José Luis Jiménez - Pazguato y fino

Besteiro sobrevive

Caballero ejerció de carta comodín, la que gana cualquier mano de la partida porque su poder interno es omnímodo e incontestado

José Luis Jiménez
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Ese experto superviviente que es José Ramón Gómez Besteiro realizó ayer otra jugada maestra, otra larga cambiada a propios y ajenos con un único fin: ganar tiempo. Unas semanas más, quién sabe si algunos meses, que vendrán convenientemente acompañados de rezos y votos a San Judas Tadeo, patrón de las causas desesperadas, para que Pilar de Lara le levante la cuádruple imputación o, en su defecto, la Audiencia Provincial salga en su rescate. En el fondo parece latir un legítimo impulso por aspirar a la Presidencia de la Xunta, pero Besteiro y el PSdeG deberán preguntarse si puede ser a cualquier precio. ¿No será demasiado alto el coste de llevar un candidato imputado, en estos tiempos en que la izquierda pintoresca de las Mareas —socio forzoso— se ha vuelto tan exquisita y la opinión pública tan susceptible?

Ni siquiera la excepción que Pedro Sánchez y Albert Rivera redactaron exprofeso para Besteiro en su fracasado acuerdo de investidura es justificación suficiente para seguir aplicando triquiñuelas con las que ganar tiempo y empujar al partido a la insostenible situación de designar al secretario xeral como candidato por no haber tiempo material para esas primarias que tanto nos vendieron como ejemplo de participación. No las creeremos hasta que no las veamos.

Más allá del fondo, la jugada de Besteiro necesitó de un apoyo formal, el de Abel Caballero. El alcalde de Vigo ejerció de carta comodín, la que gana cualquier mano de la partida porque su poder interno es omnímodo e incontestado. Pero nunca es desinteresado. Si Caballero se plegó a la pretensión de Besteiro de apurar los plazos del calendario no es por echarle un cable sin más, sino porque a él también puede interesarle ampliar la perspectiva para analizar la situación. Quizás porque empieza a percibir que las Mareas pierden el empuje que tuvieron en las elecciones generales y ya no amenazan la segunda posición del PSdeG, esa que permitiría optar a liderar un gobierno de izquierdas. Quizás porque, en ese caso, sí le interese aupar a alguien de los suyos para aspirar a la Xunta, y no como hasta ahora, que no quería quemar sus naves en el intento. Que Besteiro se ande con ojo.

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