Vicente Vera - Cambridge Circus

La Luna, Woodstock, Easy Rider: My Generation

«Sigo embaucado por los diferentes lances de la Luna en todas sus manifestaciones artísticas y todavía me embarga de felicidad el sonido de la Harley»

Neil Amstrong en el primer paseo lunar EFE/NASA

A lo largo de este tórrido estío caracterizado por sus altas temperaturas nunca alcanzadas en los últimos cien años he sido capaz de activar la maquinaria de los recuerdos de mi adolescencia, ejercitar esa facultad tan preciada del ser humano. Han sido varios y muy diversos los retazos que mi inquebrantable memoria ha querido despertar y dejarme visualizar a modo de viaje iniciático en el tiempo, algunos hechos que acaecieron durante el también caluroso verano del año 1969.

Durante los meses de julio y agosto de aquel lejano año, me encontraba en plena adolescencia y veraneando en la playa con mi familia. Ahora esta visión retrospectiva me permite ser consciente del privilegio de haber vivido algunos hechos hoy ya históricos para la evolución de la humanidad, y otros quizá más relacionados con los movimientos contraculturales y rompedores de barreras para millones de jóvenes de los EEUU y de todo el mundo occidental. En esta ocasión tan particular para mí les quiero contar algunos recuerdos sobre dichos acontecimientos que tuve la oportunidad de vivir en mis propias carnes : La llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de 1969; un mes después la celebración del histórico Festival de Woodstock en el Estado de Nueva York durante los días 15-18 de agosto; un tercer hito cultural de trascendencia internacional fue el estreno de la película Easy Rider , hoy lo llamaríamos una road movie dirigida por Dennis Hopper y protagonizada por él mismo junto a Peter Fonda , tristemente fallecido recientemente y también el inefable Jack Nicholson .

Neil Amstrong en el primer paseo lunar EFE/NASA

Tengo que decir que respecto al primer acontecimiento, la llegada del hombre a la Luna, un 20 de julio recuerdo básicamente una imagen muy familar en la playa y estando todos alrededor del televisor. Las imágenes en directo no resultaban nada nítidas pero si destacaba una serena emoción en torno a una aventura tan esperada. Si bien es cierto que la Luna no era en aquel momento de mi juventud un asunto determinante, me encontraba más afianzado a la tierra que nunca, aquello me parecía más una historia de ciencia ficción al viejo estilo de Asimov o de Ray Bradbury . Es evidente que años más tarde empecé a conocer más y mejor la importancia que tenía la Luna tanto en el campo literario y cinéfilo como en el científico. Fue un placer descubrir la importancia de la Luna en la poesía de García Lorca , símbolo lorquiano de de la muerte en su insuperable Romancero Gitano , recordaré siempre el Romance de la luna, luna:” Por el cielo va la Luna con un niño de la mano”. Del mismo modo recordaría las imágenes del alunizaje en la superficie lunar cuando tuve la oportunidad de conocer y disfrutar en el cine las joyas del maestro francés Georges Melies , su documento visual y muy personal sobra la Luna. Por último no puedo eludir dos Lunas más que me impactaron en diferentes etapas de mi vida. La primera «Objetivo: La Luna», decimo sexto álbum de las Aventuras de Tintín , y ahí sí pude conocer mejor los entresijos científicos de aquella aventura de la NASA y el Apolo 11 que no caló lo suficientemente hondo en mi acervo cultural en aquel preciso momento. Comprendí que el profesor Tornasol me ayudó a entender aquella hazaña que sembraría de dudas para algunos colectivos si fue realidad o ficción. Y cómo no voy a citar una Luna que para un melómano como yo sí que me impregnó plenamente de toda su filosofía musical: «Dark side of the moon», álbum estrella de la banda británica Pink Floyd. Ha sido uno de los vinilos más vendidos de todos los tiempos. Esto ya fue durante los años 1973-1974, ya en la etapa de estudiante en Valencia. Esta Luna de Pink Floyd consiguió dar un giro de 180º a la música rock de aquellos fructíferos años musicales. Y todavía hoy es un placer para la mente escuchar con atención algunos de los temas incluidos en ese álbum capital para la historia musical del siglo XX. De ahí que la Luna haya ejercido tanta influencia en mi ciclo vital desde que cumplía los catorce años. Como si emulara a Sísifo siempre he llevado a la Luna sobre mis espaldas. Me ha dado fuerza para afrontar los temores que ya tenía Federico cuando escribía Romancero Gitano o el Poema del Cante Jondo: La muerte.

