Pablo Nuevo - Tribuna abierta

Vientres de alquiler y coherencia política

Intentar convertir al PP en un partido simpático, de centro derecha liberal y laico como es Ciudadanos, sería una idea interesante... de no existir Ciudadanos

Pablo Nuevo
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La semana pasada se votó en la Asamblea de Madrid una proposición no de ley instando al Gobierno de la Nación a regular la maternidad subrogada, también denominada «vientres de alquiler». La proposición, presentada por Ciudadanos y que contaba con el apoyo del Partido Popular y la oposición de Podemos y PSOE, no salió adelante porque tres diputados populares rechazaron apoyar esta práctica.

De entrada, sorprende que únicamente tres diputados populares tuvieran problemas para aceptar la regulación de los vientres de alquiler. En primer término porque se trata de una práctica que se aleja de lo que -al menos en teoría y en sus programas electorales- ha venido defendiendo el PP. Además, a finales de la legislatura pasada el PP votó en el Congreso en contra de regular esta práctica, de modo que lo mínimo que habría que esperar de una formación política seria es cierta coherencia en sus planteamientos, o cuando menos un debate razonado que explicara a la ciudadanía el motivo de cambio de opinión.

En tercer lugar, apoyando la maternidad subrogada el PP se aleja de lo aprobado por el Grupo Popular en la Resolución del Parlamento Europeo, de 17 de diciembre de 2015, sobre el Informe anual sobre los derechos humanos y la democracia en el mundo que expresamente condena la práctica de la gestación por sustitución por considerar «que es contraria a la dignidad humana de la mujer, ya que su cuerpo y sus funciones reproductivas se utilizan como una materia prima».

Es cierto que Cristina Cifuentes está intentando proyectar una imagen de «centrismo» y modernidad que le permitan aparecer ante la opinión pública como alguien capaz de renovar el Partido Popular, convirtiéndole de nuevo en un partido capaz de atraer el voto joven y urbano, más secularizado y por tanto dispuesto a apoyar una derecha alejada del humanismo cristiano. No obstante, y más allá de las importantes reservas éticas que plantea la regulación de los vientres de alquiler, en mi opinión se trata de una decisión de corto alcance.

Intentar convertir al PP en un partido simpático, de centro derecha liberal y laico como es Ciudadanos, sería una idea interesante... de no existir Ciudadanos. Una máxima de la estrategia electoral es que entre el original y la copia el elector siempre prefiere el original, sobre todo cuando aún no se le conocen casos de corrupción y puede comparecer ante la opinión pública como un partido honrado. Además, cuando se le achaca al Gobierno del PP insensibilidad social e indiferencia frente a la suerte de los más desfavorecidos querer mejorar la imagen del partido por vía de legalizar «la utilización del cuerpo con fines financieros o de otro tipo, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo» (como señala la Resolución del Parlamento Europeo) no deja de ser un contrasentido: para no ser un partido centrado sólo en la macroeconomía se propone convertir en objeto de comercio el cuerpo de la mujer.

Según fuentes del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid los diputados díscolos serán sancionados por romper la disciplina de voto. Y esta es la tercera de las incoherencias del PP de Cifuentes: para llevar al PP a la tan celebrada «nueva política» usa la férrea disciplina que ha hecho que los políticos estén más pendientes de agradar al líder que de responder ante sus electores.

Evidentemente los cambios sociológicos de los últimos lustros obligan a un replanteamiento de los principios y valores del centro derecha, y quienes se reconocen en el humanismo cristiano deben aceptar que ese cambio cultural tenga incidencia en los posicionamientos del partido. Pero si el PP no quiere desconectar por completo de su base social deberá afrontar este replanteamiento tras una discusión pública que culmine en acuerdos formales, y permitiendo que en estos temas en los que está en juego la imagen del ser humano que protegen las leyes sus diputados puedan votar en conciencia.

De lo contrario, el PP corre el riesgo de ser un partido capaz de cambiar todo tipo de principios para quedar bien ante el electorado, según las modas imperantes. Y si sobre esa base no es fácil construir una mayoría electoral, resulta imposible articular un proyecto político para España.

Pablo Nuevo es Abogado y Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Abat Oliba CEU.

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