Marta Mathéu: como una ola

La soprano impresiona en un recital a las puertas de su esperada 'Norma' en el Liceo

Mathéu, en una imagen promocional ABC

Pep Gorgori

Necesitaba un concierto así. Los críticos -por mucho que cueste creerlo- también somos personas, y el humor con que llegamos a los auditorios también influye en nuestra percepción de la música, como en la del resto del público. Nuestra profesión nos enseña a dejar en la consigna el ruido que traemos de la calle para podernos centrar en lo puramente artístico, pero no siempre lo logramos del todo. Y yo, debo admitirlo, ese día necesitaba un concierto así, tras varias jornadas en medio de la polémica entre el tenor Roberto Alagna y el Liceo.   Necesitaba un concierto así, que me recordase con pruebas contundentes que sigue habiendo músicos que ponen por encima de todo la música. Sinceros, honrados y entregados, que disfrutan de subir al escenario. Marta Mathéu y Francisco Poyato dieron una lección en este sentido.

El recital se dividió en dos bloques. Por una parte, obras de Toldrà y las 'Cinco canciones negras' de Montsalvatge, un repertorio bien conocido por Mathéu, que lo ha abordado en incontables ocasiones. Por otra, una selección de la colección 'Myrten' de Schumann, que la soprano debutaba en un escenario. Conviene detenerse en este detalle, para celebrar que la Schubertíada, no solamente en su programación en Vilabertrán sino también en Barcelona, apoye al talento local de manera decidida. No es de recibo, a estas alturas, pedir a nuestros cantantes que aborden solamente el gran repertorio de autores nacionales. Queremos escucharles también con el gran repertorio internacional, y cada vez es más frecuente lograrlo. Que Mathéu no haya tenido ocasión hasta ahora de cantarnos su versión de 'Myrten' debe movernos a la reflexión, pero sobre todo a la alegría, porque se encuentra en un momento pletórico, a las puertas de sorprender gratamente con su 'Norma' en el Liceo, y su voz ha encontrado unos colores, unos matices y una potencia que la sitúan definitivamente como un referente del canto lírico en nuestro país. A su lado, Francisco Poyato exhibió una vez más buen gusto y excelente habilidad para acompañar cantantes. Se trata de un pianista de absoluta referencia en lo que a lied se refiere.

La sintonía entre ambos hizo evidente desde la primera canción de la colección, 'Widmung', en que los versos «Tú eres el reposo, tú eres la paz» se tiñeros de oscuro para transmitir esa emoción tan propia del enamoramiento romántico que transmite la obra de Schumann. En el otro extremo, la claridad etérea de momentos como el final de 'Hochländisches Wiegenlied', ese «komm zurück» que acaba en un pianissimo agudo y precioso.

Con todo, al estar debutando el repertorio de Schumann, Mathéu no se mostró tan segura como después estuvo en un Toldrà delicioso y, sobre todo, con unas 'Canciones negras' simplemente memorables. Mathéu sacó ahí a relucir toda su paleta de recursos, al servicio de una música excepcional, que debería programarse más y más. Desde la ligereza del 'Punto de habanera' hasta el simbolismo oscuro de 'Chévere', Mathéu dio una lección magistral y demostró una vez más tener un bellísimo instrumento que usa a su antojo. Su energía hace que en el escenario sea como una ola que lo inunda todo. El pegadizo 'Canto negro', con una versión que llevó al extremo los ritmos cubanos, fue el colofón de una velada que habría merecido una sala bastante más llena.

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