José Luis Jiménez - Pazguato y fino

El mundo contra Sestayo

Desconocemos si la persiguen los acreedores, el guardia jurado del párking del Parlamento de Galicia o la policía municipal de la época de Vicente Irisarri

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Que dicen que Beatriz Sestayo está «especialmente perseguida», oigan. Lo afirma su partido —o sea, ella misma— y lo pone incluso por escrito. Sin rubor, sin vergüenza, sin pruebas. Y reprende al alcalde Jorge Suárez por hurgar en la herida en lugar de compadecerse y pasarle la mano por la espalda con ánimo comprensivo. Cabría esperar, ante tamaña revelación, que sus compañeros del PSOE ferrolano denunciaran a los actores de esa persecución para que puedan ser señalados públicamente y, llegado el caso, puestos a disposición de las fuerzas de orden por la comisión de ese terrible delito contra la estrella principal del cambio en la ciudad departamental.

No sabemos si los perseguidores son los 2.000 votantes socialistas en Ferrol que sí eligieron la papeleta del puño y la rosa en las recientes elecciones generales y no lo hicieron en las municipales, donde Sestayo era una candidata salida de primarias —limpísimas— y aclamada por la militancia.

Ignoramos si lo son los compañeros de partido a los que fue laminando progresivamente hasta convertir el PSOE ferrolano en un coro de afines —del que ya incluso desafina más de uno—.

Desconocemos si la persiguen los acreedores, el guardia jurado del párking del Parlamento de Galicia o la policía municipal de la época de Vicente Irisarri, empeñada en multarla a pesar de ser concejala del partido del alcalde. O si en realidad se refiere a la prensa, siempre malvada, que la odia por simple envidia —suele suceder cuando se es un referente político, entiéndanlo— y llena páginas de periódicos y minutos de radio con noticias críticas sobre su gestión.

Sólo queda especular con que sea perseguida por el gremio de peluqueras y esteticienes de Ferrolterra, alporizado por haber detectado en Sestayo el rubio más platino cruzado el puente de Las Pías. Temible comando del rulo y el secador. Es comprensible que así no se centre en gobernar la ciudad.

Qué difícil tiene que resultar ser Beatriz Sestayo.

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