El alcalde trata de calmar al gremio hostelero y su socio les fija un ultimátum

El tripartito que gobierna Alicante mantiene con el gremio hostelero un pulso que dura meses a cuenta de los veladores en las terrazas de varias zonas del centro de la ciudad, que viven un auge inusitado por el fenómeno del «tardeo». Ayer volvió a quedar en evidencia la división entre el alcalde, Gabriel Echávarri, y su socio de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, ya que mientras el primero se reunió con representantes del sector para tratar de apaciguar su malestar, el segundo se mantuvo en sus trece y advirtió de que la mesa de trabajo creada para alcanzar un acuerdo tendrá un carácter meramente «consultivo» y la última palabra la tiene él.

El último mensaje transmitido en calidad de concejal de Ocupación de Vía Pública y Urbanismo es un ultimátum para el lunes, cuando dos cafeterías deben decir «sí o sí» a una reducción de sus terrazas, según aseguró la presidenta de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante (APEHA), María del Mar Valera.

Díez se sacrifica

Por su parte, el presidente de la Asociación de Locales de Ocio y Restauración de Alicante (Alroa), Lalo Díez, puso su cargo a disposición de los asociados ante la imposibilidad de mantener «un diálogo fluido» con Pavón y para evitar «más enfrentamiento y rebajar la tensión», si bien descartó pedir la dimisión del concejal. Sí le instó a que «piense en esas familias que están a punto de quedarse sin trabajo si se lleva adelante ese plan de reordenación».

Díez también estaba presente en la reunión con el alcalde, quien admitió el «conflicto», pero lo situó entre hosteleros y vecinos, aunque los primeros están dispuestos a sentarse a negociar con ellos. Echávarri, además, ratificó que no piensa quitar competencias a Pavón.