La víctima en el momento de su liberación
La víctima en el momento de su liberación - CEDIDA
Tribunales

Ocho secuestradores en tela de juicio

La banda acusada de raptar en 2014 a un maderero para cobrarse una deuda se sentará este miércoles en el banquillo para rendir cuentas por el rocambolesco secuestro. Se enfrentan a hasta 13 años de prisión. El rol que cada uno jugó será clave

Santiago Actualizado: Guardar
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Apunto de cumplirse dos años de la liberación del maderero Abel Diéguez, retenido contra su voluntad durante seis días en una granja de Lalín, los ocho acusados por el violento secuestro deberán rendir cuentas ante la Justicia. La cita definitiva —tras la cancelación del pasado diciembre por la renuncia de tres de los investigados a sus abogados— arrancará este miércoles. Por los juzgados de La Coruña desfilarán los presuntos cabecillas de la banda, los hermanos Mejuto, que habrían contado con la colaboración de la novia de uno de ellos y de los padres de la misma, propietarios del chamizo donde el empresario fue localizado por agentes de la Guardia Civil en condiciones infrahumanas y en pleno invierno.

Según el escrito del fiscal, durante su secuestro el maderero sufrió graves agresiones y amenazas de muerte que, explican los agentes que lo liberaron, hubieran podido materializarse si al agotarse el plazo fijado la familia de Abel no les hubiese abonado los 70.000 euros que los supuestos secuestradores les exigían.

Uno de los ocho arrestados
Uno de los ocho arrestados - EFE

El origen de esta rocambolesca historia hay que buscarlo en una deuda de 12.000 euros que los acusados pretendían, presumiblemente, cobrarse a toda costa. Todo apunta a que se equivocaron de víctima y el secuestrado acabó siendo el hermano del señalado, pero —apunta el fiscal— «siguieron adelante». El reclamo para encontrarse con la víctima fue, presuntamente, una cita para venderle madera. Cuando llegaron al monte —prosigue el Ministerio Público— cinco hombres lo golpearon y lo introdujeron en el maletero de un coche. La primera parada fue una casa abandonada de Caldas de Reis. Allí pasó su primera noche Abel Diéguez, de 41 años y desvinculado por aquel entonces de la empresa familiar.

Al día siguiente lo trasladaron a un chamizo de Lalín propiedad de los padres de la novia de uno de los hermano Mejuto. Todos ellos están acusados por un delito de secuestro. Custodiado día y noche, Abel «se vio obligado a orinar en una esquina en la que se había depositado serrín y a hacer sus heces en un cubo con agua, permaneciendo con la cara cubierta por un gorro, proporcionándole los propietarios de la casa un colchón viejo y sucio en el suelo, algo de ropa para taparse, cubriendo agujeros de la caseta para hacer soportable el frío».

La mujer del propietario de la casa
La mujer del propietario de la casa - EFE

Durante el tiempo que Abel estuvo retenido los supuestos secuestradores lo obligaron a escribir unacarta explicándole a su esposa que «ni comía, ni vivía» bajo la amenaza de «pegarle un tiro o amputarle un miembro». Era, presumiblemente, parte de la extorsión de la banda de raptores para recuperar el dinero. Las voces que el maderero escuchaba desde su zulo, y que más tarde relataría a los agentes, tampoco ayudaban: «Tratadlo bien, pero si se pone tonto cuatro tiros», llegó a escuchar de uno de sus captores. Tras seis días oculto, en la madrugada del 24 de enero un grupo de agentes de la Guardia Civil especializados en este tipo de delitos irrumpieron en la granja y localizaron a Abel. Estaba congelado y asustado, en un ambiente insalubre y «roto» tal y como el mismo describió a posteriori, pero sano y salvo. «Sabía que eran de los buenos», recuerda.

Las ocho detenciones se practicaron en un breve espacio de tiempo, pese a que dos de los acusados trataron de darse a la fuga en Melide impactando su coche contra uno del Instituto Armado. El juez decretó prisión para todo el plantel de acusados. Más tarde, el matrimonio propietario de la chabola de Lalín fue puesto en libertad a espera de juicio. Antes de la anulación del proceso, el pasado diciembre, la pareja protagonizó un disturbio en la puerta de los juzgados. Este miércoles 8, víctima y secuestradores se volverán a ver las caras, ahora ante el juez.

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