Juan Soto - El Garabato del Torreón

El año de las irmandades

Son gentes nacidas en la provincia de Lugo quienes promueven y ponen en marcha un proyecto que arraigará en toda Galicia

Juan Soto
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Este año en el que andamos es el del centenario de las «Irmandades da Fala», tanto de su creación como de sus primeras asambleas fundacionales. Y en la una como en las otras Lugo desempeñó un papel determinante. Porque, en efecto, son gentes nacidas en esta provincia quienes promueven y ponen en marcha un proyecto que acabará arraigando en toda Galicia y que constituye el verdadero punto de partida de todos los movimientos galleguistas modernos, tanto culturales como políticos, sin excluir los que puedan representar, con mejor o peor derecho, el Bloque o los turulatos podemitas de las mareas.

Luis Porteiro Garea, lugués capitalino, y Ramón Villar Ponte, lugués de Viveiro, fueron la fuerza motriz que puso en marcha las Irmandades, en cuyo objetivo se comprometieron otros muchos «comprovincianos» nuestros, desde Evaristo Correa a Luis Tobío y desde Peña Novo a Jesús Carracedo, hijo del músico José María Carracedo, sucesor de Montes en la dirección del Orfeón Gallego y, puestos ya a tirar del hilo, otro de los muchos nombres ingratamente ignorado por los obligados a guardar memoria agradecida y por los aficionados a bautizar y rebautizar calles.

La evolución de cada uno de ellos fue por donde Dios quiso. Hubo quien se arrojó en los protectores brazos de Falange y hubo quien se vio forzado a tomar el rumbo del exilio.

A finales del pasado mes de septiembre, los grupos representados en la Diputación Provincial de Lugo acordaron, por unanimidad y a propuesta del Grupo Popular, hacer de la capital lucense el eje central, para toda Galicia, de los actos conmemorativos del centenario de las Irmandades. Esperemos que el hecho de que la iniciativa haya partido de los diputados del PP no acabe siendo pretexto para dejar en nada el compromiso adquirido. Y confiemos también en que, llegado el momento, se rectifique el estúpido error de mantener donde ahora está la placa conmemorativa de la fundacional asamblea nacionalista luguesa y se la traslade al lugar que le corresponde.

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