José Luis Jiménez

Proyecto nuevo o las alternativas

Parlamento de Galicia EFE/XOÁN REY

La que empieza este miércoles es la última gran cita parlamentaria de la legislatura , porque el próximo año por estas fechas la Cámara debería estar disuelta y convocadas las elecciones autonómicas. Así que, incluso con un año por delante hasta la cita con las urnas, y con una repetición de generales que va a marcar el devenir político más de lo que parece, lo que suceda esta semana en el Pazo do Hórreo tiene su relevancia .

Vamos a asistir al pistoletazo de salida de doce meses de larga precampaña, donde habrá dos bandos muy diferenciados, como se constatará hoy: un Feijóo que querrá exhibir la vigencia de su proyecto , añadiéndole elementos novedosos que mantengan su atractivo ante una mayoría social; y una oposición en competición interna por mostrarse como la auténtica alternativa al PP, unos supuestamente en el centro por obra y gracia de Pedro Sánchez , otros como los únicos y auténticos nacionalistas, y una izquierda rupturista bicéfala de comportamiento imprevisible.

En un debate de este tipo, quien más arriesga es quien tiene algo que defender. Ese es el caso del presidente de la Xunta, que es previsible que plantee una suerte de balance de su década al frente del Gobierno gallego, y avance algunas líneas maestras del futuro programa popular, incluso en forma de promesa electoral . Pero ¿se imaginan que Feijóo aprovecha el debate para anunciar su intención de repetir como candidato a la reelección ? No es probable, ya que un golpe de efecto de estas dimensiones opacaría el resto de sus mensajes. Al mismo tiempo ensombrecería al resto de sus rivales, principalmente a un Gonzalo Caballero que se estrenará al frente del grupo socialista en el debate más importante del curso.

De Feijóo cabe esperar hoy que ponga el acento en la traslación a Galicia de la inestabilidad política del Estado por la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo. En el Congreso han fracasado PSOE y Podemos, y es previsible que el PP elucubre con las maldades de un hipotético cuatripartito que debiera formar la alternativa a una nueva mayoría de los conservadores gallegos.

Por supuesto, también saldrá a relucir la deuda con Galicia que el Gobierno en funciones no tenía pensado pagar, pero para la que encontró una mágica solución tan pronto se constató el fracaso de la investidura y la convocatoria de nuevas elecciones. En anteriores debates Feijóo ha empleado su tono más duro para los temas de índole nacional. El año pasado arremetió contra el «Gobierno circunstancial» de Sánchez y sus privilegios a Cataluña; el anterior, aún en plena resaca por el referéndum ilegal del 1-0, cargó contra el Govern. Se espera que el Ejecutivo de Sánchez vuelva a ser objetivo de sus críticas más severas.

La oposición

Hay nuevo jefe de la oposición . Gonzalo Caballero usó su debut parlamentario a modo de mitin autojustificatorio, pero hoy se espera de él otro perfil, otro talante. ¿Tendrá capacidad para distanciarse un milímetro del PSOE de Sánchez y fraguar una postura de país en asuntos graves como Alcoa, Endesa o el pago de la deuda? ¿O volverá a ser el único partido de la oposición que defienda al Gobierno socialista en funciones? De su capacidad para marcar un discurso propio dependerá la réplica que le dará un Feijóo que gusta de fajarse en los cuerpo a cuerpo con la oposición.

Al rebautizado Grupo Común da Esquerda este debate le pilla en un momento convulso, tras su ruptura interna. Antaño, el discurso rupturista había rozado lo apocalíptico , con formas cuestionables y excesos poco habituales en el Parlamento. No es ese el tono del actual portavoz, Manuel Lago , por lo que se espera un cambio de modelo claro en esta bancada. Y la incógnita es si Luís Villares , ahora en el grupo mixto, mantendrá sus encendidas soflamas de años anteriores o ahora, libre de presiones internas, podrá desplegar una intervención sensata.

Por último, el BNG. En los últimos años Ana Pontón se ha erigido como la oposición más coherente al PP de Núñez Feijóo, aunque sus recetas estén más basadas en ortodoxia ideológica que en realismo, como su defensa del concierto económico. Ello no se ha traducido de manera directa en una mejora sustancial de sus apoyos electorales, empero. La líder del Bloque sabe que tras el fracaso de PSOE y Podemos, implosión de las Mareas incluida, muchos ojos del votante de izquierda con cierta simpatía nacionalista estarán puestos en ella.

Hoy no se decide nada. Pero nadie querrá salir perdedor . Al tiempo.

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