GALICIA

Sánchez zanja con un «estoy pensando en ellos» la crisis industrial de As Pontes

Gonzalo Caballero tampoco reclama una solución más explícita tras el anuncio de cierre de la central térmica. Evita pronunciarse sobre la situación de las electrointensivas y la deuda del Gobierno con la Comunidad gallega

Sánchez, flanqueado por Gonzalo y Abel Caballero, durante el mitin en Vigo EP

José Luis Jiménez

En su guión, Pedro Sánchez tenía escrito en innumerables ocasiones la palabra «bloqueo», «estabilidad», «España» y las que pueblan sus discursos en esta precampaña que llevará a los españoles a votar de nuevo el 10-N. Pero en su visita a Vigo, sus asesores se dejaron por el camino la palabra «Galicia», porque de la Comunidad habló poco tirando a nada , y esquivó con pasmosa facilidad la crisis industrial en que se ha visto inmerso el territorio por decisiones directas o indirectas de su Gobierno en funciones.

Nada de la deuda de 700 millones que el Ejecutivo central adeuda a la Xunta, nada de la acuciante situación de las electrointensivas, y apenas una solitaria referencia a la amenaza que se cierne sobre Ferrolterra tras anunciar Endesa el cierre de la central térmica de As Pontes. «Nadie puede quedarse atrás, ni sectores, ni personas, ni comarcas, ese es el compromiso con la industria en España y Galicia», proclamó, «y estoy pensando en As Pontes» , trabajadores a los que no dio solución ni viernes social que llevarse a la boca, más allá de un «el Gobierno de España aprobará una transición ecológica justa» y «vamos a dar oportunidades». Pero el mensaje cifrado venía sin manual de códigos. Quizás eso explique que, en el acto central de la precampaña del PSOE en Galicia —ante un millar de simpatizantes— se ausentara el secretario provincial del PSOE de La Coruña y alcalde de As Pontes , Valentín González Formoso.

Deuda, ¿qué deuda?

El viernes, el presidente de la Xunta había emplazado a Pedro Sánchez a que anunciara en sus actos públicos el abono de los 700 millones que el Gobierno tiene retenidos a Galicia , a pesar de estar incluidos en los presupuestos autonómicos. A Alberto Núñez Feijóo no le valen los algo más de 300 que el Ministerio de Hacienda pretende transferir antes de que se entre en campaña, y exige la totalidad. Pero a Sánchez tampoco le aparecía eso en su guión , y redujo las críticas del titular de la Xunta a una reclamación genérica sobre la reforma del modelo de financiación autonómica. Las ausencias en el discurso del inquilino del Palacio de la Moncloa, justificables detrás de los tintes nacionales de la campaña, se tornaron en omisiones estruendosas en el caso de su telonero inmediatamente anterior, el líder del PSdeG, Gonzalo Caballero. Masticó con denuedo el chicle del «gobierno progresista para hacer avanzar este país» , pero encajó casi con perfección en el traje paródico que el PP le tiene confeccionado como sumiso de Pedro Sánchez.

Ni una exigencia, ni media reclamación. Solo glosas alejandrinas y emilianenses: «cuando los socialistas gobernamos el país avanza», «Pedro, queremos decirte que la mayoría progresista del país está contigo», «reconstruiste la historia de la evolución de la socialdemocracia europea» , convocar elecciones fue «una decisión de un hombre que lucha por las adversidades, que optó por España y no por el poder y por el sillón, un presidente que dignifica la vida política», y así veinte minutos. Hasta Abel Caballero se atrevió a pedirle «ayuda» a Sánchez por el «mal momento» que atraviesan los astilleros. Su sobrino jugó a Pasapalabra .

El secretario general del PSdeG volvió a echar mano de uno de sus eslóganes del pasado debate de la investidura, para reprocharle a Feijóo que estuviera «chitón» durante los gobiernos de Mariano Rajoy mientras opta «por la confrontación» con el de Pedro Sánchez. «Feijóo engaña cuando habla», porque «deja Galicia con menos ocupados que cuando llegó, y en el mismo tiempo hay 650.000 personas trabajando más en España», una alusión a la pirámide poblacional gallega y la crisis demográfica.

Las pensiones de Rajoy

Gonzalo Caballero exhibió, de paso, alguna de sus armas discursivas para batallar con Feijóo. Ayer le reprochó que no levantara la voz «cuando el gobierno de Rajoy mandaba una carta a los pensionistas diciendo que no se podían subir». «¿Por qué callaba?», le inquirió. La carta, como se recuerda, no decía eso, sino que la revalorización se limitaba al 0,25%. «Cuando Feijóo quiera convocar autonómicas, vamos a retirarlo de la Xunta y abrir un nuevo tiempo politico , juntos por Galicia», proclamó.

Su tío, el alcalde, ahora parece transmutado en un sanchista de pura cepa, cuando hace dos años, en este mismo Auditorio Mar de Vigo acogió a Susana Díaz y la apoyó en el proceso de primarias. Se limitó a hablar en clave local, exhibiendo uno por uno documentos de licitaciones y acuerdos del Gobierno sobre asuntos de la ciudad. El regidor hizo desfilar el AVE a Vigo por Cerdedo, la biblioteca del Estado, la mejora del abastecimiento... Y así una decena. «Tu Gobierno hizo más por Vigo que ningún otro Gobierno en la historia de España».

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