La Mercè más madrileña

Carmena pide durante el pregón diálogo y unión entre ambas ciudades mientras Colau sigue guiñando al independentismo

Carmena, este viernes en el Saló de Cent ORIOL CAMPUZANO

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«¡Hablemos! Parlem!» clamó la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena esta tarde durante el pregón de la fiesta mayor de Barcelona, La Mercè. Con un discurso muy sentido en el que quiso recordar los dos años de su vida que pasó durante los años sesenta en la capital catalana, la jueza emérita volvió a hacer política, aunque de manera simbólica, para reivindicar el diálogo desde una tierra, Barcelona y Cataluña, de la que confesó ser una «enamorada irreversible».

Desde el Saló de Cent del Consistorio y al lado de su amiga, la alcaldesa Ada Colau, Carmena se aprovechó, en un llamamiento velado a los líderes políticos, para remarcar que «hablar, escuchar son verbos que describen la esencia de la democracia. Esa democracia que nos trajo la libertad y que no podemos dejar de mimar y cuidar como cuidamos a los nuestros».

«Hay que hacerlo con interés, con respeto y con respeto a nuestras normas y reglas», insistió durante su intervención, en la que también reiteró que «hablar y escuchar, esa y no otra, es la identidad de esta ciudad siempre deseada y deseable ». Por eso, pidió que la capital catalana se abra «al mar de las olas desordenadas que se levantan en tiempos de tormentas» y también clamó por «unir como sea, y para siempre» Barcelona y Madrid.

Más allá de esto, Carmena se deshizo en elogios hacia la capital catalana : profesó su admiración por una ciudad que ya en 1966, cuando ella vivió allí, « ya era emprededora y progresista », piropeó el catalán (y se animó a usarlo de arrancada) por ser un «rico idioma» y reveló envidiar el liderazgo ecológico de la capital catalana –liderazgo que llevará, por cierto, a Colau a desplazarse a Nueva York y estar ausente en la ciudad el martes, precisamente el día de la patrona–.

«Diálogo: práctica política»

Previamente, Colau se mostró «profundamente agradecida» con la aceptación de Carmena de leer el pregón, «con quien compartimos tantísimos valores». «Cuando la política era tan incapaz de hablar resulta que los pueblos hicimos cosas juntos. Demostramos que las cosas eran posibles. Gracias por hacer del diálogo una práctica política », le reconoció.

La actualidad política, era previsible, volvió a marcar ayer la actividad en el Ayuntamiento. «Hoy no hablaremos de actualidad y de política institucional», espetó Colau nada más iniciarse el acto oficial para acto seguido, y contradiciéndose, hacer mención «a la triste ausencia del concejal Quim Forn», encarcelado por el 1-O. La alcaldesa también tuvo recuerdo para los Jordis –Cuixart y Sánchez, responsables de las entidades independentistas Òmnium Cultural y ANC– que ayer justo hace dos años lideraron las movilizaciones ante la sede de la consejería de Economía por las que ambos acabaron en prisión.

«La democracia es el diálogo no con los iguales a ti, si no con los diferentes. No podemos perder nunca la empatía ni los mínimos. Por eso lamento la ausencia de Forn », insistió, lo que despertó algunos aplausos. Colau pidió, una vez más, que el conflicto salga de los tribunales y se traslade a la política. También agradeció el trabajo a Open Arms –cuyos líderes estuvieron a primera fila del acto– y a las nuevas generaciones que están liderando la lucha contra la emergencia climático. Tras ello, ya sí, Colau invitó «a todos, pequeños y grandes, a jugar, bailar, colaborar, amar, ayudaos unos a otros y disfrutar de La Mercè ".

Otro acto politizado

El pregón llenó un Saló de Cent al que acudieron, entre otras personalidades, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y la delegada del gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, y en el que hubo menos tensión que hace tres meses, cuando durante la constitución de la nueva corporación municipal se escucharon gritos de «llibertat presos polítics» y «Colau ets un frau». El grupo municipal de JpC colocó, como hace habitualmente en los actos oficiales, una imagen de Forn en su silla vacía.

Fuera, en la plaza Sant Jaume, se siguió el pregón y cuando Carmena y Colau se asomaron al balcón hubo aplausos junto a algún silbido y gritos de «Llibertat, presos polítics».También desde el tejado de un edifico de la plaza se desplegó una pancarta que pedía la liberación de los presos, todo ello mientras los trabucaires daban inicio a las fiestas con sus tiros al aire y los gegants salían a bailar. La Mercè, un año más, queda empañada por el independentismo.

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