Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS

La Navidad y el Marisquiño

El populismo puede ser rentable electoralmente pero no nos confundamos, ser buen alcalde es otra cosa

Hay que reconocerle al alcalde de Vigo que sabe cómo decorar la ciudad en Navidad. Abel Caballero le saca ventaja a los demás en cuanto a lucerío, bolas gigantes y villancicos. De noviembre a enero uno se siente allí como si estuviese en Laponia y el comercio de la ciudad lo agradece. En decoración navideña un diez, pero ojo, no vayan a pensar que adelantar a septiembre la instalación de todo el tinglado puede tapar la vergüenza internacional que ha hecho el gobierno local con el accidente del concierto de O Marisquiño.

Tenían que ocuparse del mantenimiento del paseo de As Avenidas pero no lo hicieron y ahora pretenden esconder la catástrofe entre kilómetros de cables luminosos. El alcalde presumía en febrero de que «en esta ciudad las decisiones de seguridad las toma el alcalde» cuando le preguntaban por la suspensión de un partido de fútbol . Cómo cambiou o conto.

Regidor de guitarra fácil, es fácil encontrar a Caballero saludando a los participantes en cualquier evento. Da igual Carnaval que concierto infantil si se trata de animar al público. Una pena que no sea tan accesible cuando se le quiere preguntar por la seguridad de esos mismos eventos que ameniza.

El populismo puede ser rentable electoralmente pero no nos confundamos, ser un buen alcalde es otra cosa. Es dar prioridad a lo importante frente a lo accesorio y renovar, por ejemplo, la red de abastecimiento de aguas para que no haya problemas en el suministro, como ocurrió estos meses en la ciudad olívica. Fallan los cimientos y pretenden arreglarlo con florituras.

Volviendo al asunto de la Navidad, decía Abel Caballero esta semana que Nueva York, París y Tokio se van a quedar atrás en cuanto a iluminación este año. Vigo en el top mundial de la decoración, lástima que no lo esté también en cuanto al nivel de sus dirigentes políticos. En Japón, Francia o en los Estados Unidos un alcalde al que se le cae un paseo marítimo dimite, no se esconde en la caja de los adornos. Pero no esperen un harakiri político a estas alturas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación