ACCIDENTE O MARISQUIÑO

Feijóo le recuerda a Caballero que aún no contó «toda la verdad» del desplome del muelle

El presidente de la Xunta carga contra el discurso localista:«Galicia no es Corea, aquí no hay norte ni sur»

Feijóo y Casado, este sábado en Cerdedo-Cotobade MIGUEL MUÑIZ

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El PPdeG no afloja la presión para que AbelCaballero rinda cuentas por su responsabilidad en el accidente de O Marisquiño . Ayer, en el tradicional acto de apertura del curso político celebrado en Cerdedo-Cotobade, fueron varios los dirigentes del partido que instaron al alcalde de Vigo a dar explicaciones, y despejar así las dudas que planean alrededor del incidente. El primero en exigirlo fue Alberto Núñez Feijóo. «Tanto los heridos como sus familiares y el personal sanitario y de emergencias siguen esperando a saber toda la verdad» , reclamó el presidente de la Xunta: el blanco preferido por el regidor socialista para eximirse de responder por su papel en el siniestro.

El líder de los populares gallegos no se arredró ante los ataques lanzados en las últimas semanas desde el consistorio olívico. Algunos se produjeron incluso cuando los heridos más graves se encontraban hospitalizados; circunstancia que Caballero aprovechó para censurar que el presidente no supiera de su situación. Sin embargo, en su discurso en la carballeira de San Xusto, Feijóo aprovechó para reconocer el trabajo de los sanitarios vigueses, que atendieron en aquellos días a los más de 460 damnificados, y se descubrieron como una «de las mejores sanidades públicas de Europa».

A quien también quiso agradecer su trabajo fue al partido en Vigo. Volcados en depurar las responsabilidades del Ayuntamiento en el colapso, el equipo de Elena Muñoz recibió el elogio del mandatario autonómico por no tener «más compromisos» que saber la verdad, «para no seguir abochornándonos por lo que pasó» .

Antes que Feijóo los reconocimientos ya habían llegado de su número dos en la Xunta y presidente provincial del PP de Pontevedra. Alfonso Rueda puso de relieve el «ejemplo» demostrado por Muñoz y su «valentía» a la hora de plantar cara al alcalde. El enfrentamiento entre ambos vivirá otro capítulo clave en el próximo pleno municipal, fijado para el 5 de septiembre . Es ahí donde los populares esperan visibilizar las supuestas negligencias en la gestión del consistorio, que hasta hoy se ha limitado a justificar su actuación con arreglo a la ley, y a suministrar con cuentagotas la documentación que le exige la oposición.

Incluso Pablo Casado, invitado de honor a la fiesta popular, no fue ajeno a la disputa que se vive en la capital gallega del sur. El presidente nacional del PP pidió «que se asuman responsabilidades» por lo que pasó aquel 13 de agosto, que influirían al mismo tiempo en la jefatura de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), ahora en manos de Caballero.

«Galicia no es Corea»

Las soflamas de la política localista están marcando la víspera del inicio del curso político. Después del accidente de O Marisquiño, llegó la decisión del Gobierno de condonar 350 millones de deuda al consorcio gestor del Puerto de Valencia. Ycon ello, el enfado de los embarcaderos gallegos. Sobre todo el coruñés, que exige una medida de gracia similar. El Concello de Vigo, en cambio, hilvanó otro discurso: en lugar de reclamar a Pedro Sánchez una contrapartida en forma de inversiones —el puerto olívico apenas arrastra deuda—, cargó contra la Xunta por hacer suya la iniciativa de La Coruña.

En ese contexto, Feijóo afiló sus palabras contra los «partidos obsesionados en dividir». «Esto no es Corea», sentenció. «Aquí no hay norte ni sur, aquí hay Galicia (...) No dividimos entre buenos y malos. Todos cabemos en Galicia, y Galicia es un mosaico plural de gente quiere al país» , despejó el mandatario popular, que por momentos hizo gala del «galleguismo constitucional» que distingue al PPdeG, heredado de la tradición política de Manuel Fraga yFernández Albor.

Del lado opuesto, en contra de los discursos centrífugos de las ciudades y las «brechas inexistentes», el PP se conjura para recuperar el terreno electoral perdido en 2015 . Objetivo:arrebatar a la izquierda principales alcaldías y diputaciones. «Llevamos dos años sin ir a las urnas, pero eso no significa que llevemos dos años descansando», alertó el presidente. Antes del fin del verano, los populares gallegos presentarán a sus cabezas de lista:uno de los último pasos antes de que la carrera hacia las urnas alcance velocidad de crucero.

Enfrente, aludió Feijóo, compite una Marea dividida en sus cuitas internas, un BNG de «viejas recetas», un partido como Ciudadanos, que trata de «inventar problemas donde no los hay», y el PSdeG, espoleado por el efecto luna de miel de la llegada de Sánchez a Moncloa . A ese respecto, y a la misma hora en la que la vicepresidenta Calvo asistía a la fiesta de los socialistas gallegos en Oroso, el presidente gallego les envió un dardo del que se pudieron dar por aludidos tanto su líder, Gonzalo Caballero, como el delegado del Gobierno en la Comunidad, Javier Losada: «Siempre actuó como una sucursal y no como un partido de Galicia» .

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