José Luis Torró - Al punto

Compra compulsiva de papel higiénico

«Que no digo que no sea un bien de necesario, no, pero hay ocasiones que se le quiere casi tanto como si fuese papel moneda de curso legal»

Una mujer vuelve de la compra con papel higiénico SAN BERNARDO

Los ingredientes han sido los adecuados para levantar suspicacias, propagar falacias, difundir bulos, amedrentar al personal… Desde el Este de Europa nos seguían llegando los ecos de las bombas putinianas contra la doliente y cada vez mas masacrada Ucrania. Y por aquí el anuncio de una huelga general por parte (y de parte) de los transportistas autónomos tuvo como preámbulo el envío de mensajes que advertían del inmediato desabastecimiento de combustibles y alimentos y recomendaban, con el tono de un buen consejo como el que te daría una cuñada que está enterada de todo, que ya estás tardando en ir a tu supermercado para aprovisionarte y garantizarte viandas, que no se sabe qué va a pasar, pero que los transportistas esta vez no van a tragar con las promesas de Pedro Sánchez , que van a por todas, que están dispuestos a bloquear gasolineras para que tú no puedas repostar, que los lineales de los hípers se quedarán sin existencias…

Y tú, el otro y la otra, el de aquí y la de más allá, que se lo cree a pies juntillas y, como movido por un resorte, de inmediato reenvías el mensaje a toda la parentela, que, a su vez, dejándose contagiar por los nervios reenviará el mensaje. Y ya la tenemos liada. Tú no eres de los que se siente amedrentado porque te las das de enterado. Y sabes que lo que pretenden los camioneros autónomos y pequeñas empresas causará molestias, pero no daños irresolubles. Tú no te dejas impresionar por esos mensajes, pero es el momento en que reparas en que sólo te queda un par de rollos de papel higiénico en el armario del cuarto de baño y decides, ya que tienes que ir al Mercadona, comprar mas papel higiénico , porque que no se va a hacer malo y nunca está de más tener una buena reserva.

Pues sí, se ha repetido la historia. Y la histeria. Y otra vez, por arte de birlibirloque, del impacto de las redes sociales o del contagio emocional , el caso es que se ha agotado el papel higiénico. Que no digo que no sea un bien de necesario, no, pero hay ocasiones que se le quiere casi tanto como si fuese papel moneda de curso legal.

Una mujer vuelve de la compra con papel higiénico SAN BERNARDO

En los años de carestía de todo, el papel higiénico era un bien tan escaso que casi recibía la consideración de artículo de lujo. Quienes no se podían permitir su adquisición, pese a tratarse de un papel con nivel de rugosidad que apenas era inferior al de la lija, y cuya marca única era «El Elefante», recurrían a la reutilización del papel de periódicos. En no pocos lugares públicos, empresas y talleres no faltaba quien procedía a trocear sus páginas a un tamaño equivalente mas o menos al ancho del rollo de papel higiénico. Lo atravesaban de un gancho y lo colgaban en el excusado.

Tal como se han puesto las cosas, lo mismo tenemos que volver a repetir la historia y dar un último uso al papel de periódico ahora que ya no se puede usar como envoltorio de un bocadillo por aquello de las exigencias y garantías sanitarias. Si eso ocurriese, repare el lector que hay algunos periódicos que por su modo de tergiversar más que informar merecen tener un final como ese, bien próximo a las heces humanas. O a las caninas, que tampoco es mal remate para algunas páginas cuya hediondez es pareja a la pestilencia del chucho.

Un papel, apellidado higiénico, que, una vez más y sin que se lleguen a vislumbrar las verdaderas razones de esa querencia por almacenarlo, ha sido objeto de acaparamiento hasta agotar por las existencias por culpa de una inexplicable compra compulsiva.

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