Los miembros de la OSG que continúan en la orquesta desde el minuto 1: Gertraud Brilmayer-Graser, Petur Eiriksson, Josef Kramar Kocian, Celia Landelle, Eugenia Petrova, Segiy Rechetilov, Scott Hardy, Florian Vashi (músicos), y José Antonio Anido, Alberto García Buño, José Manuel Queijo y Ángeles Cucarella (equipo técnico y administrativo)
Los miembros de la OSG que continúan en la orquesta desde el minuto 1: Gertraud Brilmayer-Graser, Petur Eiriksson, Josef Kramar Kocian, Celia Landelle, Eugenia Petrova, Segiy Rechetilov, Scott Hardy, Florian Vashi (músicos), y José Antonio Anido, Alberto García Buño, José Manuel Queijo y Ángeles Cucarella (equipo técnico y administrativo) - ABC
La Sinfónica de Galicia cumple 25 años

Bodas de Plata para un lujo de orquesta

Un 15 de mayo de 1992, se alzaba por primera vez el telón del Palacio de la Ópera para el concierto de estreno de una ambiciosa iniciativa cultural: una orquesta sinfónica. Hoy es uno de los patrimonios más valiosos de La Coruña

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Lo verdaderamente relevante para una orquesta no es cumplir años, un hito con escaso mérito. Lo tiene, por el contrario, hacerlo habiendo alcanzado cotas de excelencia en un relativamente corto espacio de tiempo. Ese es, sin duda, el caso de la Orquesta Sinfónica de Galicia, un proyecto que empezó siendo de ciudad, La Coruña, y hoy lo es de toda la Comunidad, a la que sirve como embajadora cultural de excepción.

La fecha para la onomástica ha sido el lunes, 15 de mayo, cuando se cumplieron los 25 años de aquel primer concierto inaugural, en el que la Orquesta se presentaba ante el que sería su público, con un programa compuesto por «Espacio de Espejo» (Tomás Marco), «Ultreia» (Rogelio Groba), Misha Maisky como solista en el «Concierto para violoncello» (Dvorak) y los «Cuadros para una exposición» (Mussorgsky).

La velada inauguró la relación sentimental de los aficionados con los músicos, que la festejaron con hasta cinco piezas de propinas.

La orquesta se crea en 1991 por decisión del alcalde Francsico Vázquez, que encarga el reto a Méndez Romeu

El primer paso administrativo fue la creación del Consorcio para la Promoción de la Música, que en un primer momento componen Ayuntamiento y Amigos de la Ópera de La Coruña, y al que no se incorporaría la Xunta hasta 2004. En el otoño de 1991, Méndez Romeu viaja por España para recabar impresiones de otras orquestas ya en funcionamiento. De ahí se contrata al primer director musical, Sabas Calvillo, y a Juan Bosco como gerente.

El siguiente paso fue una ambiciosa fase de audiciones en febrero de 1992 por medio mundo. A las pruebas de Stuttgart, Londres, Nueva York, Bratislava, San Petersburgo y La Coruña se presentaron casi mil aspirantes. Los 75 elegidos —de 14 nacionalidades— participaron en el concierto inaugural. Hoy permanecen en la orquesta 8 de aquellos pioneros.

Víctor Pablo

El maestro burgalés fue quien cinceló el sonido de la orquesta y la dotó de identidad propia

Las bondades de la Sinfónica se extendían por España en las numerosas giras realizadas. Y se convertía en un murmullo creciente, amplificado por la nómina de batutas de prestigio que accedían a subirse al podio: López Cobos, Raymond Leppard, Lorin Maazel, Gennadi Rozhdestvenski, Christoph Eschenbach, Eliahu Inbal, Alberto Zedda, Gianandrea Noseda, Ton Koopman, Neville Marriner, Michail Jurowski... La nómina de talento sería interminable.

El crecimiento exponencial de la OSG dio al proyecto una dimensión global. En 1995 se pone en marcha la iniciativa que cimentaba el futuro: la joven orquesta sinfónica, algo más que un banquillo de lujo, que permitía a músicos locales formarse y tener su primera oportunidad en un conjunto de nivel, aprender con directores de renombre y establecer un vínculo directo con el Conservatorio Superior de La Coruña. De él han salido músicos que hoy conforman la actual plantilla de la Sinfónica. El programa educativo se completó con la Orquesta Joven, el Coro Joven y los Niños Cantores, extensiones estos dos últimos del Coro creado en 1998.

En esa carrera por la excelencia faltaba una nueva meta: el repertorio lírico. El impulso lo dio el Festival Mozart, que recaló en la ciudad de la mano de Alberto Zedda y Antonio Moral, tras nacer en Madrid. Eso, sumado a las obras en el Palacio de la Ópera para habilitar un foso y mejoras técnicas en el escenario, descubrió una nueva faceta de la OSG. Fue orquesta residente del prestigioso Festival de Pésaro gracias a Zedda. Y volvió a la carretera para hacerse oír en templos como el Musikverein vienés (2009).

Tras Enrique Rojas llegaron a la gerencia Patrick Alfaya, Félix Palomero, Oriol Pons y, en 2011, su actual responsable Andrés Lacasa. Él pilotó el recambio al frente de la dirección musical, que Víctor Pablo Pérez dejó tras veinte años de trabajo. Su sustituto, Dima Slobodeniouk, insufló en la orquesta la aproximación a nuevos repertorios, para mantener los elogios de la crítica nacional.

El presente y el futuro de la OSG está al alcance de todos, en internet. El ciclo sinfónico de Beethoven con el que celebrará sus Bodas de Plata se retransmitirá íntegramente en streaming de alta definición. Gracias a su canal de YouTube, el Festival de Abu Dhabi los invitó el pasado año. «Es increíble lo que la OSG ha conseguido en 25 años», dijo el maestro López Cobos a ABC en abril. Toda la razón del mundo.

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