La CUP envía una carta a Puigdemont recordándole que «es la hora» de que convoque «ya» el referéndum

Va de cartas. Al menos para la CUP. «Es la hora, entonces, presidente, de que no esperemos ni un minuto más, (es la hora) de que convoque el referéndum y que despliegue todo lo que sea necesario para garantizarlo. Nosotros, estaremos ahí».

Los diez diputados de la CUP en el Parlamento de Cataluña han enviado una carta a Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, recordándole que no puede esperar más para fijar la fecha y la pregunta «binaria» de un referéndum secesionista.

La CUP, de esta manera, exige a Puigdemont -que depende de aquellos parlamentariamente- que deje de intentar negociar un referéndum pactado con el Gobierno, pues el «mandato» es, según los diez diputados autonómicos de la CUP, el despliegue de «forma inmediata de la concreción y publicación de la fecha del referéndum».

«Queremos conocer la fecha y la pregunta (del referéndum) ya, presidente», añaden los antisistema en su misiva, que además le recuerdan la fecha limite: «Septiembre de este 2017» para una consulta a la ciudadanía que decida si quiere que Cataluña «se convierta en una República independiente».

Al Gobierno: absténgase de interferir

Así, tras la carta de Puigdemont al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la respuesta de este, Anna Gabriel Sabaté, Carles Riera Albert, Mireia Vehí Cantenys, Eulàlia Reguant Cura, Joan Garriga Quadres, Mireia Boya Busquet, Albert Botran Pahissa, Sergi Saladié Gil, Gabriela Serra Frediani y Benet Salellas Vilar también se dirigen al Gobierno:

«No hay orden constitucional que prevalga desde la imposición de aquellos que transmutaron la dictadura en democracia ''low cost'' y mantuvieron todos y cadauno de los privilegios sociales y económicos usurpados en cuarenta años de silencio forzado. (...) Le trasladamos (al Gobierno) una vez más nuestra firmeza en la decisión de hacer este referéndum (y de ganarlo) y le pedimos que se abstenga de interferir con ataques institucionales y judiciales».

Y advierten de que no obedecerán «ningún orden constitucional», porque solo obedecerán, aseguran, su «terca convicción de poner las urnas» para decidir colectivamente si proclaman «una República» y, tras esta, abren «el proceso constituyente».