Salarios y productividad

Recientemente escuchaba al presidente del Banco Popular decir que las empresas españolas, una a una, deberían vincular aumentos salariales a mejora de productividad. Y empiezo diciendo que estoy de acuerdo con esa manifestación por muchas razones: el aumento de la productividad de los trabajadores permite mejorar los resultados empresariales, lo que facilita las inversiones y, por tanto, el crecimiento, permitiendo además mejorar en el mismo sentido la retribución al trabajo, frecuentemente responsable de esa mejora.

El mayor consumo asociado al incremento salarial, unido a la mejora en la producción de las empresas españolas, debe llevar aparejado un incremento del consumo interno a la vez que una mayor capacidad para exportar de las empresas españolas, lo que apunta a esa espiral positiva necesaria para salir y olvidar la crisis al menos durante un largo periodo de tiempo.

Por supuesto sin atender a burbujas de cuyas consecuencias deberíamos estar curados, aunque nuestra capacidad para olvidar, muy útil en muchos aspectos de la vida, en este caso seguro que vuelve a jugarnos malas pasadas en el futuro.

Solo una pequeña matización a aquellas palabras. La mejora productividad del factor humano en las empresas está ligada habitualmente a la innovación en procesos, y quizás convendría ampliar el concepto, solo a efectos expositivos, al de innovación productiva; es decir, a la innovación que aporta resultados sostenibles a las empresas, y esto puede proceder de la mejora en los procesos, en los productos, en la comunicación, en el impacto social, en los mercados.

La identificación de los llamados «océanos azules», espacios aún no competidos en los que podemos aportar ventaja competitiva que nos permita tomar una posición de liderazgo y apropiarnos de una parte del valor aportado, es una forma difícil de innovación pero sin duda la más útil si conseguimos hacer sostenible esa posición. Y la sostenibilidad, lo he dicho en reiteradas ocasiones, está asociada fundamentalmente a intangibles de la empresa, a elementos no copiables o muy difíciles de copiar, esto es, a las personas de la compañía y las relaciones cruzadas.

Y es especialmente difícil en compañías pequeñas, como la gran mayoría de nuestras empresas. Solo la formación continua, la cooperación interempresarial, un clima laboral adecuado y un salario competitivo, serán capaces de fomentar ese espíritu innovador y de equipo imprescindible para crecer.

Javier Fur es presidente del Círculo de Economía de Alicante