David Martínez - FIL DE VINT

Carne de Cañón

Puig es un político brillante que se equivoca en el caso Carns de Morella

David Martínez
VALENCIA Actualizado: Guardar
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Estoy convencido de que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, es un político brillante. Tiene que serlo, para haber tutelado al mismo Jorge Alarte que le ganó un congreso como secretario general en 2008, atraerse a los seguidores de Leire Pajín para derrotarlo en el siguiente en 2012, laminarlos a continuación, presentarse como la renovación que necesitaba la Comunidad Valenciana -con tres décadas en cargos públicos a sus espaldas-, «ganar» unas elecciones con 23 diputados sobre 99 y poner en su sitio a Mónica Oltra -que jugaba a ser presidenta- con un amago de ruptuta antes de firmar el Acord del Botànic.

Puig es un político brillante que, sin embargo, se equivoca en la gestión del caso Carns de Morella.

Si de verdad no hay ningún problema y la ayuda al matadero que creó como alcalde no busca enjugar sus números rojos, si en serio se trata de potenciar la agricultura ecológica -obviando que el servicio que supuestamente tiene que dar Carns de Morella ya se presta en Mercavalencia-, si la participación accionarial de cargos del PSOE en la firma es testimonial y anecdótica, si todo eso es cierto, Puig debería comparecer ya en las Cortes a petición propia, sin que se lo pida el PP, y demostrar todos estos extremos para desterrar la sombra de la sospecha de la subvención. Porque nadie puede tomar en serio que no tenía «ni idea» de que esa ayuda se iba a conceder a una empresa del municipio del que fue alcalde.

En cambio, Puig ha adoptado el camino contrario. Uno que, incluso en el supuesto de que la ayuda sea totalmente intachable, traslada a la opinión pública el mensaje opuesto. Un camino que le lleva a ponerse nervioso e insultar cuando le preguntan por el caso, a enviar a un tercer espada para dar explicaciones en las Cortes, a poner en marcha el ventilador contra el PP -con la ayuda inestimable de periódicos siempre ávidos de seguir erosionando a cierto pasado del partido, aunque sea a costa de repetir noticias publicadas por otros medios hace más de un año- para intentar desviar la atención, y a sugerir «armisticios» entre bambalinas. Pasos, en fin, que denotan cierto nerviosismo.

Mónica Oltra me parece, también, una política brillante. Pero si de verdad tiene dudas sobre la ayuda a Carns de Morella, como parece que las tiene, quizá debería replantearse si es sano seguir dando la cara por Puig un viernes tras otro en la rueda de prensa del pleno de Consell. O al final podría terminar convertida en carne de cañón.

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