores extranjeros no acompañados (menas). Pese a que la Policía Nacional sospecha que el autor lanzó el artefacto desde el exterior , lo cierto es que entre las hipótesis manejadas también llegó a barajarse que alguien lo hubiera podido introducir tras sortear la puerta de entrada.

El centro –dependiente de la Comunidad – no es un espacio de internamiento, por lo que los adolescentes pueden entrar y salir con total libertad, siempre que pidan permiso a los educadores. «El contrato de seguridad vigente en Hortaleza es el mismo que presentan todos los espacios pertenecientes a la Agencia Madrileña de Atención Social (AMA)», explican fuentes de la Consejería de Políticas Sociales, Familias y Natalidad, que inciden en la necesidad de proteger a los internos tutelados sin alterar el normal funcionamiento de la residencia.

Entre las tareas del personal de seguridad, añaden las mismas fuentes, no está la de realizar cacheos; no al menos de forma regular: «Evidentemente, si hay alguna sospecha de que una persona accede con una sustancia u objeto prohibido, los trabajadores pueden solicitar a los vigilantes un registro preventivo e, incluso, una revisión de la habitación si esta vive en el interior ». Un extremo que algunos de los menores internos niegan al asegurar que son cacheados regularmente en el acceso al edificio principal. «Al patio puedes entrar sin problemas, pero si quieres pasar dentro tienes que dejar el teléfono móvil y otros objetos», afirman.

Según informan desde la consejería, la aparición de la granada no ha motivado un incremento de las medidas de control. Hasta el mes de octubre, el centro estaba custodiado las 24 horas por tres turnos de vigilancia –mañanas, tardes y noches–, formado cada uno de ellos por tres profesionales. Pero el intento de asalto por parte de una treintena de dominicanos, armados con palos y piedras, motivó el refuerzo de un efectivo más, incorporado a la franja nocturna. Una decisión que el Gobierno regional tomó entonces bajo la prioridad de «evitar que aquel suceso puntual derivase en un conflicto permanente».

Aunque el centro de acogida de Hortaleza consta actualmente de 32 plazas , son varios los educadores que reconocen la saturación del espacio , con una ocupación cercana al centenar. Los menores desayunan a las 9 y después comienzan su jornada académica. Por las tardes, en cambio, tienen libertad para salir a la calle o apuntarse a diferentes actividades programadas. El problema surge cuando algunos adolescentes no regresan antes de la hora límite fijada para el descanso. «La Policía a veces recoge a los chicos que encuentra y los trae de vuelta», remarca una joven dominicana, también residente.

A ello se suma el aumento de menores que, una vez cumplida la mayoría de edad, se ven obligados a dejar el centro. «Muchos de ellos se quedan por las inmediaciones porque no tienen dónde ir y esta zona ya la conocen», apunta una vecina sin entender el por qué de una situación que ha dividido al barrio de Hortaleza. Los robos, agresiones y actos vandálicos , denunciados por una parte del vecindario, contrastan con la visión opuesta de otro sector, que considera a estos adolescentes «víctimas de una campaña de criminalización» alimentada desde formaciones políticas como Vox y «ejecutada hasta las últimas consecuencias» por determinados grupúsculos ultraderechistas.

Dos extremos que han trasladado el conflicto a un callejón sin salida con pocos visos de solución. Sin ir más lejos, el domingo por la mañana, la fachada del club de boxeo de la Unidad de Absorción Vecinal (UVA) de Hortaleza –conocido por su ayuda a varios de estos adolescentes– amanecía con pintadas amenazantes ; mientras que, horas después, una decena de menores –presuntamente magrebíes– agredía a un joven para robarle el teléfono móvil.

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