«Formar al peregrino también es una obra de misericordia»

Catorce son las obras de misericordia, que se dividen a partes iguales en corporales y espirituales. De entre ellas, «enseñar al que no sabe», «dar consejo al que lo necesita» y «corregir al que se equivoca» centraron parte de la mesa redonda que cerró la primera sesión de las Jornadas Internacionales de Estudio y Actualidad «Misericordia y Peregrinación» que reúnen en Compostela a estudiosos, divulgadores y entusiastas del Camino de Santiago.

Fue Adeline Rucquoi, como presidenta de la Societé Française des Amis de Saint Jacques, quien se preguntó «qué se hace por dar a conocer» a Santiago el Mayor a lo largo de la peregrinación jacobea donde «la cultura es imprescindible». «Formar al peregrino también es una obra de misericordia», subrayó.

Aunque celebra que en la meta esto se haya comenzado a subsanar, «en el lugar de origen no se da la formación suficiente y existe un desconocimiento que entristece».

El delegado de peregrinaciones de la diócesis de Astorga, Antolín de Cela, se expresó en una línea similar y diagnosticó el porqué de algunas carencias: «Muchos chavales llegan sin formación religiosa, así que les damos una catequesis de urgencia para, cariñosamente, desasnar a quien va a hacer el Camino». Por este mismo motivó reivindicó el cuidado de detalles como el texto introductorio de las credenciales, por su componente didáctico.

Le precedió en el turno de palabra Ana I. Barreda, coordinadora de los hospitaleros que de manera voluntaria atienden albergues. En el aire dejó una sugestiva pregunta, al hilo del jubileo extraordinario declarado por el Papa que aglutina los temas de ponencias y debates de este encuentro: «¿No deberían ser todos los años, años de la misericordia en el Camino?». Suya fue la advertencia de no confundir esta virtud «con una caridad paternalista» o el recordatorio de que «si busca el reconocimiento o la satisfacción personal, la acogida no es misericordia».

Menciones en el «Códice»

Las jornadas fueron inauguradas por el obispo auxiliar de Santiago, Jesús Fernández, quien enfatizó en la idea de que «el Camino es un despliegue de amor y un lugar de encuentro y conversión incluso para los que no lo tenían programado». La primera ponencia, a cargo del profesor alemán Klaus Herbers, supuso un minucioso repaso por las menciones de la palabra «misericordia» en el «Códice Calixtino» y el sentido que adquiere en cada caso.

Exhaustivo fue el repaso de su colega germano Robert Plötz, en torno a las cofradías de Santiago a lo largo de la historia en diferentes países de Europa, que mantenían «puestos hasta en los sitios más inhóspitos de los Alpes o los Pirineos». Entre periodos de crisis y de florecimiento, apuntó hacia una «reciente revitalización».

Con aportaciones de corte histórico, el profesor de la USC José Miguel Andrade instó a «prestar más atención a la Baja Edad Media y la Edad Moderna» en su cabal recapitulación sobre la evolución de los hospitales del Camino. Desde el arte, sus compañeras de Universidad Marta Cendón y Dolores Fraga disertaron sobre la iconografía de la caridad y la misericordia en el Medievo, un bello y heterogéneo itinerario a través de catedrales e iglesias de Francia, Italia y España.