Ana Pontón, el pasado viernes en el Parlamento de Galicia
Ana Pontón, el pasado viernes en el Parlamento de Galicia - FOTOS: M. MUÑIZ
Entrevista a Ana Pontón | Portavoz nacional del BNG

«A mucha gente le horroriza que el Parlamento parezca un plató de TV»

La nueva timonel de la vieja casa común del nacionalismo tiene por delante un reto: pilotar la refundación que saque a flote a una nave a la deriva

Santiago Actualizado: Guardar
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Son días de felicitaciones para la nueva portavoz nacional del BNG. Apenas unas jornadas dulces en el cargo que, hoy jueves, se ven sobresaltadas por el anuncio de Anxo Quintana de que abandona un Bloque en el que no tiene sitio. Las palabras son amables, pero la procesión va por dentro de esta sarriana de ideas muy firmes.

—Quintana se va del Bloque. ¿Sabía algo?

—Me enteré por la prensa. Lamento la baja de Anxo. En todo caso, el BNG es una organización democrática, que está abierta a trabajar para todos los nacionalistas del país, para contribuir en positivo y solucionar los problemas tan graves que tenemos por delante.

—Esta salida de dirigentes históricos, ¿no cree que afecta a la imagen de la organización?

—No tengo que valorar eso, no me corresponde juzgar a la gente. Empezamos una nueva etapa, con ideas en positivo para afrontar los problemas estructurales de Galicia y plantear una alternativa diferente. Organizamos una Asamblea en la que participaron miles de personas, con un debate vivo, con capacidad crítica y para acordar. Esa es nuestra mayor fortaleza. El nacionalismo tiene mucho futuro en el país.

—Refundación, ¿hacia dónde?

—Refundar significa revisar lo que estamos haciendo, ensanchar la base social y hacer un proceso de apertura claro de la organización, y partiendo siempre de la base de que somos una organización nacionalista, antiimperialista, pacifista, que cree en la solidaridad internacional. Y seguiremos siendo plurales y de base asamblearia.

—¿Está en crisis el nacionalismo o el Bloque?

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—Hay una crisis política que se vive en el Estado y el nacionalismo le da respuestas. A veces hay una tendencia de la derecha a señalar el debate interno como debilidad, pero para nosotros es una fortaleza.

—¿No teme una refundación lampedusiana, que todo cambie para que todo siga igual?

—Quien quiera hacer ese discurso que lo haga, pero no tiene nada que ver con nuestras intenciones.

—Habla de ensanchar la base social, entiendo que desde la óptica de que hay mucho nacionalista fuera del BNG.

—Defendemos ampliar la organización, porque cualquier proceso de transformación social necesita al pueblo detrás. Si no, es imposible hacerlo.

—Entonces, ¿cómo hacer que vuelvan los que se fueron en el pasado?

—No tenemos que estar presos del pasado. En este proceso abierto caben todos los nacionalistas. El país necesita fortalecer la alternativa que representamos, y el BNG tiene las puertas abiertas.

—Se reivindican como nacionalistas puros...

—...como nacionalistas sin más, no ponemos adjetivos.

—¿Quizás el electorado prefiera algo más diluido, como lo que ofrece la Marea?

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—Una opción nacionalista puede tener una mejor o peor situación electoral, y eso no quiere decir que la gente denoste el nacionalismo. En las pasadas elecciones generales hubo un «efecto Podemos» que capitalizó una parte del voto, y probablemente cometimos errores en la estrategia electoral y provocó un resultado peor del que cabía esperar. Vemos que Galicia como nación no está presente en el Congreso, hay una subordinación a una fuerza estatal, y nuestro objetivo es recuperar la confianza y ganar apoyos nuevos para estar en todos los lugares con voz para defender los intereses de este país.

—Según el CIS, un 3% se reconoce como solamente gallego, y un 20% como nacionalista. Defender la autodeterminación, ¿no es darle la espalda al 75% restante de la población?

—No, son cuestiones diferentes. Defendemos un derecho democrático reconocido por la ONU como es el derecho a la autodeterminación. Luego, en cada proceso electoral nos presentamos con propuestas concretas para el país a corto y largo plazo. Ninguna sociedad es rígida y cambian. Ahí tenemos la evolución de Cataluña. En el debate de las ideas, tenemos que convencer cada vez a más ciudadanos. Yo soy nacionalista y tengo derecho a serlo. Pero debo trabajar en la base de la sociedad para que cada vez haya más. Y creo que hay mucho nacionalista por descubrir todavía.

—¿Puede estarse dando una dicotomía entre lo que piensan los militantes de cada partido y las preferencias de su electorado?

¿Refundación estéril?: «Quien quiera hacer ese discurso que lo haga, pero nada tiene que ver con nuestras intenciones»

—Nosotros presentamos una alternativa de futuro para el país, y tenemos que defenderla en la sociedad. Si una organización no presenta programas y alternativas, estaríamos en una foto fija que no haría avanzar al mundo. El nacionalismo es el movimiento más adecuado para combatir la globalización. Si analizamos lo que pasa en el país, con la pérdida de empleo y población activa, porque nuestra gente emigra, veremos que la causa tiene que ver con una globalización que arrasó las posibilidades de desarrollo del país y con prácticas centralistas que mantiene un rol colonial para Galicia. Romper esa dependencia y defender el derecho de los pueblos para utilizar sus recursos es una de las batallas democráticas más importantes que tiene ante sí la humanidad. Nosotros contribuimos con nuestro grano de arena.

—¿Cómo ve las próximas autonómicas?

—Cercanas (Risas).

—¿Teme algún resultado?

—Nunca me gustó hacer futurismos con las elecciones. Son elecciones abiertas, con muchas posibilidades. Trabajemos con fuerza para provocar un cambio real, porque el país no necesita alternancia, sino alternativa al desastre que representa Feijóo.

—Pero pueden venirles mal dadas.

—Creo que van a venir bien dadas.

—¿No hay miedo a una travesía por el desierto?

—Ninguno. En un país en el que llueve tanto no hay desiertos.

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