Leiceaga, ayer, momentos antes de anunciar su candidatura
Leiceaga, ayer, momentos antes de anunciar su candidatura - EFE

Leiceaga da un paso al frente para liderar «sin tutelas» el PSdeG

El portavoz parlamentario ofrece su experiencia y defiende su autonomía para no ser «la sombra de nadie»

Santiago Actualizado: Guardar
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Xoaquín Fernández Leiceaga aspira a protagonizar el futuro del socialismo en Galicia. El portavoz parlamentario del PSdeG despejó ayer todas las incógnitas en torno a su futuro para confirmar lo que ya muchos esperaban: será candidato a las elecciones primarias del partido, previstas para el próximo 8 de octubre. En la carrera ya le esperan el diputado y compañero de grupo Juan Manuel Díaz Villoslada y el vigués Gonzalo Caballero; dos competidores escorados hacia la izquierda y que pugnan por ponerse a las órdenes de Pedro Sánchez en la nueva etapa abierta por el PSOE.

Los tres comparten el grueso del discurso. Enarbolan la bandera de la izquierda hegemónica frente a los envites del rupturismo e impregnan sus mensajes de un marchamo galleguista.

Así lo reconoció el propio Leiceaga, que buscó diferenciarse de sus rivales al declarar su candidatura libre de «etiquetas» ni «tutelas»: las manos libres para buscar el apoyo directo de las bases. «(Quiero ser) un candidato que va a trabajar con la militancia y no para guardarle el sitio a nadie, no para estar a la sombra de nadie ni para hacer política para otros», enfatizó, tras convocar a los medios en Santiago.

Como muestra, el profesor de Economía Aplicada en la USC evitó aclarar si antes de dar el paso consultó la decisión con Pedro Sánchez. «Creo que estamos en un tiempo nuevo, a quien tengo que comunicar la decisión es a los militantes», se limitó a señalar. Su intención es recoger e interpretar «en clave gallega» lo que ya se vislumbró en las primarias del PSOE. Un partido más radicalizado y abierto a la búsqueda de pactos con el populismo.

Por delante quedan poco más de dos meses para que la terna de aspirantes se trabaje su propio perfil. El de Leiceaga se ancla en la experiencia. La trayectoria del parlamentario aparece trufada de responsabilidades más institucionales que orgánicas, de las que siempre se ha mostrado huidizo. Pero ahora emplea precisamente esa palanca para hacer gala de solvencia y de conexión con todos los estratos sociales: «Se trata de trasladar mensajes a la sociedad, y yo creo que puedo aportar eso en mayor medida que otros candidatos».

Los apoyos

Para Villoslada y Caballero, eso no es necesariamente un problema. Hasta el momento ambos se han mantenido al margen de los círculos más influyentes de poder en O Pino y cuentan con la ventaja de presentarse como candidatos sin mochila, limpios de contradicciones y reveses electorales como el sufrido por Leiceaga en las pasadas elecciones autonómicas.

El papel que jueguen las federaciones de La Coruña y Vigo será determinante. Por el sector herculino, Villoslada tomó el relevo del presidente de la Diputación, Valentín González Formoso, después de que éste rechazara postularse para coser el partido. Al sur del eje atlántico, en la ciudad olívica, el alcalde Abel Caballero y sus aliados más próximos parecen haber adoptado una postura de neutralidad, aunque en el pasado los enfrentamientos entre Vigo y Leiceaga fueron recurrentes. Solo las profundas diferencias que separan al regidor de su sobrino Gonzalo pueden alterar la correlación de fuerzas.

Hacia la izquierda

Salga quien salga entronizado en el congreso de finales de octubre, el futuro secretario xeral del PSdeG tendrá que amoldarse a la fragmentación de la izquierda. En ese sentido, Leiceaga defendió la necesidad de «aprender a dialogar con otras fuerzas políticas» próximas: «Solos no podemos», reconoció. El reto es romper el desempate que los socialistas mantienen con En Marea, y al mismo tiempo, ser capaces de generar acuerdos para visibilizar la unidad de la oposición frente al PP de Feijóo. Convertirse, en palabras del portavoz socialista, en «hegemónicos» para seducir al votante de izquierda que abandonó al PSOE. Posiblemente, por los enfrentamientos que en el pasado marcaron el compás interno del partido. Ahora, otra oportunidad.

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