Ca La Rotllada
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Ocio-BarcelonaCinco locales en el campo catalán que debes visitar

Algunos planazos para disfrutar de un fin de semana alejados del tráfico y más cerca del cauce de un río o de la naturaleza

BARCELONA Actualizado: Guardar
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  1. Phoenicurus

    Los fundamentos de la permacultura
    Los fundamentos de la permacultura - ABC

    El término permacultura hace referencia a una cultura permanente. Es una filosofía que cada vez adquiere más seguidores en Cataluña, pero también en todo el resto de España (y del mundo). El «movimiento», que inició en Australia en los años 70, no es una religión cerrada y la historia se sigue escribiendo. Quienes siguen esta filosofía están cada día intentando llevar una vida en la que su existencia no perjudique al medio ambiente, sino que se vuelva parte de él. Phoenicurus está en Cardedeu, a 45 minutos de Barcelona, y aunque no es el proyecto de permacultura más cercano a la ciudad (Can Masdeu lo es, un antiguo hospital ocupado en Collserola), es también digno de visitar. Gisela y Mark, como casi todos los que promulgan la permacultura, ofrecen también cursos y paseos por su espacio y además ayudan a diseñar y planear otros espacios. Algunos otros proyectos de Permacultura en Cataluña son Mas Franch, en Sant Feliu de Palleros; Permacultura Montsant, en la carretera de Reus a Arbolí; Boodaville Project, en el Teruel; así como Cal Cagall, en donde se edita la revista www.ecohabitar.org.

  2. Ca La Rotllada

    Ca La Rotllada
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    Se piensa que para tener una doble residencia o disfrutar del campo se necesita tener «pueblo» o tener mucho dinero. Ca la Rotllada, a un costado del poblado de Cantonigrós (cerca de Vic), es el ejemplo de que no es verdad. Esta masía del siglo XIV, que fuera anteriormente un hostal, parada obligatoria de comerciantes de Vic a Olot durante muchos años, fue reconvertida en ocho viviendas totalmente equipadas recientemente. Se alquila por un precio súper razonable (100 euros la noche por un piso de dos habitaciones, cocina equipada, chimenea y una vista espectacular en la puerta, por ejemplo). Se pueden dar paseos al amanecer por la altiplanicie del Collsacabra, se puede simplemente escuchar el arroyo que pasa a un costado y los árboles moverse con el viento, por horas y horas, y se puede charlar a la luz de la chimenea hasta el amanecer. Tienen servicio de restaurante, a petición de los clientes (33 euros, un menú degustación inolvidable). Lugar ideal para visitar con niños o en familia. El mejor regalo es volver a casa y darse cuenta que nunca se encendió la televisión del pequeño salón. ¿Hay algo mejor que eso? Sí, aprovechar la visita para comer en el reconocido Ca l’Ignasi y su versión más económica, Ca la Laia, en el pueblo vecino. Para menús de mediodía, Cal Carreter es excepcional.

  3. Caseta de Palla

    El equipo de la Caseta de Palla, ofreciendo un curso
    El equipo de la Caseta de Palla, ofreciendo un curso - ABC

    Así como la permacultura, la bioconstrucción es una filosofía que ha ido adquiriendo cada vez más seguidores en todo Europa. Principalmente se ha ido permeando del norte hacia el resto. Lo curioso es que muchas veces recurre a técnicas que siguen utilizándose en el sur (no del continente, sino del mundo: África, Latinoamérica, Oceanía), pero que, a primera vista, en Europa podrían ser arcaicas. La bioconstrucción, más que ser un proyecto que englobe todo o que busque ser una forma de vida, se trata de un modelo de construcción basado en los productos naturales. Utiliza la tierra y lo que se puede encontrar en la naturaleza, sin el uso de energía que no sea natural (el sol), para su cocción (por ejemplo). Se inspira en los animales, como los pájaros, y las construcciones de sus nidos de adobe u otros materiales. Al parecer, los animales no eran tan poco civilizados. Caseta de Palla está ubicado en Lleida y es uno de los primeros proyectos que Arnau Bujons, un joven arquitecto interesado por la bioconstrucción, ha realizado. Abierto a aprender, ofrece también cursos acerca de la «biología» de la construcción. ¡Genial plan familiar pasar un fin de semana aprendiendo más acerca de este tema! «Tenemos el derecho y el deber de crear el mundo en el que queremos vivir», escribe Bujons en su blog. La escuela Orígens también ofrece talleres sobre bioconstrucción en Les Planes d’Hostoles, en Girona.

