El año musical en Cataluña: síntomas de recuperación en la clásica

El XX aniversario de la reapertura del Liceo ha sido uno de los hitos de la temporada

El Liceo celebró el XX aniversario de su reapertura con una nueva producción de «Turandot» A. BOFILL

Pep Gorgori

Este 2019 deja en las instituciones musicales catalanas una cantidad de cambios y de nombramientos sin precedentes desde el inicio de la crisis económica, once años atrás. Atribuirlos a la bonanza económica sería poco menos que temerario, pero la mayoría de ellos sí que indican, por lo menos, una cierta confianza en el futuro.

El Auditorio de Barcelona es el equipamiento donde más se está notando el inicio de una nueva etapa. Tras el nombramiento de Robert Brufau como director, la casa está viviendo una reestructuración que llevaba años pendiente. Una de las primeras consecuencias visible fue el cese del anterior gerente, Jordi Tort, sin previo aviso, a finales de julio. En su día, Tort había disputado a Brufau el puesto de máxima responsabilidad, y los proyectos de ambos no acababan de encajar. En su lugar se ha escogido a Isabel Balliu, gestora con currículum impecable en el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) y un perfil más estrictamente gerencial que el de Tort, que participaba también en la toma de decisiones artísticas y tenía una presencia notable en la actividad comunicativa de la institución.

Ya a finales de año, se ha optado por cubrir una plaza que llevaba vacante desde 2017, la de director técnico de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña (OBC). Será Joan Cortés quien ocupe este lugar clave para el funcionamiento de esta formación que reside de manera estable en el Auditorio y ocupa al mismo tiempo la mayor parte de su agenda y de sus presupuestos. Hasta ahora, Cortés ha desarrollado la misma responsabilidad en la Orquesta Sinfónica del Vallés y previamente trabajó en Australia y Nueva Zelanda.

Mientras tanto, el Liceo anunció a principios de año que el relevo de su directora artística, Christina Scheppelmann, sería Victor García de Gomar, hasta ahora adjunto a la dirección del Palau de la Música Catalana. De Gomar asumió el cargo el pasado mes de septiembre gestionando la herencia de su predecesora. Habrá que esperar a la presentación de la próxima temporada para empezar a atisbar sus líneas de trabajo.

El lugar de De Gomar en el Palau lo ha ocupado Mercedes Conde, que durante varios años trabajó en la misma institución como directora de la Revista Musical Catalana. En su caso, al tratarse de una persona previamente integrada en el equipo, cabe suponer que su línea será de continuidad para consolidar un proyecto que ha permitido al Palau de la Música renacer tras la crisis generada por el caso de corrupción de Fèlix Millet.

Precisamente este año se han cumplido diez desde el registro policial del Palau, y la institución ha sacado pecho produciendo incluso un documental que emitió TV3 en el que se destaca la tarea de saneamiento llevaba a cabo desde entonces.

A nivel artístico, 2019 deja una serie de hitos destacables. En primer lugar, el Liceo se ha volcado en celebrar el vigésimo aniversario de la reapertura tras el incendio de 1994, y lo ha hecho anotándose un rotundo éxito con la nueva producción de Turandot que abrió la temporada. A ello hay que añadir el primer estreno absoluto en mucho tiempo, la ópera L’enigma di Lea, de Benet Casablancas con libreto de Rafael Argullol.

La presencia del compositor Phillip Glass en el Palau de la Música y del director Kent Nagano al frente de la OBC fueron otros dos momentos destacados del año, junto con la despedida de Zubin Mehta, la participación del Orfeó Català en los Proms de Londres y el inicio de la integral de sinfonías de Beethoven en el Auditorio con Jordi Savall a la dirección. La muerte, en enero, del compositor Joan Guinjoan fue una de las noticias tristes.

Convulsiones políticas

Las convulsiones de la política dejaron también huella en la actividad de la música clásica en Barcelona. Liceo y Auditorio tuvieron que cancelar una función cada uno a causa de las protestas posteriores a la sentencia por los hechos del 1 de octubre de 2017.

El más afectado, con todo, fue el Palau de la Música: su cercanía a la Vía Layetana y, por tanto, al epicentro de muchos de los altercados, le pasó factura y tuvo que cancelar incluso el concierto inaugural de la temporada. Eso no obstó, con todo, para que el tradicional concierto de San Esteban se convirtiese, un año más, en una defensa de la independencia con pancartas a favor de Tsunami Democràtic .

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