Los autobuses turísticos cargan contra Madrid Central: «No podemos dejar a los pasajeros a 2km de su hotel»

Dos centenares de empresas turísticas cortan el tráfico entre Gran Vía y Cibeles para reclamar autorizaciones que faciliten el acceso al centro y dársenas para parar y cargar a los visitantes

Los empleados y representantes de dos centenares de empresas de transporte discrecional GUILLERMO NAVARRO

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Hasta 2,1 kilómetros separan la plaza de Neptuno de la de España, los únicos puntos en los que los autobuses de transporte discrecional pueden parar para recoger a los turistas. «No podemos dejar a los pasajeros tan lejos del hotel . Los turistas con maletas, las familias con niños, carritos de bebé y la gente mayor necesitan comodidad o no querrán venir a la ciudad», lamenta Begoña Landa, empresaria de una de las 200 empresas que esta mañana han realizado una marcha por la Gran Vía para protestar contra lo que consideran «actuaciones arbitrarias y discriminatorias del Ayuntamiento» al implantar las restricciones de Madrid Central .

Sólo en el distrito de Centro se concentran 701 hostales, pensiones y hoteles, es decir, más del 60 por ciento de los establecimientos que suponen 40.000 habitaciones . En términos de riqueza implica un 65 por ciento de toda la actividad económica turística que genera la capital. Por ello, las pymes que se encargan del transporte turístico llegan a realizar un centenar de traslados al aeropuerto y otros 400 más de punto a punto para el turismo de congresos y convenciones, según las cifras aportadas por los manifestantes. Además, tal y como subraya Landa, todas las rutas que se dirigen a las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, como Ávila, Toledo, Segovia, Alcalá de Henares, Aranjuez o El Escorial , recorren el distrito de Centro para recoger a los visitantes.

Durante la campaña de Navidad, los autocares no pueden circular por Madrid Central entre las 11 de la mañana y 11 de la noche, al igual que los transportistas de mercancías. Y, según denuncian, a partir del próxima 7 de enero, podrán circular pero sin cargar ni descargar.

Algunas de las pancartas que llevaban los manifestantes GUILLERMO NAVARRO

Para los manifestantes, «todas estas actividades corren peligro» si no se introducen «mejoras en el diseño de Madrid Central que faciliten la accesibilidad» y que no hagan que la ciudad sea «cada vez más hostil para el turista». Según la portavoz, los autocares tardan en torno a quince minutos en desalojar un autobús de 50 plazas, por lo que necesitan «zonas de paradas y de estacionamiento, si es que el Ayuntamiento no quiere provocar el deterioro turístico de la capital».

También lamentan que cada vez el transporte público municipal se introduce más en su sector. «Hasta que empezó Naviluz nosotros hacíamos las visitas panorámicas», se queja Landa. Para el colectivo, que afirma ser «partidario de la calidad del aire», la mejor solución es «hacer unas dársenas para no entorpecer el resto del tráfico en la Gran Vía».

Esta ha sido la tercera protesta de este colectivo en los últimos 40 días. Su intención es continuar con acciones reivindicativas si el Ayuntamiento no resuelve sus problemas. Aseguran que durante el primer mes de la puesta en marcha de las restricciones de Madrid Central, han notado una «menor demanda» de sus servicios –están realizando un estudio para cuantificar esas pérdidas– y les ha acarreado «más problemas con los turistas» , ya que «hay que explicarles dónde se les puede o no recoger». El 21 de enero, en la mesa de seguimiento de Madrid Central, los manifestantes, integrados dentro de la Plataforma de afectados, pondrán este asunto sobre la mesa.

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