Salvador Sostres - Todo irá bien
Payaso, dicho ya por ellos mismos
Fracasado políticamente, y sin el valor de defender con su vida sus ideales, el independentismo se radicaliza en lo superfluo
El expresidente del Gobierno José María Aznar dijo justo antes de iniciarse el tramo más duro del proceso independentista que «antes que España, se romperá Cataluña». Parafraseando al presidente, era cuestión de tiempo que más que los insultos ajenos, pesaran los insultos que los propios independentistas se dedican. Los que alguna vez se sintieron tentados de llamar 'payasos' a los miembros de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) o calificar sus acciones de 'payasadas', y no lo hicieron por considerarlo poco elegante, o un recurso demasiado fácil, llegaron el sábado al fin de trayecto de comprobar que los propios miembros de la organización han votado literalmente a un payaso, Jordi Pesarrodona, para que sea su presidente. Fracasado políticamente, y sin haber tenido jamás el valor de defender con su vida sus ideales -que es lo mínimo que cabía esperar de alguien que estuviera de verdad dispuesto a romper un Estado como España-, el independentismo se radicaliza en lo superfluo, volviéndose cada día más grotesco y minoritario.
No es la primera vez que las elecciones en la ANC las gana el candidato más estrafalario, como sucedió en 2015, cuando se impuso Liz Castro, una alocada escritora californiana con furores catalanistas. En aquel caso, como previsiblemente sucederá en los próximos días, la ANC desoyó el voto de sus militantes y nombró presidente a Jordi Sànchez. Una asamblea que era capaz de acusar a España de «ser un Estado de baja calidad democrática» por no convocar un referendo ilegal sobre la independencia de Cataluña, decidía luego a dedo quién iba a ser su presidente. No hay duda de que en esta ocasión «lo volveremos a hacer», pero no la independencia, sino saltarse la democracia para nombrar a dedo a su nuevo presidente, que probablemente será la abogada Dolors Feliu, que quedó segunda.
En el caso de Jordi Sànchez, hasta dentro de unas semanas secretario general de Junts, su nombramiento como presidente de la ANC, tras haber quedado el cuarto de cuatro candidatos, fue una operación conjunta de David Madí, que no quería que la organización cayera en manos de Esquerra, y de Jaume Giró, entonces director general de la Fundación La Caixa. Sànchez, amigo de juventud de Madí, accedió al cargo de presidente (no retribuido) sólo cuando se hubo asegurado el sueldo que le procuró Giró, a petición de Madí, a través de una absurda cátedra universitaria pagada con el dinero de la fundación bancaria. Que Sànchez llegara luego a secretario general de Junts no es ajeno a esta vieja amistad con Madí. Que Giró haya llegado a consejero de Economía tampoco es ajeno al viejo agradecimiento que Jordi Sánchez le guardaba.
El payaso Pesarrodona, que se hizo 'famoso' por comparecer ante el juez Marchena disfrazado con una nariz roja, demuestra la inmadurez de un movimiento que se ha quedado sin rumbo y sin ideas, y que vota siempre lo más estridente. Es lo mismo -aunque sin llegar tan lejos en lo obvio- que sucede en Junts con el «independentismo mágico» de Laura Borràs, de largo la preferida entre las bases, aunque cuando ha tenido ocasión de demostrar su rebeldía contra la Ley y el Estado ha acabado siempre obedeciendo y claudicando.
Una encuesta que ayer publicaba 'La Vanguardia' vaticinaba que Salvador Illa volvería a ganar las elecciones autonómicas en Cataluña y que la mayoría independentista pendía de un solo escaño. Mientras los más ingenuos echan el resto con payasos, el «sector negocios» arrambla lo que puede para favorecer a sus amigos. El viernes se dio a conocer oficialmente -tal como publicó en exclusiva ABC hace algunos meses- que el consejero de Economía, Jaume Giró, había rebajado en casi 2 millones de euros las subvenciones a la prensa que no le es afín y que había premiado a sus amigos de los digitales con incrementos de la misma cuantía.
