Política de vivienda en barcelona

Hay una filosofía entre los defensores de las políticas dofestales que apunta a que la mejor prevención de los incendios es la que se hace en invierno. Y tienen razón.

Si aplicamos esta filosofía a la gestión municipal deberíamos convenir que la mejor política de vivienda es la que se hace cuando la oferta de estas supera a la demanda. Por el contrario, estamos asistiendo, en los últimos años, a una falta de ideas, de ambición y de relato en los temas municipales sobre la política de vivienda en la ciudad de Barcelona y de su Área Metropolitana que nos lleva a ver como el mercado intenta paliar el gran problema de la falta de viviendas asequibles tanto en régimen de venta, como de alquiler, haciendo ofertas vergonzantes como las habitaciones colmenas.

Aún recuerdo el día en que la ministra María Antonia Trujillo, en la inauguración del salón del Meeting Point, en la que yo le acompañaba en mi condición de alcalde de Hospitalet de Llobregat hizo aquel anuncio de los pisos de 30 metros cuadrados. Los allí presentes pusimos una cara de estupor.

Pues bien, si el Ayuntamiento de Barcelona y los de su Área Metropolitana continúan sin ser capaces de tener un proyecto en clave metropolitano de impulsar un parque de viviendas públicas, sobre todo en régimen de alquiler social, el mercado que es eficaz, pero no tiene alma, intentará ocupar este espacio de una demanda creciente y, en muchos casos, angustiosa para lanzar propuestas como las habitaciones colmenas que hemos visto estos días.

Se me puede decir que el Ayuntamiento ya ha expresado su oposición, faltaría más. Pero la demanda de pisos, sobre todo para los jóvenes, continuará estando ahí, mientras el Ayuntamiento de Barcelona y su alcaldes, con Ada Colau a la cabeza, en lugar de tantos discursos retóricos, deberían de ser capaces de hacer una gestión de anticipación a los problemas y no quedarse solo en palabrería y echar la culpa a los demás.

Al final, la propuesta de la ministra Trujillo la acabaremos reivindicando.