CRISIS EN EL RUPTURISMO

La difícil reconciliación en En Marea

Villares apela a las «garantías» para defender la suspensión de las primarias

Noriega descarta la fractura, mientras las dos almas del partido esperan las auditorías

El líder de En Marea y candidato a las primarias, Luís Villares MIGUEL MUÑIZ

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Las heridas surgidas a raíz de la crisis en las primarias de En Marea no son de fácil cicatrización. Es una conclusión que comparten las dos almas del partido instrumental: tanto la más próxima al líder, Luís Villares, como el círculo que rodea a David Bruzos, su rival en las urnas. La suspensión cautelar del proceso por una presunta «intrusión» en el censo ha contaminado hasta tal extremo los ánimos que un agravamiento de la fractura es una posibilidad real . Que sea o no irreversible depende de si el conflicto enfila la vía judicial y de si ambas mitades son capaces de aparcar las muchas y muy variadas rencillas que vienen acumulando desde tiempo atrás.

Ayer, Villares compareció para enviar un mensaje de «tranquilidad y normalidad democrática» a los inscritos que el fin de semana estaban llamados en un principio a votar, pero que acabaron asistiendo a una de las jornadas más aciagas en la corta historia de En Marea. En primer lugar, el portavoz rupturista afirmó que, tras haber detectado una «grieta de seguridad»en la lista de electores, el aplazamiento de las primarias se hizo necesario «para restaurar la confianza». «Cualquier sector», incidió, «respalda que la votación sea con garantías» .

La disputa, sin embargo, excede los lindes de la política. La coordinadora de En Marea, controlada por Villares, espera recibir a mediados de semana los resultados de las dos auditorias encargadas sobre el asunto :una interna, a cargo del partido, y otra externa, que elaborará un «perito informático experto», según ha podido conocer ABC. Si los informes certifican algún tipo de intrusión, la cúpula de la formación ya ha advertido de que pondrá los hechos en conocimiento de la Agencia de Protección de Datos. Y a partir de aquí, el caso podría derivar en los tribunales y en posibles sanciones: sin duda, el más complejo de los escenarios . «Si se cometieron irregularidades, serán sustanciadas donde corresponde (...) Es nuestra obligación legal. Todo el mundo tiene que tener la seguridad de que con esta dirección al frente no se va a permitir ningún tipo de vulneración de la ley», confirmó Villares.

En juego no solo están las primarias, sino también el porvenir de una marca asentada sobre la voluntad de unión de otras siglas de izquierda. De momento, el magistrado en excedencia confió en que las acusaciones vertidas en los últimos días sean producto de la «confrontación electoral» y que, en el momento de celebrar las primarias, de ellas salga «un único Consello (das Mareas) capaz de ilusionar a la gente». En su opinión, una vez restituido el proceso, las primarias deberían convocarse «cuanto antes» .

Quien tampoco quiere hablar de fractura es el alcalde de Santiago, Martiño Noriega, uno de los sostenes de la candidatura de Bruzos. «Para nada: eso no puede ni debe ser una opción» . Aún así, el líder de Compostela Aberta dejó claro que el estallido de la crisis, además de ser «poco edificante», no saldrá «gratis» en términos de respaldo electoral. Las elecciones municipales, en las que Noriega aspira a repetir como regidor, están a la vuelta de solo seis meses.

Otro de los apoyos de Bruzos, en este caso Esquerda Unida, remitió ayer un comunicado en el que explicó lo sucedido a partir del pasado viernes y donde consideró, a renglón seguido, que la decisión adoptada por la dirección villarista supuso «una vulneración de los derechos de las personas inscritas» . Desde de la formación comandada por Eva Solla, reclaman «una solución rápida, transparente y con garantías» para que las bases «puedan votar con mayor brevedad».

Versiones contrapuestas

Por lo pronto, el entorno de Villares y de Bruzos todavía no se ponen de acuerdo ni en la concatenación de los acontecimientos que llevaron a EnMarea hasta este punto. Fuentes de uno y otro sector consultadas por este diario mimetizan el choque que en estos momentos libran dos órganos internos de la confluencia: la comisión de garantías —en funciones y compuesta por tres personas afines a Villares— y el comité electoral —integrado por trece miembros, de los cuales diez se inclinan hacia los críticos—. El primero decretó la suspensión de las primarias;el segundo deslegitimó la decisión.

Así, el relato que se hace desde la coordinadora se remonta al pasado domingo 25 de noviembre. Pasadas las once de la mañana, el responsable del censo, Gonzalo Rodríguez, mantiene una reunión en la sede de En Marea en Santiago con personas del comité electoral para verificar la lista de ambas candidaturas. Durante el transcurso del encuentro, y según esta versión, el comité electoral reclama acceder al «pass» o contraseña del censo, petición que le es denegada por Rodríguez.

Una segunda reunión tiene lugar el viernes 30, día en que las primarias saltan por los aires tras una denuncia del comité de garantías. Las conversaciones duran una «burrada de horas» y se chequea en la lista del censo alguna posible irregularidad. No se producen resultados determinantes por la dificultad que implica detectar intromisiones mediante la «observación visual», alegan.

En la candidatura de Bruzos confirman que, efectivamente, las comprobaciones se produjeron la noche del viernes y se constató que no existía «ninguna impresión de que pudiera haber manipulación» . Y no por lo laborioso del proceso. Al contrario, sostienen que los inscritos figuran en la lista de forma «consecutiva» y que cualquier alteración en el orden haría saltar las alarmas.

Otras voces de este sector todavía no se explican por qué En Marea esperó hasta el último minuto para paralizar las primarias —ocho de la tarde, último día de campaña— si la «intromisión» que denunció a la postre la comisión de garantías ya se había detectado desde comienzos de la semana. Solo les encaja la hipótesis de que Villares y sus allegados —especialmente señalado es el histórico Mario López Rico (Cerna), ex del BNG— esperaban una derrota en las urnas y que aprovecharon los problemas con la relación de inscritos para detener abruptamente las votaciones.

A partir de aquí, ninguna voz es capaz de señalar un posible camino de entendimiento que ponga fin al terremoto. La auditoría y sus interpretaciones posteriores marcarán un punto de inflexión en las relaciones internas de la confluencia, sin que nadie se atreva a descartar en privado un cataclismo en forma de escisión .

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