Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS

Necesitan mejorar

Dice un refrán gallego que quien con lobos anda, «a ouvear aprende», y eso es lo que parece que le está pasando a Luis Villares

Alberto Varela
Santiago Actualizado: Guardar
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Dice un refrán gallego que quien con lobos anda, «a ouvear aprende», y eso es lo que parece que le está pasando a Luis Villares, que de tanto codearse con populistas se está alejando del tono correcto e imparcial que tienen los jueces, y se le va pegando el demagogo y combativo propio de los sindicalistas. El magistrado en excedencia –que vale más que los tres alcaldes rupturistas juntos, todo hay que decirlo–, se está viendo en la tesitura de tener que ejercer de mamporrero en el Parlamento gallego, un papel que ni le pega ni le favorece, pero que tiene que asumir porque sería absurda una razonable y tranquila oveja en medio de la manada de lobos.

Villares ha dejado la seguridad jurídica de los juzgados por las arenas movedizas de En Marea, y no sólo por las zancadillas que le hacen sus propios compañeros sino también porque los alcaldes Ferreiro, Suárez y Noriega se lo están poniendo a huevo al Partido Popular: ante cualquier crítica que haga En Marea basta con sacar a relucir la gestión de las ciudades.

Por comparación lo del gobierno de la Xunta de Galicia es siempre una maravilla.

Tiene su aquel que hayan prometido un cambio social y se nieguen a sumarse al plan autonómico de movilización de viviendas vacías contra los desahucios, o que las entidades que trabajan con las personas desfavorecidas estén recibiendo menos recursos municipales que nunca. El mantra de que la derecha es insensible a los problemas sociales puede funcionar en determinadas capas ideológicas del electorado, pero lo que no cuela ya es que ellos lo harían mejor, porque les guste o no es tan fácil comprobar la eficacia de sus recetas como revisar las actas de las juntas de gobierno que presiden. Lo que hay, en general, es mucho circo y poco pan. Son buenos tiempos para el teatro de calle y para los grupos animalistas, malos para las políticas sociales. «O falar non ten cancelas», y el papel lo aguanta todo, pero no pueden pretender exigir un sobresaliente en la gestión a los demás, cuando en su boletín de notas necesitan mejorar.

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