José Luis Jiménez - Pazguato y fino

Primarias exprés

La inexistente previsión del PSdeG empuja al partido a un proceso de primarias que roza el ridículo. Un pulso para ver quién tiene de verdad poder en el territorio

José Luis Jiménez
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Tenían al anterior secretario xeral imputado desde el mes de julio, y ya por el otoño asumían que no sería capaz de soltarse del mordisco judicial. Sabían que las elecciones gallegas tocaban a finales de este 2016, pero no podían descartar un eventual adelanto de Alberto Núñez Feijóo. Pero ni una cosa ni la otra. La inexistente previsión del PSdeG —o de Ferraz, que visto lo visto es quien verdaderamente manda en la sede de O Pino— empuja al partido a un proceso de primarias que roza el ridículo, con apenas 72 horas de plazo para que los valientes den un paso adelante y, una vez acreditados como precandidatos, se paseen por Galicia adelante pidiendo el apoyo a la militancia.

Las llaman primarias pero están lejos de ser un proceso para que un socialista de base pueda optar a nada.

El plazo exprés dado, con un fin de semana por medio, da a entender que quienes van a postularse traían esto bien cocinado de casa. No es una competición entre iguales sino un pulso para ver quién tiene de verdad poder en el territorio, si Abel Caballero y los críticos de Besteiro, o por el contrario, Ferraz y los fieles que todavía le quedan al exsecretario xeral del PSdeG, quien por otro lado fue bastante más valiente y menos estratega al anunciar con sobrada antelación que concurría al congreso que ganó —por incomparecencia de cualquier otro rival, la verdad sea dicha—.

Mientras se desarrolla esta curiosa competición por ver quién la tiene más larga —la influencia, entiéndase—, el militante se hace otras preguntas. Por ejemplo, si alguno de los dos aspirantes —los previsibles Xaquín Fernández Leiceaga y José Luis Méndez Romeu— pueden evitar un susto grande de la Marea que empuje al PSdeG a una insostenible tercera posición en las elecciones. Son perfiles bien distintos, uno de izquierda con pasado nacionalista, otro de un centro-izquierda con reminiscencias vazquistas. Los nichos de votantes a que apelarán podrán determinar las aristas del discurso. Pero lo que uno y otro deberán explicar a la militancia y a la ciudadanía es qué modelo de convivencia proponen en el caso de que tengan que cohabitar con las Mareas en una hipotética Xunta multipartita. Esperamos su receta contra el caos. Y deseamos fervientemente que sea mejor que la que aplican en La Coruña, Ferrol y Santiago. Por el bien de Galicia.

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