  4. Espai Gardenyes

    Espai Gardenyes
    Espai Gardenyes - ABC

    La primera vez que llegué a Europa y vi los pequeños huertos urbanos que había en las afueras de las ciudades en Alemania o en los Países Bajos pensé que, como en México, aquí también había pobreza y chabolas. Porque, muchas veces, los barrios marginales de México son parecidos: casas diminutas y un huerto alrededor. Después me dijeron que se trataba de huertos urbanos. En Barcelona también hay unos cuantos, aunque no se haya adiestrado la mirada para buscarlos. La gente de la ciudad decide utilizar sus fines de semana, su tiempo libre, para hacer lo que la gente «pobre» en México hace cada día, trabajar el campo. Es inaudito. País de tercer mundo, dicen. Hay grupos de Facebook de gente preguntando cosas que los campesinos mexicanos llevan sabiendo hace generaciones. Para los interesados, hay pocas satisfacciones tan genuinas como consumir los alimentos que uno ha plantado. Del sabor y su valor nutricional, ya ni hablar.Y sí, no están exactamente en el campo, pero es lo más cercano al campo dentro de la ciudad. Las ventajas para la salud de tener un huerto, en la ciudad o fuera de ella, son infinitas. ¿Económicas?, sí, también. ¿Para la familia? Hay pocas actividades tan exitosas para unir a miembros desconectados de la familia que el contacto con la naturaleza (la de uno mismo y la de lo que nos rodea y alimenta). Una opción para visitar y conocer en un fin de semana es Espai Gardenyes, en Sarrià, por ejemplo. También lo es Can Clos, en Montjuïc, del lado L‘Hospitalet, y muchas parcelas más que no dejan de incrementar en porcentajes elevados a lo largo y ancho de la ciudad. Algunos otros ejemplos: Pedralbes, Can Peguera, el de la Trinitat, el huerto de Can Cadena, y muchos más.

  5. Can Solivera

    Harry, de Can Solivera
    Harry, de Can Solivera - ABC

    Este espacio dedicado al cultivo de la oliva, así como a la comercialización de sus productos, fue creado por una familia de Holanda que vino a España en la década de los ochenta para establecerse en esta tierras, buscando mejores aires, vecinos y clima. Lo encontraron en esta finca del Ampurdán y se quedaron. No solamente se quedaron, sino que comenzaron a plantar olivas, extintas del terreno, aunque originarias de la zona. Ahora Can Solivera, además de producir sus propias olivas, compra oliva de otros territorios de España y comercializa sus productos en varios países, principalmente los Países Bajos. ¿Por qué es interesante visitar este espacio? Porque el amor por la tierra y el cariño de los dueños de Can Solivera han hecho que reviva toda una tradición en la zona (parte de sus aceites se muelen con molino de piedra) y surjan nuevos productos (mezclas de diversas olivas, por ejemplo). Su aceite es uno de los favoritos del Celler de Can Roca, entre otros reconocidos restaurantes. ¿Por qué se debe visitar este espacio? Porque es un gran ejemplo para dejar el curro en la oficina de nueve a nueve y empezar a hacer lo que siempre se ha querido hacer, vivir la vida. No hace falta emigrar a Alemania o Suecia para hacerlo. Otro proyecto similar que visitar, Lo Paller del Coc.

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