Los Castañer miran hacia delante tras la agresión de los CDR

El puñetazo a uno de los «reyes de la alpargata» pone el foco en una empresa catalana que resiste las embestidas del «procés»

La influencer dolores Doll con Luis, Rafael y Anotnio Castañer, de izq.a der. ABC

Miquel Vera

El empresario zapatero Antonio Castañer se dejó la cara esta semana para acceder a los premios Princesa de Girona, celebrados el lunes en Barcelona. El conocido como «rey de la alpargata» fue abordado por los radicales independentistas que cercaron durante horas los accesos al Palacio de Congresos de Cataluña en un fallido intento de entorpecer la –exitosa– puesta de largo de la Princesa Leonor ante la sociedad catalana. Casi una semana después, la familia Castañer reconoce estar completamente abrumada por la repercusión de la imagen de un CDR propinándole un puñetazo a Antonio, uno de los cinco hermanos que de manera consorciada dirigen la marca. Ahora, apuntan a ABC desde la familia, prefieren tomar aire, pasar página y volver a la carga en un otoño que anticipan que será «dulce» para la firma, fundada en 1927 en Banyoles (Gerona).

«No nos dimos cuenta de que nos habíamos metido en la boca del lobo», relató tras los hechos un Antonio Castañer impactado por el «miedo, miedo, miedo» que le despertó la escena protagonizada por unos «energúmenos» que le acecharon a él, a su esposa y a su hermano durante unos minutos que se les hicieron eternos. La escena fue dantesca. Patadas, escupitajos, puñetazos y «los insultos más graves que uno pueda imaginar», contó entristecido el empresario en los micrófonos de COPE. «Se me ha quedado grabada la rabia que tiene la gente dentro, es indescriptible, impresionante», añadió este zapatero que presume de ser un catalán «de ocho apellidos».

Escoltados

Afortunadamente, la escena acabó sin mayores daños y con la familia de empresarios – respetados en el mundo de la moda a nivel internacional y ligados a la Casa Real desde hace años– entrando al acto de los Reyes por una puerta lateral y escoltados por los Mossos.

Quienes les conocen de cerca describen a ABC esta saga como gente «buena, trabajadora y amable», que con discreción han logrado aupar su marca hasta posicionarla en el mercado global . A diferencia de otras firmas catalanas, como los joyeros Tous, estos artesanos que han elevado el esparto a la categoría de material de lujo prefieren centrarse en su empresa y mantener un perfil social bajo, que les ha permitido también, hasta la pasada semana, mantenerse alejados de las polémicas, la política y el «procés».

Desde el siglo XVIII

Los Castañer participaron en el acto de la Fundación Princesa de Girona como representantes de una compañía cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, cuando nació Rafael Castañer, el primer alpargatero del clan. Varias generaciones después, los primos Luis y Tomás decidieron asentar la tradición familiar creando el primer taller de la marca. Años más tarde, el negocio fue incautado por la República para fabricar calzado para el frente de la Guerra Civil. Finalmente, la firma volvió a manos de sus fundadores, aunque en su momento más delicado. La expansión de la industria, la despoblación de los campos catalanes y las nuevas técnicas y modas dejaron las alpargatas como una pieza arcaica, que languidecía dejando el negocio al borde de la desaparición.

No obstante, la llegada de una nueva generación de estos «artesanos del esparto» permitió revitalizar la casa a partir de los años 60. Así, Lorenzo Castañer y su esposa, Isabel, tomaron las riendas de la firma con la intención de «reinventarla ». Con ellos, llegó el color a las alpargatas, que dejaron de verse como un símbolo «campesino» para estrechar lazos con la cultura mediterránea, de mar, costa, arena y salitre.

La edad de oro

Las calas de la Costa Brava, que vivió en los 60 una edad de oro con la llegada de los primeros turistas, sirvió de marco e inspiración para la nueva era. Poco a poco, intelectuales, artistas y actores incorporaron estos zapatos a su vestuario hasta que, en 1970, Isabel y Lorenzo conocieron al mítico diseñador Yves Saint Laurent en una feria de París. En un gesto de genialidad , el modisto francés lanzó un reto a la pareja: una alpargata con cuña. Estos, aceptaron el reto. «Si la quiere, la tendrá», repiten en la familia cuando rememoran un encuentro anecdótico que catapultó a su firma a la cumbre de la moda internacional.

Desde entonces, Castañer se ha convertido en una enseña de alcance global dirigida por tres hermanos –dos se dedican a la dirección, otro a la línea creativa y una cuarta, Cristina, dirige la tienda de la firma en Barcelona–. Asimismo, la marca ha convertido en habitual su presencia en las colecciones más celebradas temporada tras temporada, seduce a instagramers, estrellas de Hollywood y royals de toda Europa, como la Duquesa de Cambridge y la Duquesa de Sussex –Kate Middleton y Meghan Markle, respectivamente–. Tampoco la Reina Letizia y sus hijas se despegan durante sus estancias en Mallorca de sus «castañer», una marca, para disgusto de sus propietarios, tocada por el «procés».

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