Los pirotécnicos toman la palabra

«En Galicia hay más zulos ilegales con 200, 300 y hasta 400 kilos de explosivos»

Los expertos señalan a los promotores que organizan verbenas, compran el material fuera y «lo almacenan aquí». En el caso de las pirotecnias legales la normativa es «sumamente estricta» y se adelanta a cualquier tipo de incidencia

Bidones de aluminio en polvo hallados en el segundo almacén clandestino SALVADOR SAS/EFE
Patricia Abet

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Los más de mil quinientos kilos de explosivos que reventaron en Paramos la tarde del 23 de mayo estaban almacenados en un zulo clandestino del que nadie parecía tener noticia. Su propietario, heredero de una larga saga de fogueteiros, los acumuló en esta nave pared con pared con las casas de sus vecinos sin ningún tipo de control. Una imprudencia que costó la vida de dos personas y que los profesionales del sector no se acaban de explicar. Francisco González Lameiro, al frente de «La Gallega», estuvo vinculado hasta el año 2012 a la Asociación Gallega de Industriales Pirotécnicos . «En diciembre de ese año se dio de baja. Hasta ese momento conocíamos su situación, pero desde ahí en adelante ni idea», explica en una charla con ABC el abogado de la agrupación, Pablo Abellón, que vela por los derechos del sector y cuyos integrantes no se explican «cómo una persona profesional y que conoce tan bien el manejo de explosivos cometió una irresponsabilidad así» .

Al margen del almacén que explotó en Paramos, Lameiro escondía otros dos galpones más cargados de materiales de suma peligrosidad. Sobre los materiales que se hallaron en ellos Abellón revela que «es muy difícil que un producto que está terminado y listo para usar estalle si no hay fuego de por medio, porque se testa con oscilaciones de temperatura de hasta 200 grados» . «El problema son los materiales inestables que se pudieron guardar con ellos y que sí son más sensibles a los cambios términos o a la humedad», detalla.

A espera de que se conozcan las causas que desencadenaron la brutal deflagración —que están siendo analizadas por los expertos de la Guardia Civil— el letrado también incide en que en una pirotecnia legal cada tipo de material se clasifica dependiendo de su peligrosidad y de si ya está elaborado o no. Además, en función del riesgo de cada elemento hay que guardarlo en una caseta distinta que va desde el nivel cero en adelante y que debe cumplir unos requisitos muy estrictos. Unas normas básicas en la profesión de las que el dueño de «La Gallega» hizo caso omiso.

Las dimensiones de la tragedia de Paramos han puesto el foco sobre el funcionamiento de las pirotecnias, un negocio con mucha tradición en la Comunidad gallega, donde «las reglas son completamente distintas al resto del país». En el caso de Galicia, la mayoría de los contratantes de fuegos son comisiones de fiestas o asociaciones de vecinos que usan los cohetes para lazar después de la misa, durante el baile y para una traca final que culmina la celebración local. El problema, confiesen desde la AGIP, radica en que en los últimos tiempos han proliferado «unas redes de gente» que se encargan de organizar los festejos para estas comisiones y ponen desde la orquesta hasta las cantinas o los propios fuegos .

En León o Asturias

Estas promotoras adquieren el material legalmente, pero a partir de su adquisición «la cosa ya va por canales que no son tan legales». Ahondando en la problemática, Abellón afirma que una promotora que contrata muchas verbenas a lo largo del verano trata de comprar a las empresas cantidades para todo el período estival. «Igual hablamos de una adquisición de 50.000 euros. La empresa se lo suministra, pero lo que no sabemos es qué hace con ese material a la hora de almacenarlo, de transportarlo y de dispararlo », expone el abogado.

«Ese material no sale de empresas gallegas porque no se lo vendemos . Viene de zonas limítrofes como León o Asturias, donde es más barato. Nosotros no lo suministramos porque nuestros productos tienen trazabilidad y con estos promotores no tenemos el control sobre explosivos que son nuestra responsabilidad. Tenga en cuenta que en un fin de semana una empresa que organice cinco fiestas tranquilamente puede consumir 200 kilos de material de pirotecnia. Nosotros pedimos que tengan un depósito legal para llevarlo, por eso rechazamos esas ofertas». Y ante esta realidad, los profesionales no albergan dudas: «Estamos convencidos de que hay muchos otros almacenes ilegales que guardan este material . Lo que nunca nos imaginamos es que pudiesen tener tal cantidad de explosivo como fue el caso de Tui, pero depósitos en los que puede haber 200, 300 ó 400 kilos, eso seguro».

Pese a todo, desde el sector hacen una llamada a la calma y replican las críticas que han tenido que soportar en los últimos tiempos a raíz del accidente de Tui. «Nuestra agrupación está formada por catorce pirotecnias, la mayoría de ellas ya con gente de tercera y cuarta generación muy profesional y que se pliega a una normativa sumamente estricta en la que no puedes variar ni un solo gramo los materiales que declaras y con unos artificios que son testados en laboratorio y que tardan años en aprobarnos», aclaran los profesionales de un gremio con una amplia tradición en Galicia, ahora empañada por una irresponsabilidad que convirtió Paramos en una postal de guerra que sus vecinos se afanan en levantar sobre las cenizas de lo que un día fueron sus hogares.

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