Público en el festival de música Woodstock AP

Cambio de tercio, mis recuerdos derivan ahora hacia las tablas de otro gran evento celebrado en agosto de 1969: Woodstock 15-18 de agosto. Es evidente que no estuve allí, pero sí me hubiera gustado. Qué aficionado a la buena música no ha visto alguna vez imágenes de dicho macroconcierto durante aquellos agitados días de agosto en el Estado de Nueva York. En España apenas hubo eco mediático sobre este concierto, apenas unas líneas en publicaciones musicales como Mundo Joven, Musical Express y poco más. Tuve la suerte de conseguir prensa inglesa que nos mantenía bien informados sobre la planificación del concierto, el buen rollo que se generó entre los casi 500.000 asistentes y fue envidiable ver las caras de felicidad de todos ellos a pesar del calor, la intensa tromba de lluvia que les cayó durante algunas horas y sorprendió gratamente el estoicismo con el que padecieron todas las incomodidades y el lodazal que se generó por las intensas lluvias. Tuvo su compensación. Ver y escuchar la música que necesitaban oír debió ser algo difícil de explicar, sensaciones muy epidérmicas que conmovían a los preocupados organizadores del festival sabiendo incluso que no iba a ser tal negocio como ellos pensaron desde el principio. El hecho es que todavía hoy celebramos su 50º aniversario, y revisamos las miticas actuaciones de Joe Cocker, Crosby, Stills &Nash, la Credence, Janis Joplin, Joan Baez, Jefferson Airplane, Jimi Hendrix y su electrizante solo del Himno americano. A día de hoy reviso con alguna frecuencia los vinilos del concierto y algunos videos, y sinceramente el que se conmueve en esos minutos de audición soy yo. Pensar que estas bandas y solistas los estoy siguiendo desde el principio y aun hoy siguen sonando sus canciones y melodías, absolutamente actuales que nos inducen al optimismo y ayudan a ser capaces de vencer toda esta desidia social y política actual, sin olvidar el egoísmo que padecemos diariamente, dando la impresión que de nada ha servido todo lo que llevamos vivido, por eso no tenemos otra tarea que continuar dando apoyo a Sísifo para sobrellevar la pesada piedra hacia la cumbre de la montaña y de la libertad, por la que luchaban los jóvenes en esas imágenes panorámicas de las tierras donde se reunió tal multitud de gentes gracias al buen gesto de aquel granjero Max Yagur que las cedió a la organización del concierto en las afueras de Bethel, en Walkill concretamente.

Imagen conocida de la película Easy Rider ABC

Una tercera y última reflexión, pero no menos importante como se podría decir también aquí. Se trata de una película también mítica entre cinéfilos y moteros que se titula Easy Rider, Estrenada en los EEUU en 1969. En España la pudimos ver en torno al año 1975. Recuerdo haberla disfrutado en una sala en la capital del Turia durante mi etapa de estudiante. Poco tiempo después viajé a Londres y allí en una conocida megastore de discos y posters que había en Trafalgar Square hallé dos de ellos de tamaño XL con dos diferentes secuencias de la película, ambas contaban con Dennis Hopper y Peter Fonda o el Capitán América, a lomos de sus respectivas Harleys Davidson choppeadas con las horquillas perdidas en el infinito, y gozando de la libertad y búsqueda de sus destinos a lo largo y ancho de los EEUU. Me encandiló esta película por su naturalidad, espontaneidad, frescura, sobre todo la inigualable interpretación del recientemente fallecido Peter Fonda, de presencia impecable y su compañero Billy (Dennis Hopper) así como también impactó el papel del genial Jack Nicholson a bordo de la chopper de Capitán América con su casco dorado de jugador de football americano, magistrales todos ellos; y no digamos la banda sonora, todavía la escucho hoy y me invita a seguir buscando mi destino, arrojando el reloj al vacío para comenzar un nuevo viaje de Ulises a los orígenes.

Nos aproxímanos al final del veraneo y la astenia que en algún momento ha pretendido atraparnos durante esos meses de infernal estío, con temperaturas que pasarán a los anales de la historia de la climatología española. Con estas reflexiones y recuerdos pongo punto final a mis vacaciones. Ha sido un placer volver a visionar las imágenes de la actuación de The Who en el concierto de Woodstock, cantando My Generation que se ha convertido en una especie de himno que ellos crearon y que disfrutamos atónitos observando a Roger Daltrey lanzando el micrófono al infinito pero siempre certero en su vertiginoso descenso. Confieso que fue un verano que marcó mi futuro, tal es así que sigo embaucado y atrapado por los diferentes y diversos lances de la Luna en todas sus manifestaciones artísticas y como no podía ser de otra manera todavía me embarga de felicidad el sonido de la Harley mimetizada con la bandera americana de la barras y estrellas y pilotada por el intrépido Peter Fonda o mejor el Capitán América y los coros de Steppewolf cantando al viento Born to be Wild.

Feliz regreso de vacaciones y les deseo una tranquila vuelta al trabajo.

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