División en el rupturismo
En Marea agranda su fractura en un tenso plenario marcado por la división
Hubo enfrentamientos, gritos y acusaciones de tongo entre las dos almas de la confluencia
La división en el seno de En Marea estalló este sábado en el plenario de la formación. La que estaba llamada a ser una cita para debatir el reglamento de las elecciones internas en las que se renovará la dirección de la confluencia acabó convertida en una sucesión de encontronazos, acusaciones de «tongo» y críticas cruzadas entre las dos almas de la confluencia: los partidarios y los detractores del actual líder del partido instrumental, Luís Villares.
La falta de entendimiento entre unos y otros se hizo patente desde el comienzo de la cita, que arrancó con tres horas de retraso después de que unos y otros se enredasen discutiendo cuestiones de trámite. Hubo incluso momentos de tensión, cuando una quincena de militantes se agolpó en la puerta del aula en la que se celebraba la cita con la intención de participar pese a no haberse registrado como inscritos en tiempo y forma. «Entrad, están intentando robar el plenario», proclamó visiblemente alterada la diputada autonómica de En Marea, Luca Chao. Los gritos de «tongo» por parte de los asistentes también fueron una constante durante todas las votaciones. El descontrol fue tal que en un momento dado la mesa de la asamblea tuvo que advertir a parte de los asistentes de que no se podía fumar en el aula de la facultad de Económicas en la que se estaba celebrando la asamblea.
«Yo estuve en Amio y el ambiente aquí es mucho peor», resumía una militante de En Marea durante un impás del plenario. La imagen que mejor resumió el espíritu de la asamblea fue la de un cariacontecido Luís Villares al que le ordenaron retirarse de la tribuna de oradores en contra su voluntad alegando «falta de tiempo» durante su defensa del documento político del partido instrumental. Al iniciar su intervención, unos lo recibieron con aplausos y al grito de «presidente, presidente». La otra mitad del partido se mantuvo de brazos cruzados.
Precisamente, Villares obtuvo una de cal y otra de arena en esta cita . Por primera vez, los críticos con el magistrado en excedencia lograron superar en número a los «villaristas». Así, lograron imponer la mayor parte de sus tesis y aprobar una ampliación del plazo en el que permanecerá abierto el censo electoral para los próximos comicios. Villares y los suyos defendían cerrar la lista de inscritos durante el día de ayer, coincidiendo con la celebración del plenario. Sin embargo, el sector crítico aglutinado bajo la llamada «Mesa pola confluencia» logró que el plazo pueda permanecer abierto hasta el próximo 23 de noviembre tras recabar 305 votos a favor de su propuesta frente a 258 en contra. La medida abrirá una nueva carrera entre las dos facciones de la confluencia para intentar «engordar» el censo de la formación de cara a las elecciones. Ya en las semanas previas a la celebración de este plenario el partido instrumental vio incrementada su lista de inscritos en unas 400 personas.
Listas cerradas
Acto seguido, cuando todo parecía negro para Villares a la luz de la superioridad numérica de sus críticos, la división existente entre los detractores del líder de En Marea hizo que saltase la sorpresa. Los participantes en el plenario rechazaron por apenas una treintena de votos la principal petición de la «Mesa pola confluencia», que pasaba por que la elección de la nueva dirección se elija mediante un sistema de listas abiertas. En este colectivo —en donde están integrados partidos como Anova, Podemos o Esquerda Unida, así como las tres principales mareas locales— existían reticencias sobre la conveniencia de este sistema, lo que se acabó traduciendo en una fragmentación de su voto. Así, se impondrá el criterio de Villares y en los comicios se votarán candidaturas cerradas, el mismo sistema con el que fue elegida la actual dirección, controlada por el lucense.
