María José Mira* - Altura de mira

Mujeres, hombres y viceversa

«Las mujeres no reivindicamos el derecho a conciliar nuestras familias con el trabajo por placer»

Imagen de archivo de una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora ROBER SOLSONA

El día que decidí seguir adelante con mi embarazo sabía que estaba asumiendo la responsabilidad, también, de dejar un entorno de confort. Pero cuando nació mi hija supe que lucharía para que ni ella ni ninguna otra sufriera discriminación por el hecho de haber nacido mujer.

Debo reconocer que el hecho de haber vivido cierta excepcionalidad a lo largo de mi carrera profesional puede haber provocado que entre mis preocupaciones no estuviera la brecha salarial que de forma histórica han sufrido las mujeres respecto a los hombres. Una brecha que, bien analizada, no sólo se produce por las decisiones empresariales, políticas o sociales en general, sino también por las familiares.

Mi entorno familiar nunca ha vivido la diferencia entre los salarios masculinos y los femeninos. Mi madre estudió una carrera y trabajó hasta que los quehaceres familiares impidieron que pudiera seguir haciéndolo. Eso sí, por decisión propia. Los motivos eran obvios; velar por la educación de sus cuatro hijos y atender a sus mayores en situación de dependencia. Su elección le llevó a aparcar su sueño, aunque permitió poner alas a los sueños de otros.

Mi padre, en consecuencia, pudo desarrollar su trabajo con la tranquilidad de que mi madre siempre estaba allí para sostener lo que realmente importaba. Hasta cuatro ocasiones pasó mi madre las pruebas de la selectividad de cada uno de sus hijos e incontables fueron las prácticas del coche que vivió hasta que todos y cada uno aprobamos el carné. Tampoco se podrían contar los pañales de todos los tamaños que mi madre ha cambiado en su vida. Es posible que mi opción de no querer sacrificar mi realización laboral sea una forma de compensar lo que hizo por mi madre por mí. Y, en definitiva, lo que han hecho todas las madres por sus hijas.

En general y cada una por sus propios motivos, las mujeres no reivindicamos el derecho a conciliar nuestras familias con el trabajo por placer. Vigilar la educación de nuestros hijos e hijas y cuidar de nuestros mayores dependientes a la vez que desarrollar nuestra carrera profesional sólo es una reivindicación que deberíamos hacer todos y todas si de verdad queremos que el mundo se sostenga.

Imagen de archivo de una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora ROBER SOLSONA

No permitamos que los bulos calen en la sociedad . La brecha salarial sí existe . Las empresas sí pagan de manera distinta, a veces incluso desorbitada, a los hombres frente a las mujeres, incluso aunque no quieran. Lo hacen desde el momento en que no son capaces de darnos la oportunidad de poder cobrar lo mismo que el género masculino al imponer condiciones --véase de horarios u horas extras-- que no nos permiten conciliar nuestras familias que, debería recordarse, también suelen ser las familias de los hombres. Las mujeres no elegimos empleos peor retribuidos porque nos perjudique el hecho de ser madres. Por favor, no consintamos que estas barbaridades calen en la sociedad. No perdamos la esencia de nuestras familias, nuestras tradiciones ni nuestras costumbres. Las mujeres sólo queremos tener las mismas oportunidades que los hombres.

Este mes celebramos el día de la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Los hombres nos necesitáis a las mujeres, todavía, para lo esencial en la vida. Las mujeres sólo necesitamos que nos ayudéis a reivindicar que seamos tratadas en igualdad de condiciones.

*María José Mira es secretaria autonómica de Modelo Económico y Financiación de la Generalitat Valenciana.

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