Fernando Llopis - El último liberal

Puigdemont y los ladrones de cuerpos

«No hay que olvidar que aunque parezca que a los valencianos la amenaza nos pilla un poco lejos no hay que dormirse»

Ximo Puig y Mónica Oltra en una rueda de prensa ROBER SOLSONA

La invasión de los ladrones de cuerpos es un terrorífico relato de ciencia ficción en la que, su director, Don Siegel, retrató la angustia que sufren unos ciudadanos normales al descubrir que sus familiares, vecinos y amigos se empiezan a comportar de forma extraña y amenazante. Externamente todo parece igual, la ciudad es la misma, pero la gente con la que antes convivías tan felizmente y con la que podías hablar de casi cualquier cosa, ahora suponen un riesgo. No, no me estoy refiriendo a la situación de la Cataluña actual, sino que la película original se rodó en plena Guerra Fría , en la que se había extendido la idea de que cualquiera de tus vecinos podía ser un peligroso anticomunista. Pero en la película el peligro es otro, unas extrañas vainas caídas del espacio son capaces de generar un cuerpo idéntico al de cualquier humano, sustituyendo al original. Se ha iniciado una invasión, cuyo objetivo es ir sustituyendo progresivamente a todos y cada uno de los miembros de la raza humana. La idea es lo suficientemente buena, y la película, sin duda uno de los clásicos del cine de ciencia ficción ha tenido hasta tres remakes, el segundo igual de bueno que la primera con un final auténticamente impactante. La transformación de los seres se produce mientras duermes, con lo que una vez detectado el origen, los protagonistas no pueden descansar hasta que puedan encontrar un remedio a la invasión.

En cierta forma, algo así ha pasado en la sociedad catalana en todos estos años de transición. Poco a poco, se ha ido inoculando en la gente un sentimiento anti español, pero vendiendo que era pro-catalán . Se ha cambiado la historia, se ha adoctrinado en las aulas, se ha arrinconado el estudio de la lengua española con las más absurdas justificaciones y mientras tanto, los medios de comunicación afines a la Generalitat o alimentados con fondos públicos han dado continuidad y soporte a una historia sin sentido. Día a día, mientras la sociedad dormía, generación a generación todo iba cambiando, pero nadie desde el gobierno español parecía querer darse cuenta, o más bien necesitaban los apoyos de los partidos nacionalistas para seguir en el poder. Así, populares y socialistas prefirieron mirar hacia otro lado, o incluso peor, formando parte de tripartitos infames que promovieron estatutos incondicionales. En la película se retrata la desesperación de los protagonistas por intentar hacer ver el terrible destino que esperaba a la sociedad si no se actuaba. Así ha estado mucha de la sociedad catalana que solo ha encontrado en Ciudadanos una respuesta a la agresión nacionalista.

Ximo Puig y Mónica Oltra en una rueda de prensa ROBER SOLSONA

Es patético cuando oyes hablar a los dirigentes populares y socialistas de distensión y de referéndums de autogobierno o de que no hay que quitar los famosos lazos amarillos que están ocupando los espacios públicos, a pesar de que traten de representar que estos solo pertenecen a la mitad de la sociedad catalana.

Esa distensión y ese dejar que las vainas se vayan apoderando de la sociedad es lo que nos ha conducido a donde estamos ahora, así que es muy probable que aplicando las mismas recetas el problema solo se empeore. Es cierto que es difícil encontrar una alternativa “light” que permita solucionar los problemas que tiene la democracia cuando los antisistema o los que no creen en la misma llegan al poder, pero algo toca hacer, y yo apuesto simplemente por aplicar la ley. Si hay personas en España que no creen en las leyes actuales, existen mecanismos para cambiarlas, pero no se puede permitir que se incumplan.

También hay que decir basta a las maniobras y mensajes “guays” con cianuro en su interior lanzados desde algunos lugares, donde se dice por ejemplo que quitar lazos amarillos es generar tensión pero ponerlos es un símbolo de protesta pacífica. Es triste ver que Ciudadanos y Vox se han quedado solos en este sentido. Mientras tanto, el nuevo dirigente popular, Pablo Casado, prefiere pensar en otras cosas, aunque he de reconocer que lo me realmente me da miedo es lo que pueda pensar o improvisar el presidente del gobierno socialista Pedro Sánchez.

En la película, uno de los invasores ladrón de cuerpos amenazaba a la cámara diciendo que “tú vas a ser el siguiente”. No hay que olvidar que aunque parezca que a los valencianos la amenaza nos pilla un poco lejos no hay que dormirse. Cuando escuchas las declaraciones de algunos dirigentes del gobierno del Botánic, presidente Les Corts incluido, uno ya se plantea mirar bajo de la cama por si hay una vaina o leer más detalladamente los decretos que afectan a la educación en nuestra Comunidad.

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